A los 80 años murió en Nueva York el activista indígena Carlos Edén
Pidió que sus cenizas fueran arrojadas a las aguas australes, aquellas que le recordaban sus primeros años y rememoraba a la distancia como parte de aquella historia que desde ayer quedará atesorada como patrimonio de la historia de Magallanes.
Pese a la distancia que separa a Punta Arenas con Nueva York, la noticia se conoció en cosa de minutos: a los 80 años dejó de existir Carlos Edén Maidel, activista kawésqar que desde sus primeros años de juventud abrazó la lucha por los derechos humanos y que lo llevó a tener un importante reconocimiento en los Estados Unidos con participación en diversidad de foros, encuentros y con varios pasos ante la Onu.
Su deceso se produjo a escasas horas de la llegada a tierra norteamericana de la ex convencional constituyente Margarita Vargas, quien en el marco de una invitación para exponer sobre el proceso político de Chile ante el foro Onu Mujer, aprovecharía para encontrarse con su familiar directo. El destino dijo otra cosa. Sólo horas después, esta madrugada de lunes, se le informó del deceso de Carlos Edén producto de una afección respiratoria.
Margarita cuenta que hace una semana él se encontraba en perfectas condiciones. Actualmente se mantenía en una casa de reposo y seguía de cerca todo lo que pasaba en Chile en materia del proceso político constituyente. “Además, en esta visita íbamos a continuar con el trabajo de rescate que veníamos haciendo respecto de su vida y de todo el trabajo que tenía para compartir como una persona que durante toda su vida luchó por los derechos humanos, y en especial por el de las mujeres”, complementó.
Cuenta que su último deseo fue que sus cenizas fueran arrojadas a las aguas australes, razón por la cual ayer -como única familiar cercana- inició los trámites para cumplir con aquello. De hecho, ya había sido contactada por la embajadora de Chile ante la Onu, Paula Narváez.
Una historia que se
inició en Puerto Edén
Carlos Edén Maidel nació en Puerto Edén, quedando huérfano en sus primeros años. Por tal razón fue adoptado por un funcionario de la Fuerza Aérea que lo llevó a vivir a Santiago y luego a Iquique.
Ya como un joven activista lo encontró el golpe de Estado de 1973, razón por la cual viajó a Argentina, donde fue detenido, pidiendo luego asilo en los Estados Unidos. De eso pasó toda una vida.
Margarita dice que jamás se desvinculó del país. En una de sus últimas intervenciones antes del proceso constituyente del año pasado, señaló que “la Constitución actual no nos reconoce como pueblos indígenas, sobre todo en el caso del pueblo kawésqar, que cada comunidad transforma la cosmovisión del pueblo. Yo estoy en contra de todos los políticos, izquierda, derecha, centro porque soy netamente indígena, por lo tanto, mi mayor punto de vista es de un pueblo indígena, bajo ninguna bandera políticamente”.
Agregó que el año 2000 “salieron comunidades kawésqar como callampas, perdonando la expresión, pero con ninguna vinculación con el pueblo y la cosmovisión nuestra. Esos conflictos llevaron a que yo me ganara la indiferencia de las comunidades kawésqar y pasé a ser enemigo del establishment que se había creado allá”. Y agregó: “Desde el punto de vista de nosotros como indígenas, creemos que los derechos ya los tenemos ganados y reconocidos por el Estado chileno, que no los haya implementado, en el Congreso, ese es otro tema de discusión. Creemos que el gran obstáculo es que en Chile siempre se ha hablado de una nación unitaria, como lo dice el primer artículo de la Constitución. Nosotros a nivel internacional, nos consideramos como pueblo, porque tiene territorio, lenguaje y cultura. Bajo ese punto de vista queremos que se reconozca a Chile como país multicultural, multilingüe y lo que conlleva la plurinacionalidad”.