El titánico esfuerzo desplegado en la Unidad de Pediatría para salvar niños con patología respiratoria

Semanas muy intensas ha vivido el Servicio de Pediatría del Hospital Clínico para dar respuesta a la fuerte demanda de hospitalización de niños y niñas agravados a causa de los virus respiratorios que vienen causando estragos en la población infantil a nivel nacional.

La mayor presión de la red asistencial se ha visto reflejada tanto en el nivel primario de salud como en nuestro principal centro hospitalario.

Evidentemente la falta de comunicación de riesgo por parte de las autoridades sanitarias y la necesaria educación a los padres cuándo es realmente consultar para no colapsar los servicios de urgencia, es una combinación que, al menos en el plano regional, echamos de menos.

Y, es que ya había advertencias de que esta campaña de invierno iba a ser más dura, pronóstico que hoy tiene al país sumido en una circulación viral inédita.

Cada vez son más los niños que requieren hospitalización y que por su condición de gravedad requieren el manejo de la insuficiencia respiratoria con oxígeno y eventual soporte ventilatorio.

Localmente, a nivel hospitalario, se han redoblado los esfuerzos para hacer frente a esta alta demanda, escenario que ha obligado hacer un adecuado manejo de las camas, con una reconversión de las mismas para pediátricos críticos.

Con una Unidad de Pediatría al límite, su equipo médico ha sabido responder al exceso de requerimientos en tiempos de crisis, demostrando un grado de compromiso con los pequeños pacientes, enorme esfuerzo y excelencia en su trabajo ante esta situación tan adversa.

Así lo ha entendido la propia jefa de este servicio, doctora Patricia Amarales, cuando en una reciente entrevista a este medio, puso en relieve la entrega de los profesionales a su cargo para enfrentar los desafíos que impone esta contingencia sanitaria.

Felizmente, sólo la respuesta oportuna y eficaz de los equipos de salud a favor de los infantes con deterioro respiratorio, ha permitido sacar adelante a pacientes en riesgo, en aquellos minutos vitales, sin que hasta la fecha se haya debido lamentar un deceso.

Es una muestra más de la capacidad profesional de médicos y de personal en medio de un exigente escenario hospitalario, cuya unidad no ha escatimado dedicación, esfuerzos y desvelos a lo largo de su historia por salvar vidas, un ejemplo de ello se patenta con el trabajo desplegado con bebés prematuros, sobre 24 semanas de gestación o sobre 500 gramos de peso, en los últimos 30 años, donde la especialidad de Neonatología ha jugado un rol clave.