Vecinos de Barranco Amarillo denuncian contaminación de planta secadora de luga
Llevan años viviendo esta situación, pero, al no encontrar ninguna solución de parte de las autoridades a las que han recurrido, decidieron hacerlo público.
Quizás porque la contaminación que viven es diferente a la de otros lugares, no tan peligrosa, pero sí molesta. En la entrada de Barranco Amarillo funciona una planta secadora de luga, un alga marina que se aloja en roqueríos submarinos y que, al procesarla, emite un humo que es apreciable desde distintos puntos del sector, dada la altura de la chimenea. A primera vista, pareciera no ser más que un vapor que se difumina rápidamente, pero son las casas cercanas las que deben soportar la caída de residuos que manchan las viviendas, dejan restos de luga procesada (similares a un plástico) y el mal olor.
La presidenta de la Junta de Vecinos de Barranco Amarillo Ana Díaz, junto a Alejandro Campos y Nury Buzolic, cuentan con un amplio registro fotográfico y en video de toda esta situación, que han exhibido a las autoridades sin que puedan contar aún con una solución.
“El filtro que tiene la planta parece que no está funcionando muy bien porque está botando mucho residuo, muy grandes. Esta planta ya tiene cerca de veinte años, hay una en Barranco Amarillo y otra en Río Seco. Funciona de agosto a diciembre, hemos hecho denuncias a Medio Ambiente, a la Superintendencia, y la última vez ni siquiera nos contestaron. Al municipio igual y tampoco pasó nada, hicieron una inspección solamente”, declaró la presidenta de la junta vecinal.
Alejandro Campos añadió: “Vivo once años en el sector y con la descarga de vapores salen residuos sólidos que puedes encontrar en los parques, como hojas, restos de algas que no tendrían por qué ser eliminadas de esa forma. Esto, una vez que sale de la chimenea, queda particulado y se quedan pegados en las ventanas de las casas y los autos. Esta es una empresa española, me parece y nunca ha habido una buena recepción y tampoco tienen una responsabilidad social empresarial con el sector, que ya no es rural, es urbano”, recalca Campos, a lo que la presidenta de la junta de vecinos agregó que “aquí ya hay viviendo más de mil familias, porque está el condominio, la población nueva, una villa que se entregó hace tres años”.
Este crecimiento de la población del sector es el que ha hecho que el problema sea mayor. Pero han pasado los años y aunque en su momento protestaron, al no tener respuesta, se resignaron, hasta que se volvió insoportable la molestia por la caída de estos residuos. “Estas empresas no han tenido una presión de parte de las autoridades para que tomen medidas. No es que no puedan trabajar, pero sí ajustar las medidas de eliminación de sus productos. Tuvimos un contacto al principio con la empresa, pero como fuimos un par de personas no teníamos peso. Y lo otro es que no tienen responsabilidad social empresarial, hoy en día las empresas grandes tienen un contacto con la comunidad cercana, pero esta empresa jamás se ha acercado”, criticaron Campos y Ana Díaz, quien añadió que “la empresa además está botando agua tras el secado de la luga, y en invierno eso se congela y no se puede tramitar por la subida”. Campos recordó que “queda un planchón de al menos treinta metros, producto del agua que eliminan”.
Otro problema que están comenzando a vivir en Barranco Amarillo es con una salmonera “por la cantidad de tráfico de camiones y ellos ya tienen autorización del Serviu para que puedan ampliar su entrada de vehículos”, claro que esa es otra lucha que darán en su momento, porque por ahora, es la molestia de la empresa de tratamiento de la luga lo que más los inquieta.