Necrológicas

Parque Omora y los pequeños sensores del cambio climático en isla Navarino

Martes 15 de Noviembre del 2022

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“El primer descubrimiento es con quiénes estamos en Magallanes. Estamos con musgos, líquenes, entre otros que no habían sido vistos y le damos una voz a los que no tenían voz en la ciencia, en las políticas ambientales que estos pequeños seres que sabemos nos regalan suelo, fertilidad, regulación de los ciclos de agua, aire y nutrientes”, observa Rozzi

“Tenemos un centinela del cambio climático en un lugar donde no estaba ese cambio y, segundo, en un lugar que es diferente a los lugares donde se estaba mirando. Por lo tanto nos da un puzzle más complejo, pero uno más completo que nos permite comprender y por lo tanto tomar medidas, ojalá de mitigación, de adaptación y de una reorientación para evitar catástrofes más severas de las que ya hemos sufrido”

A 3 kilómetros de Puerto Williams el Parque Etnobotánico Omora es un verdadero punto de encuentro para los habitantes de la comuna Cabo de Hornos, pero también una verdadera sala de clases para aprender de su ecosistema en el que habitan pequeñas especies de bosques en miniatura como musgos, líquenes que pueden apreciarse con la lupa, aves e insectos.

Ricardo Rozzi, director del Centro Internacional Cabo de Hornos, Chic, destaca cuán importante ha sido el trabajo desarrollado por los investigadores en el parque Omora porque así se puede mostrar una diversidad de seres que no había sido vista y esa diversidad se llama líquenes, que son una asociación de hongos con algas que habitan en las rocas, en los troncos, en el suelo y explica el por qué hay bosques tan rápidos después de las glaciaciones.

El otro grupo de seres que no había sido visto son los musgos, pequeñas plantas, que en Cabo de Hornos hay más musgos por unidades de superficie, más diversidad de musgos, que en cualquier otra parte del mundo.

“El primer descubrimiento es con quiénes estamos en Magallanes. Estamos con musgos, liquenes, entre otros que no habían sido vistos y le damos una voz a los que no tenían voz en la ciencia, en las políticas ambientales que estos pequeños seres que sabemos nos regalan suelo, fertilidad, regulación de los ciclos de agua, aire y nutrientes”, dice.

Rozzi precisa que con la lupa de mano han visto con visitantes y estudiantes es que esta lupa los detiene. Y considera que es algo que se debe hacer con la sociedad: detenerse, no se puede seguir corriendo sin mirar a nosotros mismos y con quienes se está al lado.

“Con la lupa lo primero que ha pasado es mirar aquello que no mirábamos, pero esto no basta. Tenemos que mirar cómo se organiza, cómo cambian los niveles de emisión o de absorción de gases de efecto invernadero como es el carbono y por primera vez en  Chile acá estamos midiendo el metano que es CH4 que tiene siete veces más potencia que el CO2 para los gases invernadero y para eso necesitamos una plataforma científica más sólida que es el Centro Cabo de Hornos que está en Puerto Williams y está conectado con antenas a Yendegaia, a islas Diego Ramírez, a isla Hornos, donde estamos con antenitas también tecnológicas monitoreando estas emisiones de gases, la llegada de los albatros, la llegada de las especies migrantes y con el calentamiento global y el cambio climático llegan un poco antes y se van un poco después. Así reportando a otras partes del mundo lo que está pasando en esta parte comparando con lo que está ocurriendo en el Hemisferio Norte”, precisa el investigador.

Además, recalca que “tenemos un centinela del cambio climático en un lugar donde no estaba ese cambio y, segundo, en un lugar que es diferente a los lugares donde se estaba mirando. Por lo tanto nos da un puzzle más complejo, pero uno más completo que nos permite comprender y por lo tanto tomar medidas, ojalá de mitigación, de adaptación y de una reorientación para evitar catástrofes más severas de las que ya hemos sufrido”.