Los turistas catalanes que avistaron un huemul:“Ha sido increíble la experiencia de estar en vuestra tierra”
El último día que permanecieron en Punta Arenas los llevó a visitar la Reserva Nacional Magallanes,
registrando allí por primera vez en video, a este escurridizo ciervo. Pero además, visitaron las
Torres del Paine, comieron centolla, conocieron los glaciares y recorrieron el canal Beagle.Cristian Saralegui R.
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Cuando esta entrevista esté publicada, Rose Aragonès Solanellas, de 63 años, y Víctor Hernández Escribano, de 65, seguramente ya estarán en Reus, a 100 kilómetros de Barcelona, contando a sus familiares y amigos todos los detalles de las hermosas vacaciones que vivieron en la Patagonia chilena, la que anhelaban conocer desde hace tiempo. En 2020 tenían planificado venir, pero la pandemia postergó este deseo hasta que finalmente se pudo concretar y con el mejor de los finales: el martes, en su último día en Punta Arenas, después de recorrer gran parte de esta región, salieron a dar una vuelta a la Reserva Nacional Magallanes, donde se encontraron, cara a cara, con un joven ejemplar de huemul.
Fue una manera mágica de finalizar un viaje ya de por sí,
inolvidable. En Santiago, antes de abordar el vuelo que los llevó de regreso a Catalunya, revivieron con El Sofá esta maravillosa experiencia en estas tierras.
“Hemos estado cinco semanas entre Chile y Argentina, somos amantes de la naturaleza. En Catalunya siempre estamos en el Pirineo, las montañas más altas que hay allá. Llegamos a Santiago de Chile hace cinco semanas y lo primero que hicimos fue ir hasta Puerto Natales y de ahí a Torres del Paine a hacer el circuito de la W. Disfrutamos un montón, y estuvimos cinco días y estuvimos encima del glaciar Grey, por allá vimos pájaros carpinteros, que no habíamos visto nunca y también los tenemos grabados. Después nos fuimos al glaciar Perito Moreno y El Calafate, en Argentina. Desde ahí nos dirigimos a Punta Arenas, donde cogimos un barco y nos fuimos hasta Ushuaia, por todo el canal Beagle y desembarcamos en el cabo de Hornos”, resumió Hernández, a lo que su compañera comentó entre risas, “hemos tenido un viaje con muchísima suerte. Y después pudimos ver este animal emblemático”.
El encuentro
Ello dio pie al relato de ese momento que hizo aún más especial su viaje, y que, más encima, se produjo por casualidad: “Teníamos previsto ir al monte Tarn y como fue un día lluvioso y tal, dijimos ‘bah, vamos a la Reserva Nacional, que no habíamos visitado’. Llegamos allá y decidimos hacer el circuito largo, de 9 kilómetros y medio. Pero empezó a llover, granizar y hasta nevar. Cuando llegamos al mirador Zapador nos dimos media vuelta y dijimos ‘no está para acabarlo’. Y cuando llegamos abajo, decidimos continuar con el coche y llegar hasta el final a hacer la ruta del Ñirre y los Coigües. Y ahí tuvimos la gran fortuna. Empezamos a hacer la Ruta de los Coigües y andando, andando, andando, de golpe, Rose se para y dice ‘alguien me está mirando’”, recreó Hernández. Rose Aragonès apuntó que “como yo iba caminando con los bastones, sentí como que alguien estaba delante de mí, parado. Me dio un susto, porque era muy cerca”.
De ahí el recuerdo se reparte entre los dos compañeros de viaje: “Lo que fue increíble es que estuvo muy quieto mirando, todo el rato no se movió y cuando intenté acercarme a ver qué hacía, tranquilamente, se fue desplazando y desapareció. Tuvimos tiempo de sacar el móvil (por celular) de la mochila, hacer foto y video, y no se movió. Incluso pensé que estaba herido, porque era raro que no se moviera. Pensamos que quizás estaba muy acostumbrado a ver personas y llegamos a la conclusión que era un ciervo. Y cuando salíamos del parque, paramos en la guardia y dijimos ‘miréis lo que hemos visto’ y les enseñamos el video. Y como dejamos nuestro correo electrónico en la entrada, al cabo de un rato nos pidieron el video”.
