Expo Magallanes, la gran vitrina que llora infraestructura
A caba de finalizar desconozco que número de versión, de una nueva Expo Magallanes, que tan tesonera y decididamente organiza y produce la Asociación Gremial de Industriales y Artesanos de Magallanes ya por largos años. Para cuando fuimos pequeños, esta se llamó Fiama, por lo que se puede decir, que la Expo es la sucesora de la muestra ochentera.
Desde aquella época, el hábitat donde se ha desarrollado esta exposición de los productos que crean los artesanos e industriales patagónicos, ha transitado cual nómades, por distintos espacios o recintos que se deben habilitar para la exposición. Colegios o liceos de nuestra ciudad han acogido a la Expo Magallanes y antes, a la Fiama.
Una semana de exposición que además es una semana de encuentro entre productores y consumidores, entre productores y entre la industria mayor y sus potenciales proveedores. La Expo se ha ido poniendo pantalones largos, teniendo presentes desde un tiempo a expositores y productores de todos los rincones de la región y desde hace poco de productores de otros puntos de la Patagonia chilena y argentina. Esto comienza a constituir a la Expo en el punto de reunión de productores en la capital regional y la capital histórica de la Patagonia como lo es Punta Arenas.
La Expo se adapta y desarrolla donde ha podido y puede, pero esta potencialidad de articulación, de vitrina y de muestra de lo que afanosamente producen los industriales o artesanos durante el año, “llora” por un lugar adecuado para este tipo de muestras y eventos.
La carencia de un Centro de Eventos se viene conversando desde fines de los 90. De hecho hubo estudios de pre-factibilidad desarrollados en la intendencia de Ricardo Salles, para desarrollar un Centro de Eventos en el Parque María Behety. Dicho estudio preliminar fue llevado adelante por la prestigiosa Oficina de Arquitectura de Fernández y Baesriswyl. Los sucesivos gobiernos regionales no siguieron con esta “posta” que bien se pudo a estas alturas, ya haber contado con un lugar adecuado que permita no sólo desarrollar la Expo Magallanes, sino que salir al país y al mundo con la producción de todo tipo de reuniones, simposios o encuentros que desean venir a la tranquilidad y belleza de nuestra Patagonia.
Luego durante nuestra administración municipal (2012-2016), junto al Concejo Municipal de la época, decidimos democráticamente avanzar en la pionera idea de radicar un recinto de características deportivas y de Eventos, nuevamente en el Parque María Behety (de propiedad municipal y de una potencialidad sólo comparable al recinto del Club Hípico en Punta Arenas).
Lamentable y nuevamente la “posta” no se siguió y a Punta Arenas sigue llorándole, no contar con un recinto de magnitud, que permita agregar oferta para generar cantidad de eventos y encuentros durante el año, que pueda con ello, aportar en romper la estacionalidad estival de su turismo.
El materializar un recinto que permita acoger al turismo MICE (meetings, incentives, congress and exhibitions) por sus siglas en inglés, permitiría consolidar a nuestra capital regional, y por consiguiente a nuestros atractivos naturales en las demás provincias de la región, si contásemos con un recinto adecuado, para reuniones gremiales, sindicales, de empresas, de profesionales y de cuanto interés particular busca lugares para sus reuniones anuales, sus cursos, sus reuniones sus simposios y cuanto sentido de reunión haya, buscando comodidades físicas y ojalá lugares donde además se pueda ir a un lugar de indudable atractivo.
Como vemos, la Expo Magallanes, que a pesar de esta carencia, se sigue desarrollando por la perseverancia de la estructura directiva de Agia, no hace eco en las autoridades y, quienes deben decidir por los recursos que tan abundantemente manejan año a año. ¿No sería propio que los fondos del Fondema se hubiesen usado en los casi 30 años de existencia de esta ley que visionariamente impulsó el senador José Ruiz Di Giorgio, para que con el impuesto de los hidrocarburos se pueda invertir en áreas productivas para cuando no tengamos hidrocarburos. El Fondema se ha usado casi para cualquier cosa.
Invertir en un lugar de exposición y de encuentro en Punta Arenas, es una inversión que traería un retorno de recursos como pocas obras traen o han traído. Con esto ganarían los expositores por estar en recintos más adecuados, los consumidores o visitantes por acceder a un lugar ad-hoc, los hoteleros, hostales, residenciales, restaurantes, proveedores, taxistas y en general la larga cadena de servicios que corren alrededor del turismo.
Productividad, artesanía, industria regional, turismo y, en general la ciudad entera, ganaría con una inversión de este tipo. Punta Arenas y la región deben invertir estratégicamente en los pilares que permitan abandonar la “posición pasiva” de sólo receptar a los turistas y aventureros que deciden venir a esta parte del mundo sino que salir a “ofrecer” o “buscar” a muchas y muchos que quisieran venir a la Patagonia por otros motivos que sólo el mero turismo.
Gracias Expo Magallanes por permanecer y evidenciar con la carencia de lo descrito, una tremenda oportunidad para un nuevo y mayor desarrollo de nuestra ciudad y región.