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A días del juicio oral por parricidio, habla la viuda y madre del principal inculpado

Domingo 11 de Junio del 2023

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Policialmente quedó registrado como el “crimen del
desabollador” Omar Díaz Barría, ultimado por uno de los hijos, pero encubierto por la madre y la hermana.

En el juicio oral que comienza este viernes en contra de los hermanos Omar Ariel y Constanza Isabel Díaz Pérez, para quienes el fiscal jefe Fernando Dobson pedirá penas de 18 y 12 años de cárcel, en calidad de autor y de cómplice respectivamente, se conocerán todos los detalles que llevaron a que los propios hijos le quitaran la vida al padre hace cinco años.

Nada lo justifica, pero la madre quiso contar su versión a El Magallanes. De sus palabras se desprende que el hijo no hizo más que salir en defensa de quien le dio la vida, ya que por años fue testigo de cómo el jefe de hogar la maltrató verbal y físicamente.

Una violencia intrafamiliar que no se visibilizó, porque según Margarita Pérez Muñoz, “siempre le tuve miedo y por lo mismo nunca lo denuncié”.

Agresión previa al crimen

La Brigada de Homicidios estableció que el fatídico 5 de febrero de 2018 el dueño de casa, Omar Díaz, permaneció gran parte del día en su hogar. Pero a las 18,52 horas salió y fue a una parcela camino al Club Andino. Según los registros del celular, a las 21,42 hizo un último llamado.

Era verano y oscurecía más tarde. Según la versión de Margarita, ese día al regresar a casa el esposo volvió a ponerse agresivo. 

“Recuerdo que rompió la loza, que era de nuestro casamiento. La tiró al suelo y contra la pared. No dejó ninguna. Ahí empezó a maltratarme y me pegó. Entonces grité pidiendo ayuda. Llegó mi hijo Omar, que salió en mi defensa, y apareció la hija Constanza que estaba en el segundo piso. De ahí ambas volvimos a subir, porque mi nietecita estaba mirando monitos en la tele y de ahí no bajé más”.

Encubridora, pero
no sancionada

El Ministerio Público llega al juicio con las pruebas reunidas en la investigación realizada por la Brigada de Homicidios de la PDI.

Para el fiscal Fernando
Dobson Soto la esposa actuó como encubridora. Sin embargo existe una figura legal que la deja fuera, según se resolvió en una audiencia.

“Pudimos determinar actividades que son punibles, como el encubrimiento, ya que ella formuló una denuncia por presunta desgracia, entregando antecedentes de una supuesta desaparición, en circunstancias que el grupo familiar había tenido directa participación en la muerte de Omar Díaz”.

“Pero ese encubrimiento, si bien merece un castigo penal, cuando es respecto de parientes consanguíneos, como en este caso la madre lo hace para favorecer o encubrir a sus hijos, el Código Penal establece que es impune. O sea, nosotros determinamos la participación de ella como encubridora, pero la ley la exime de responsabilidad por el vínculo de parentesco”, aclaró Dobson.

A prisión

Recién dos años y seis meses después del crimen, en agosto de 2020, Margarita Pérez y los hijos fueron detenidos y enviados a la cárcel.

Esa fue la primera vez que se conocieron detalles del crimen del desabollador, ultimado el 5 de febrero pero encontrado el 10 de febrero de 2018 “con 86 heridas en diversas partes del cuerpo, órganos cercenados y con quemaduras”.

Costó llegar a la verdad porque al principio nunca hubo colaboración. Es más, dos días después del crimen, el 7 de febrero, Margarita Pérez concurrió a Carabineros a interponer una denuncia por presunta desgracia, siendo que sabía que el marido estaba sin vida.

Decían que la víctima había salido a comprar cigarrillos a un local comercial cercano a la casa y que nunca más volvió. Pero las cámaras de seguridad nunca registraron el ingreso de Omar Díaz.

En pasaje Ñandú, parcela 231, correspondiente al sector de villa Generosa, una pareja que caminaba por el sector encontró el cadáver.

Tenía alambres enroscados en pies y muñecas, y presentaba quemaduras “postmorten” y “un alto grado de descomposición”, con “lesiones atribuibles a terceros”, según el informe de la PDI.

Dejaron la cárcel

Meses después Margarita y su hija recuperaron su libertad, claro que a sugerencia del abogado defensor, Juan Carlos Rebolledo, prestaron declaración, para efectos de la atenuante de colaboración. Antes habían guardado silencio. Entonces vino la petición de cambio de medida cautelar.

Pasaron cinco años y ahora, este viernes, se inicia el juicio oral donde el Ministerio Público citará a declarar a 47 testigos y 20 peritos, para establecer las responsabilidades del hecho de sangre acaecido ese 5 de febrero de 2018.

Omar Díaz estaba en casa ese día, bajo los efectos del alcohol, en compañía de la esposa, dos de sus hijos y la nieta.

En un momento habría agredido a la esposa y por eso se involucró al hijo, quien le brindó protección, pero terminó dándole muerte al padre.

Uno de los informes estableció que fueron varias heridas cortopunzantes las que recibió el hombre, tanto en la espalda como en otras partes del cuerpo. En total 85, provocándole una anemia aguda y posterior fallecimiento.

Hubo un acuerdo en la forma de hacer desaparecer el cuerpo. “Fue quemado e intentado desmembrar”, según la PDI.

De ahí lo trasladaron a un terreno, en el pasaje Ñandú, parcela 231, correspondiente a villa Generosa, donde fue hallado el 10 de febrero por una pareja que pasaba por ese lugar.

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