De ese momento observando el huemul, Rose Aragonès apunta que “cuando lo vimos, lo primero que dije a Víctor fue ‘es un ciervo, pero tiene las orejas muy grandes’, los ciervos las tienen pequeñas y eso me llamaba la atención”.
“Increíble experiencia
estar en vuestra tierra”
Ambos saben bastante sobre la vida natural, porque “nos dedicamos mucho a caminar por la montaña, siempre que podemos vamos. Hemos estado cinco semanas en Chile y en Santiago estuvimos una tarde y ahora que nos vamos, pero las ciudades no son lo nuestro. Nos gusta la naturaleza y ha sido increíble la experiencia de estar en vuestra tierra. Ver los glaciares, los árboles, que son diferentes. Nos ha impresionado las ‘Barbas de viejo’ que son los líquenes; ese esplendor de la naturaleza nos ha maravillado. Nos vamos de aquí emocionados”.
Y esa no es una frase para quedar bien, sino que realmente, sus corazones se llenaron de sentimientos. “Cuando ella vio los glaciares desde el barco, se emocionó. Y yo, en las Torres del Paine, la primera vez que las vi, no, pero cuando nos íbamos, me di la vuelta y me emocioné. Somos personas que nos gusta la naturaleza, la montaña, los lagos y los fiordos, y la experiencia que tenemos es impresionante. Y la gente, amable, en todos lados”, apuntó Hernández.
No pudo ser mejor la manera de cumplir su deseo, que tenían planificado inicialmente “hacerlo en diciembre de 2020, pero lo anulamos por la pandemia; lo aplazamos a diciembre de 2021 y por el Omicron (variante del Sars-CoV-2), de nuevo lo aplazamos y ahora hemos podido cumplir el sueño de estar aquí”.
El clima frío no fue problema para ellos, porque hace cinco años llegaron hasta Islandia. “Que tiene un punto de similitud con la Patagonia, con la diferencia que es una tierra muy volcánica y la naturaleza es como muy nueva. Y aquí lo que nos ha impresionado es la vegetación, que es muy diferente”. Pero no todo fue tan perfecto, aunque solamente valga la mención de un detalle: “Nos llevamos sí, un pequeño disgusto. Como ha estado constantemente nublado por las noches, no hemos tenido la oportunidad de una forma magnífica ver el cielo y las estrellas, esa fue la única desilusión”, lamentó Víctor Hernández que, de igual manera, sintió mucha pena “ver lo que dejaron los incendios en el Paine, toda la zona que va desde el refugio Francés hasta el Paine grande y Grey, ver cómo están los árboles, es una pena”.
Pero siempre recordarán su encuentro con el huemul, que les dio pie para otra anécdota, que relata Rose Aragonès: “Ese mismo día, fuimos a comer a un café que está cerca de la costanera y donde habíamos ido dos o tres días, donde hay una chica muy simpática. Se lo comentamos, le enseñamos el video y nos comentó: ‘Hubo una expedición de americanos durante cinco años, que venía aquí, para poder ver huemules y no encontraron nada’”.
Finalmente, destacaron el recibimiento general que tuvieron en Chile. “Hemos estado en varias ciudades, en todos los refugios y la gente, simpática, ningún problema. Nos llevamos un excelente recuerdo y llenos de emociones” expresaron junto a una recomendación: “Cuidad vuestra naturaleza, porque cuando vemos un glaciar aquí, nos emocionamos, porque en los Pirineros, ya casi no quedan hielos y los que hay, son diminutos. Entonces, cuando vienes aquí y ves esta magnificencia, alucina; así que, a cuidarla mucho”, concluyeron Víctor Hernández Escribano y Rose Aragonès Solanellas.