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La importancia de la religión y la espiritualidad en los mayores

Por Ramón Lobos Vásquez Miércoles 12 de Abril del 2023

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Hemos concluido la celebración de una nueva Semana Santa. Eje central en la fe cristiana en nuestra población, que cuenta con diversas manifestaciones y actividades que año a año congregan a fieles en torno a la reflexión de lo que significa la muerte y resurrección de Jesús para uno de los credos predominantes en el mundo. 

Para quienes participan de ellas, no deja de ser importante y trascendente la presencia de mayores en estas manifestaciones públicas de lo que son sus creencias. Los mayores viven esta espiritualidad no sólo en estas fechas, sino que en gran parte de su día a día. Entendiendo esta espiritualidad como un signo de trascendencia que les da sentido y propósito a sus vidas.

Profesar una religión no es un acto más, sino la expresión de una vida más plena y con sentido. Un tema importante y trascendente para quienes no tienen o profesan una fe, porque de esta forma se transforma en un conflicto el envejecer y la cercanía de la muerte.

Por ello, es importante para quienes trabajamos con adultos mayores considerar y evaluar este aspecto como parte integral de sus vidas. Es necesario conocer sus referentes espirituales, para desde allí ayudarles también en los problemas que eventualmente pueden surgir con su proceso de envejecimiento. 

La religiosidad es necesariamente de naturaleza social, colectiva en su participación y expresión. La espiritualidad es más singular, específica y personal. Y eso lo hace más importante y necesario en el proceso de envejecer. Vivir más cercanamente esta espiritualidad.

Para quienes mantienen esta concepción espiritual, el vivir su vida puede significar mejorar la satisfacción con ella, pudiendo facilitar la adaptación a situaciones o problemas que se producen a esta edad. Allí radica su importancia y la necesidad de favorecerla. Se acrecientan los factores protectores en esta etapa vital.

De hecho, diversos estudios han valorado el aporte en la calidad de vida de quienes viven una espiritualidad en forma colectiva. Por eso es importante desarrollar todas las estrategias que permitan vivir más y mejor a los mayores. Así es que, facilitar en aquellos mayores la práctica de su espiritualidad en comunidad es una loable estrategia para su calidad de vida.

El envejecimiento es una etapa del ciclo vital en la cual se aprecian cambios biológicos, psicológicos y sociales. También deterioros que son propios de la edad. Un envejecimiento patológico, es una visión desde lo biomédico, donde es posible observar disfunciones en diversas áreas. Un envejecimiento exitoso es aquel en que las personas mayores mantienen la satisfacción por poder adaptarse a las situaciones cambiantes en sus vidas, siguen siendo auto realizados por seguir vigentes con el medio que les rodea. Es más bien un proceso, más que seguir viéndolo solamente como un declinar progresivo.

Todo cuanto realice cada mayor para seguir activo y participativo del medio, pese a los procesos que pueda implicar su envejecimiento, constituye una visión más activa de esta etapa de la vida. 

En ella vivir su espiritualidad personal o colectivamente es y será un elemento diferenciador, que favorece esta visión más activa del envejecer.

Es aceptar el vivir y actuar en esta etapa del ciclo vital. Tal y como lo hacemos en otras etapas de la vida. Muy distinto de no aceptarlo y vivir esta etapa con temor y
desesperanza. Porque más que el esfuerzo y trabajo de seguir siendo y viviendo activos, el adulto mayor vive en función de las pérdidas que va acumulando. Esa es la diferencia en quienes viven esta religiosidad o espiritualidad. Es un sentido único de integralidad en el vivir diario. En poder disfrutar las cosas sencillas y simples de la vida, que en otras etapas no se les presta atención.

Esto demuestra que hay diversas motivaciones en esta etapa de la existencia que pueden ayudar a un mejor vivir; probablemente con una disminución de las pasiones que motivaron otros periodos de sus vidas, pero por otro lado aumentan la capacidad de estar más calmado interiormente. Lo que les permite cuidar de otros y mantenerse socialmente útil. Aceptar el pasado y aprender de la generación siguiente. Mantenerse y esforzarse en seguir siendo autónomos, lo que les permite disfrutar la vida. Se aceptan mejor los aspectos menos gratos de envejecer, especialmente la dependencia. Se busca mantenerse con una red social activa cercana a ellos.

Es por ello que en aquellos mayores que practican una religión es importante mantenerla activa y trascendente en sus vidas. Para que sigan siendo socialmente activos y participativos en la ciencia comunitaria de su profesión de fe. Pero también debemos favorecer la espiritualidad como vivencia más personal, en aquellos que no la quieren vivir comunitariamente.

Los beneficios son evidentes y son una herramienta más a desarrollar con los mayores. Otra estrategia más para acercarnos y estar con ellos en esta etapa de la vida. Para que sea más que la vivencia de una etapa del ciclo vital, sino por el contrario una etapa de desarrollo y acción de los mayores.  Donde siguen siendo sujetos activos de nuestra sociedad.

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