Necrológicas

La caridad empieza por Roma

Por Abraham Santibáñez Domingo 27 de Noviembre del 2022

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La primera vez que los chilenos supimos de “Cáritas” fue a mediados del siglo pasado. En las poblaciones marginales, los adultos, y sobre todo los niños, no se alimentaban bien, como detectó en esos años el doctor Fernando Monckeberg. Para paliar en parte el problema, en las parroquias católicas se empezó a distribuir alimentos. Conocimos así el “queso Cáritas” y otros productos. En los años siguientes se sumaron los avances promovidos por el Estado (el medio litro de leche de la Unidad Popular, por ejemplo) con lo que se superó la desnutrición aguda.

En la actualidad Cáritas Chile está dedicada a otras tareas: fomentar el cuidado del medio ambiente, la participación popular y la profundización del concepto de democracia. “La participación ciudadana, dice un folleto de la organización, surge como una herramienta democrática que permite, entre otras cosas, incluir el sentir de la ciudadanía y mejorar las decisiones públicas que tienen efectos sobre el medio ambiente…”.

En Roma el problema es otro. Para solucionarlo, el Papa Francisco acaba de generar un gran cambio en Caritas Internationalis. Es la última parte de una gran reforma de la Curia Romana. Los cambios mayores los promulgó el Papa en marzo pasado. Lo que más se destacó entonces fue la noticia de la pérdida de estatus especial del Opus Dei. Pero hubo mucho más. Fue una cirugía mayor. Es la última etapa de los cambios promovidos por Juan XXIII, quien proclamó su voluntad de abrir “las ventanas” del Vaticano.

La prensa especializada habló ahora de “un nuevo tsunami”. Mediante un decreto sin precedentes, el Papa eliminó toda la alta dirección, y en su lugar colocó a un comisionado extraordinario al frente de la organización.

Los voceros se apresuraron en recalcar que no es un nuevo escándalo parecido a los que han remecido a la Iglesia Católica en el último tiempo. El cardenal filipino que dirigió Caritas Internationalis desde 2015, Luis Tagle, lo recalcó: “No es, no es, no es -repitió tres veces- (una situación) de acoso o abuso sexual… No se trata de eso”.

Una larga investigación demostró que Caritas Internationalis, como organismo vaticano, incurrió en serios problemas, incluyendo el mal trato a funcionarios.

“Esta decisión del Santo Padre se produjo después de un estudio cuidadoso e independiente del ambiente de trabajo de la Secretaría y del gobierno ejercido por las personas y órganos responsables”, resumió el cardenal Tagle.

En silencio, el Papa Francisco inició hace años una investigación para clarificar las razones por qué se denunciaba reiteradamente un alto nivel de malestar interno entre los funcionarios. Favoritismo, asociaciones poco claras, clientelismo y todo lo que los especialistas definen como mala gestión. Lo que trascendió fue una mala organización que estaba afectando el espíritu de equipo de quienes trabajaban allí, generando un ambiente tóxico. En el transcurso de cuatro años, se fueron casi veinte empleados, algunos de los cuales fueron cesados ​​con métodos no acordes con lo que uno podría esperar de un organismo de Iglesia.

Ciertamente estos problemas no ocurren en el conjunto de las 162 organizaciones que operan actualmente en 200 países y territorios. Su misión, se insiste en sus pronunciamientos oficiales, ha sido siempre la promoción de la primacía de la persona humana en el centro de todas las actividades de los seres humanos.

Sólo faltaba que el Papa lo recordara en casa.