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  • Carol Pérez Sierpe

Una periodista en el candelero

Por Abraham Santibáñez Domingo 16 de Abril del 2023

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Abraham Santibáñez

El 9 de marzo pasado se reconoció oficialmente que tres generales de Carabineros habían recibido en su sede al ex futbolista Jorge Valdivia. La razón: un “coletazo” de la llamada telefónica de la diputada Maite Orsini a la generala Karina Soza tras un control de identidad de Valdivia que podía derivar -según se dijo- en una querella por mal trato. La reunión con los altos oficiales fue confirmada por el propio General Director de Carabineros, Ricardo Yáñez.

Un mes después, en medio de la profunda conmoción desatada por el asesinato del cabo Daniel Palma, ascendido póstumamente a Suboficial mayor, un error de la periodista Paulina de Allende- Salazar motivó una drástica decisión del general Alex Chaván, quien se negó a hablar a la prensa si ella estaba presente.

Lo que pudo ser un incidente menor, sobre todo después de las excusas reiteradas de la periodista de Allende-Salazar, se convirtió en un debate sobre la libertad de prensa.

Para los periodistas chilenos, en especial después de la noche oscura de las restricciones impuestas bajo la dictadura, el tema es permanente. En las últimas décadas, en que se ha avanzado en el reconocimiento de la importancia de la libertad en todas sus expresiones, la opinión pública todavía no parece totalmente consciente del valor de la libertad de prensa y de expresión.

A menudo se olvida el valor del trabajo periodístico para la plena vigencia de la democracia. Se descalifica demasiado fácilmente a los profesionales y a los medios de comunicación. En las redes sociales, la abundancia de “información” descontrolada, muchas veces fake news, ha hecho más confuso el panorama para los chilenos comunes y corrientes.

Lo que conviene no olvidar es que el peor período de nuestra historia reciente fue posible, entre otras falencias, por el rechazo a buena parte de la prensa antes del 11 de septiembre y por las clausuras y censuras que lo siguieron.

Está claro que, en el ambiente que se originó por la muerte del suboficial Palma, hablar de “paco” resultaba hiriente. Pero vale recordar que no siempre ha sido así y que el propio director Yáñez, hace un par de años, usó sin escándalo la misma expresión al terminar una entrevista con La Segunda: «Si cuando la gente está en riesgo, ¿de quién se acuerda? De Dios y de los pacos».

Lo normal, en un caso de sensibilidad herida como ocurrió con el general Chaván, sería hacer presente la situación directamente al periodista en cuestión o reclamar a las autoridades de su medio. Lo otro es ofender a todo el gremio y, más que nada, a la comunidad nacional a la cual se le niega su derecho a informarse.

Lo mismo vale, por cierto, para Mega, el canal donde trabajaba Paulina de Allende-Salazar. El excesivo apresuramiento en despedirla no se justifica, aunque esté en las atribuciones del empleador. Pero, para ello se debería haber realizado un sumario interno, por urgente que fuera.

Queda, al final de cuentas, la sensación de que en Carabineros hay tratamientos diferentes para un ex futbolista convertido en opinólogo, que para una destacada periodista premiada por sus investigaciones en profundidad… incluyendo reportajes de lo que cierta prensa llamó en su momento el “pacogate”.

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