El país moderado
La cultura presidencialista nacional muy jerarquizada basada en relevar en grado extremo a la autoridad, no nos ha dejado apreciar el valor de lo colectivo, por ejemplo, en los regímenes parlamentarios. Por lo tanto, es un problema importante el poder solucionarlo a futuro, dado que volver a poner todas las fichas en una autoridad omnímoda, resulta muy complejo y si esto además está grabado a fuego en nuestra cultura, transversalmente, desde lo empresarial, lo social, político y gremial, peor. Luego es un trabajo clave, volver a priorizar lo colectivo por sobre lo individual así como poder compatibilizarlo con la libertad e independencia a ultranza, debemos recuperar el amor, el cariño y la valorización del trabajo asociativo en equipo como sociedad y como país a todo nivel. De una vez por todas y de una.
Para distintos columnistas que buscan interpretar la realidad y sus bemoles, como por ejemplo Francisco Covarrubias en un matutino capitalino, el gobierno no es el que se moderó, “lo que se moderó es el país”. Muy por el contrario, el país ha sido siempre moderado lo que ocurrió es que en el plebiscito, afloró el país moderado, que antes con la votación acotada y con un bajo universo, donde la fanaticada radical de izquierda sobrerrepresentada, se imponía y, se impuso en votaciones para echar andar la Convención. Vistos los resultados en el plebiscito, el país cuerdo, el país moderado salió a la calle a votar masivamente, afloro ahí el país moderado.
En gran medida, esto también se expresa en una de las escasas manifestaciones de mea culpa de los partidarios del Apruebo, la de Marco Velarde Presidente de Comunes en un medio electrónico, cuando dice que, “contrario a lo que muchos especulan, el rechazo a la propuesta constitucional fue un golpe a toda la clase política y a nuestra propia incapacidad de construir un camino que entregue seguridad, en el sentido amplio del concepto, a una ciudadanía cansada de vivir en la incertidumbre. En definitiva, volver a construir sentido con la humildad y apertura de la cual carecimos anteriormente“.
Sin duda en nuestro complejo país, algo hemos avanzado, a Allende lo frenó un cruento golpe militar y a Boric, lo freno de entrada y nada menos que, a los 6 meses de gobierno, esta vez la ciudadanía, que mayoritariamente lo paró en seco, con el 62% del Rechazo, al proyecto constitucional propuesto por la Convención que llevaba bajo el brazo, entre otros, el programa refundacional de Apruebo Dignidad, del Partido Comunista y el Frente Amplio.
Y ahora más encima tienen que hacerse cargo de las leyes que antes criticaban y no les gustaba que se aplicaran y usarlas ahora como legítimas herramientas políticas, incluso frente a las cuales se opusieron ferreamente. En resumen, otra cosa es con guitarra y otra cosa es con Gobierno y más aún, estar a cargo de él.
En esto, el chorreo funciona y las señales se ven desde algunos megaproyectos inmobiliarios que se destrancan por arte de magia, como el de plaza Egaña en Ñuñoa, que logra subsanar sus observaciones en la institucionalidad medioambiental y sigue adelante. El Poder Judicial por su parte también comienza con sus fallos complejos a seguir la tendencia que mayoritariamente mostró la ciudadanía con el rechazo, todos comienzan a releer mejor lo que experimenta el país, así es Chile. El país moderado que se pronunció y al cual muchos buscarán interpretar.