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Centro Internacional Cabo de Hornos para Estudios de Cambio Global y Conservación Biocultural

Investigación estudia relación entre la temperatura y el ciclo de vida de invertebrados

Miércoles 17 de Mayo del 2023

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  • El estudio, liderado por Tamara Contador, investigadora principal del Chic albergado en la Universidad de Magallanes, reúne datos recopilados durante más de 10 años y entrega un análisis inédito para Sudamérica.

¿La variación en la temperatura puede intervenir en los ciclos de vida de los invertebrados? Esta es una de las preguntas que la investigadora principal del Chic, Tamara Contador, busca responder luego de analizar por más de diez años a tres especies de insectos acuáticos del Cabo de Hornos, los que podrían ser considerados como centinelas del cambio climático, es decir, indicadores de medición de los impactos del cambio de temperatura en los ecosistemas acuáticos y terrestres.

Se trata del estudio del Jején (Gigantodax rufescens), la mosca efímera y la mosca de la cascada, especies nativas que habitan en el Río Róbalo, que es uno de los ecosistemas de aguas más puras del continente y está ubicado al interior del Parque Omora en la comuna de Cabo de Hornos. “Estas especies son importantes porque son sensibles a los cambios de temperatura y además tienen una alta distribución en la ecorregión subantártica magallánica, ya que necesitan vivir en aguas limpias, oxigenadas y libres de contaminación. Por lo tanto, su mayor o menor presencia puede ser un indicador de la calidad de las aguas de los lugares donde estos insectos habitan”, explica la investigadora. 

El Río Róbalo es protegido por el Parque Etnobotánico Parque Omora, lugar que se ha consagrado como un laboratorio natural del cambio climático, siendo no sólo un sitio prioritario para la conservación, sino que también clave para la vida de las y los habitantes de Puerto Williams, ya que es parte de la cuenca desde donde la comunidad se abastece de agua potable. 

De acuerdo a los datos preliminares de la investigación, existen cambios de patrones de vida según la temperatura, sin embargo aún no se sabe si son por consecuencias del cambio climático. “Para ello, necesitamos seguir con el monitoreo a largo plazo”, asegura la investigadora. Los resultados finales de este estudio serán presentados el martes 16 de mayo durante la Primera Conferencia Internacional Chic: “Cambio Global y Conservación Biocultural” a realizarse en el Centro Subantártico Cabo de Hornos (Av. O’Higgins 310, Puerto Williams). 

Estudio innovador

Desde 2008, junto a su equipo, la investigadora recolecta datos sobre los cambios de temperatura en el Río Róbalo, mientras que, desde 2019, monitorea los ciclos de vida de las especies y el impacto que podrían tener por las condiciones climáticas. Tal como describe la también investigadora del Instituto Milenio Base, este es un monitoreo novedoso, ya que “es primera vez que se realiza un estudio de largo plazo en sudamérica, donde insectos son considerados como indicadores y centinelas del cambio climático”. 

Del mismo modo, a diferencia de las investigaciones que se realizan en otros lugares del mundo, durante los diez años no se colectaron especies, sino que se utilizaron fotografías para medir los cambios. “Elaboramos una metodología en base a una ética ambiental desde el  cuidado  hacia otras especies, que cambia la mirada de los invertebrados como animales desvalorizados”, explica la investigadora asociada de la Universidad de Magallanes. 

Esta metodología fue desarrollada gracias a la reflexión que el equipo de investigadores desarrolló junto a niñas y niños estudiantes que históricamente han participado del taller Sumergidos con Lupa que se realizan en el Parque Omora. 

Alerta de especies invasoras y enfermedades aviares

En el caso específico del jején, por ejemplo, el equipo de investigadores e investigadoras analizó a través de la toma de fotografías todo el ciclo de vida de este invertebrado. El Jején es una especie que filtra y purifica el agua, pero en su fase adulta puede ser vector de enfermedades de aves como la malaria aviar, ya que es un animal que necesita alimentarse de sangre para alimentar sus huevos. Por lo tanto, la variación en la densidad de población del jején podría convertirse en un riesgo para el ecosistema.

Además, la investigadora también explica que estas tres especies al ser muy abundantes, son un alimento clave para las aves de los bosques, por lo que los impactos de la temperatura en el ciclo de vida de estos invertebrados, puede generar cambios en la dieta de otras especies. “Esta investigación abrirá las puertas para otros análisis futuros que permitan estudiar las ventanas de cruce y relación entre los ciclos de vida de las diversas especies que habitan en el Cabo de Hornos”, agrega. 

Del mismo modo, explica que la distribución de estas tres especies, saber dónde habitan y en qué sectores del Río Róbalo, por ejemplo, es un indicador de la presencia o ausencia de especies invasoras como los salmónidos y castores, los que cambian la cantidad de oxígeno presente en el agua, alterando su calidad y pureza. Es decir, en zonas donde el impacto del castor ha sido alta, hay menos vida de jején, la mosca efímera y la mosca de la cascada.

Conoce la programación y actividades de la Conferencia aquí. 

 

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