Necrológicas

Contradicciones Turísticas

Por Emilio Boccazzi Campos Lunes 14 de Noviembre del 2022

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Estas últimas dos semanas, con el inicio del mes de noviembre, la actividad turística chilena y, en particular, la de Magallanes ha dado noticias, muy positivas y también muy negativas.

Nos iremos primero por las cosas positivas, que me parece que si se dimensionan (no sólo en el discurso, sino que en la acción verdadera) puede gatillar un círculo virtuoso.

Durante estos últimos días, el Grupo Dap y su empresa filial Antártica 21 han sido distinguidos por cuarta vez durante la 5ta versión del Programa “Mejores Empresas Chilenas” que promueve Deloitte, Banco Santander y la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez como una de las 33 empresas chilenas más destacadas. 

Cuando se analiza el rubro en el que operan, que es la aeronavegación, especialmente uniendo los puntos más distantes y apartados de nuestra región (lo que cumple un rol social innegable), en integración con las ciudades de Ushuaia y Calafate estableciendo las “rutas internacionales” más australes del mundo y, quizás, lo más relevante y estratégico y que la pone en el circuito mundial, como lo es el ciclo combinado de transporte aéreo a la Antártica y embarque marítimo en sus especializadas embarcaciones que hacen el recorrido por la Península Antártica, generando una pionera forma de hacer turismo antártico. Y todo esto, con capacidades y capitales de magallánicos.

Hace pocos días la empresa inicial del holding como lo es Aerovías Dap, ha cumplido 42 años de operación en la región y 33 años desde su primer vuelo a la Antártica en el año 1989.

Otra noticia positiva que ha marcado la agenda de los últimos días ha sido la distinción que ha tenido Chile en la entrega de los premios “World Travel Awards”, algo así como los “Oscar del Turismo” , donde se han obtenido el “Mejor destino de Turismo Aventura” (por octavo año consecutivo), el “Mejor Destino Romántico” (por quinta vez, por el Desierto de Atacama) y “Mejor destino de Sudamérica” (por segunda vez).

Estos estímulos, que debieran ser un aliciente para hacer las cosas mejor y entender de una vez por todas, que el Estado de Chile debe generar una estrategia y, consecuente con lo anterior, un plan sistemático de inversiones y de inyección de recursos para sostener la actividad turística y apostar a que esta actividad tenga aún un mayor impacto en la empleabilidad y, en la redistribución, pues el turismo como pocas otras actividades genera una diversificación e impacta a distintas escalas de servicios (taxis, uber, renta-car, hotelería y alojamiento, servicios especializados, guías, entretención, gastronomía, artesanía, etc., etc., etc).

Toda esta andanada de cosas positivas en materia de distinciones país y de distinción de empresas regionales choca con el paro de guardaparques en los Parques Nacionales y Areas Protegidas, el que ya se encuentra de lleno en su segunda semana de conflicto. Esto es particularmente grave para Magallanes y para Chile, pues después de las últimas 3 temporadas casi inexistentes en materia turística (por la pandemia mundial), este 2022-2023 es vital para la recuperación de la golpeada Industria turística magallánica y chilena.

Si reconocemos que el pilar esencial que sostiene el movimiento turístico en Magallanes se da en el Parque Nacional Torres del Paine, el asunto es de la mayor importancia, y se debiera esperar que el gobierno actúe con prontitud para destrabar el conflicto con los trabajadores turísticos, como significan los guardaparques que reclaman mejores condiciones laborales y mejora en sus ingresos y beneficios. “Estirar el chicle” sería la peor estrategia para intentar “desgastar” a los movilizados. Con esto sólo se provocará más daño a la actividad turística en su conjunto.

La ocasión de conflicto es propicia para revisar la inversión o reinversión que efectúa la Conaf en la Región de Magallanes y Antártica Chilena y, en general, el Estado de Chile, para afianzar definitivamente la actividad turística y de experiencias en la Patagonia, en especial en nuestro diverso y extenso territorio. Con esto, me refiero a diversificar la oferta (no sólo depender casi monopólicamente con la actuación del Parque Nacional), e invertir en el sur de la Provincia de Magallanes (sector de Fuerte Bulnes-San Juan-Monte Tarn-Ruta Cabo Froward) donde no hay presencia estatal ni menos de la Conaf como entidad conservacionista y de preservación (y donde existen bosques de canelos, de lengas, coigües y ñirres en extensión y densidad en la punta más meridional de América continental).

En la Tierra del Fuego y Navarino, la presencia institucional y los planes de desarrollo son aún “más franciscanos”. A veces los conflictos traen la oportunidad de no sólo resolver la demanda o lo visible, sino que levantar la cabeza, razonar y definir una estrategia de trabajo e inversión sostenible. Magallanes y Chile lo necesitan. No nos nublemos con los premios, sino que trabajemos más, para consolidar la conservación y la actividad turística.

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