Necrológicas

– Oscar Mansilla Leviñanco

– Lorenzo Arquides Gómez Concha

– Marcos Liborio Segundo Subiabre Ruiz

– Pedro Anibal Aranda Maltés

La cumbia en Chile. 5ª parte y final.

Por Marino Muñoz Aguero Domingo 14 de Mayo del 2023

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Con la llegada de la década de 1990, la cumbia fue entrando a los “salones”; al principio recibida con cierta reticencia, para luego -a partir del cambio de siglo- ser definitivamente aceptada en celebraciones y presentaciones de todos los pelajes. 

En esos años, junto a este resurgir de los intérpretes históricos nacionales, viene una gran hornada de nuevos valores, en especial vinculados a la cumbia ranchera como Los Picunches, Los Charros de Lumaco o Los Vásquez. Desde Argentina tenemos noticias de Gilda, Antonio Ríos, Amar Azul, Ráfaga o Adrián y los Dados Negros.  

Paralelamente surgen en Chile intérpretes que van “al rescate” de cumbias tradicionales, aportando una que otra creación propia. En sus actuaciones en vivo, videos, carátulas de sus discos, o letras intentan una representación de lo que -ellos asumen- significó la cumbia para nuestras clases populares, relacionándola con el consumo de alcohol, la mala vida o el mal gusto. El resultado es una caricatura del entorno, el modo de vida y el vestuario de nuestro pueblo y en esto último; ¡que paradoja! si basta revisar o recordar el extremo cuidado que ponían nuestros artistas históricos en la presentación personal. Estas acciones de utilería, no tienen el conocimiento de quienes supimos de la cumbia “por dentro” y no por lo que nos contaron o leímos por ahí. Entre los cultores de esta corriente encontramos a Tomo como Rey, Chico Trujillo, Santa Feria, Banda Conmoción, Combo Tortuga y otros. No entraremos en más detalles.

Al contrario de lo anteriormente planteado, tenemos intérpretes genuinos de la cumbia que actualmente contribuyen a su vigencia en Chile, como Américo, Leo Rey, La Noche o Noche de Brujas.

Valga una mención para la “Cumbia Villera” proveniente de las “Villas” del Gran Buenos Aires (antiguamente conocidas como “Villas Miseria”) y característica por su ritmo cadencioso y el uso de la guitarra teclado y los sintetizadores. Surgida a principios de siglo, en paralelo a la crisis económica trasandina, tiene un fuerte contenido social de protesta. Entre sus exponentes encontramos a Los Pibes Chorros, Yerba Brava o Pablo Lezcano, el verdadero ideólogo de la “Villera” y líder del grupo Damas Gratis. 

No podemos terminar sin aludir a quienes tienen un sitio de honor en la historia de la cumbia en Chile y al mismo nivel de otros intérpretes que hemos reseñado. Nos referimos a Los Trianeros de Punta Arenas, quienes, en 1971 gracias a una gestión del hombre de radio Alfonso “Cocho” Cárcamo, graban en Santiago para el sello Odeón el himno de Punta Arenas de José Bohr en versión cumbia. Si bien la cumbia no ocupaba un lugar preferente en su repertorio, esta sola grabación los consagró. Con su formación de ese entonces: Humberto Leiva (bajo), Julio Uribe (guitarra), Ernesto Márquez (piano) y Manuel Muñoz (batería) fueron éxito a nivel nacional, vendiendo miles de discos y paseando el nombre de nuestra ciudad por todo Chile. Estos resultados hacen que el mismo sello les ofrezca grabar los álbumes “Bailando de sur a norte” (1972) y “Canasta de éxitos” (1973) este último con etiqueta London. 

Quizá los magallánicos en nuestra modestia no dimensionamos la trascendencia de este conjunto a nivel nacional. Cuando ellos son llamados por la Odeón para grabar, específicamente por su director musical Jorge Oñate, el mismo que estuvo tras el éxito de agrupaciones como Los Angeles Negros, era una época en que “llegar al disco” constituía una verdadera hazaña para un grupo de provincia. Ellos podrían haber mantenido su vínculo con el sello, pero deciden volver a su tierra, nadie podría asegurar el destino que hubieran corrido si se hubieran quedado en la capital.

Con esta nota finalizamos la serie de crónicas dedicadas a la cumbia en Chile, un breve repaso hecho con la pasión de quienes amamos la cumbia, porque nos resuena en el alma, porque la escuchamos desde la más temprana infancia en las fiestas familiares, en la navidad, en el año nuevo o para el “18” en las antiguas fondas. La amamos porque ensayamos nuestros primeros pasos de adolescencia en la Hostería Municipal del Parque María Behety, en la Quinta “Normita”, en los amplios salones de las Compañías de Bomberos o los locales de los Clubes Deportivos.

Y este amor por la cumbia viene desde siempre, desde cuando se la consideraba “rasca” -no importa- no nos vamos a “hacer los limpios” y menos a estas alturas del partido. Mientras haya cumbia, habrá vida, sensualidad y alegría: “A bailar la cumbia, a bailarla ya, hasta que sean las cinco de la madrugá…”, “…y que siga la cumbia…”, “…alegría, alegría…”, “…a gozar…” y “…de película…”.    

Fuentes de apoyo:

“Explosión, los primeros años de la cumbia en Chile”.  Javier Carrizo.

“Hagan un Trencito”. Lorena Ardito, Eileen Karmy, Antonia Mardones y Alejandra Vargas. 

https://www.musicapopular.cl/

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