Ex fundador de 2ª Compañía de Bomberos abre interrogantes históricas de Porvenir
- Javier Cárcamo Alarcón se ha dedicado a indagar sobre por qué
sólo logró “sobrevivir” la 1ª Compañía en la capital fueguina.
Una historia con triste final, aunque el término adecuado -asegura- debería ser “incierto”, es la que tuvo la Segunda Compañía de Bomberos de Porvenir.
Así lo señala uno de sus fundadores, quien hoy a 47 años de la primera piedra para levantar el cuartel dice que lo ocurrido en tierra fueguina es un verdadero misterio.
Javier Cárcamo Alarcón se radicó en Punta Arenas en 1985. Razones laborales lo llevaron a dejar Porvenir y establecerse en la capital regional.
Recuerda que fue en 1975 cuando la tranquilidad de Tierra del Fuego se vio interrumpida por el sonido de la sirena de incendios que indicaba como lugar amagado el liceo ubicado en calle Soto Salas, al lado de la iglesia. “Fue un domingo del mes de marzo, un día antes de la inauguración del mismo establecimiento. Los problemas en el cuerpo de Bomberos de aquel entonces hizo que se quemaran 3 salas, dejando en evidencia, la que fue recogida por el jefe de Vialidad, Aurelio Villagra, que pese a la buena disposición los voluntarios no tenían experiencia, ejercicio ni voz de mando”.
Así, agrega, surge la idea de fundar una compañía de Bomberos. “Se comenzó a reclutar personal y en conversación con la Superintendencia de Punta Arenas, Gerardo King, y el gobernador de Porvenir, coronel Rolando Figueroa, decidieron fundar la Segunda Compañía de Bomberos un 20 de junio de 1976, la misma fecha de fundación de Porvenir”.
Luego recuerda al primer directorio, integrado por Aurelio Villagra, Francisco Aguilar, Armando Arteaga, Javier Cárcamo, José Mimica, Eulogio Barrientos, José Baleta y Eligio Díaz.
Sin embargo, expone que a más de cuatro décadas aún no sabe qué pasó con la compañía. “Cuando me vine a Punta Arenas en 1985 todavía estaba en funciones. Y algo poco claro ocurrió luego”. Y lo peor, asegura, es que nadie le ha sabido dar una explicación.
Las versiones que ha podido recoger apuntan a una “toma” por parte de la Primera Compañía, al punto que terminaron desplazando y haciendo desaparecer a la Segunda. Sin embargo, menciona la desaparición del material, documentación, estandarte y hasta la quema de una veintena de los uniformes de parada.
Un merecido homenaje
Pese a la desazón por los hechos que sucedieron tras su partida de Porvenir, Javier Cárcamo recuerda con cariño y orgullo esos primeros años de la compañía. “Se comenzó a trabajar golpeando puertas en todas las oficinas. Se solicitó al gobierno regional aportes para el cuartel, como también aprovechando la visita del entonces ministro Sergio Fernández a Porvenir se tomó contacto a través de José Mimica. El ministro manifestó que si íbamos a pedir algo lo hiciéramos fuerte, en grande, y por supuesto le pedimos el cuartel”.
Agregó que de manera paralela se formó y comenzó a trabajar el comité femenino, encabezado por Edith Cuevas. Organizaron bingos, ventas de productos, y realizaron bailes con el grupo Los Trianeros en los salones del 18 de Septiembre, en el Fueguino y en la Sala de Uso Múltiple.
En 1978 los voluntarios lograron adquirir su primer carrobomba. Este era un camión rematado en los talleres del frigorífico. Un año después -señala Cárcamo- el gobernador Figueroa les informa que estaban a disposición dos cheques, recomendándoles ocupar el de mayor monto para la construcción del cuartel y el otro destinarlo a una sentida necesidad de Porvenir: un asilo de ancianos. Así nació la Superintendencia encabezada por Manuel García, se formó el Cuerpo de Bomberos de Porvenir, se levantó el cuartel y se pudo hacer realidad el asilo para los adultos mayores. El destino quiso que este último terminara presa de un incendio.
Tiempo después la Segunda Compañía ya contaba con más de una veintena de voluntarios, cuartel y un doble carro Nissan regalo de la Sexta Compañía de Punta Arenas. Además, las actividades impulsadas por el comité femenino permitieron alhajar el cuartel y adquirir diversos enseres y elementos que permitieron abrir un espacio a la comunidad. Junto con ello, se adquirieron 25 uniformes de parada (chaqueta, pantalón, corbata, guantes, charreteras y cascos).
La intervención
La información que ha podido recopilar Javier Cárcamo indica que todo se inicia a partir de la intervención a la Primera Compañía de Bomberos de Porvenir, un problema con el directorio que termina con el traslado al cuartel de la Segunda. “Literalmente esta última desapareció. Desaparecieron los libros contables, los de acta, se vendieron los dos carros, las vajillas, las mesas y sillas, también lo que era parte del casino. Además no se sabe qué pasó con el estandarte y, lo más triste, es que se quemaron los uniformes de parada”.
El fundador señala que él tuvo conocimiento de lo ocurrido recién hace dos años y que pese a tomar contacto con algunos de los ex voluntarios (muchos de ellos ya han fallecido) ha podido reunir pocos antecedentes, nada que entregue una explicación lógica de por qué ocurrieron estas irregularidades. “Por eso, creo que hoy es un deber explicar a la comunidad de Porvenir qué fue lo que realmente sucedió con la Segunda Compañía de Bomberos”, señaló quien además fue el primer comandante de la institución en 1979.
Fusión y hecho delictual
De acuerdo con la información de aquella época, contenida en La Prensa Austral, la intervención de la 1ª Compañía de Bomberos -debido a situaciones administrativas- llevó a una fusión con la 2ª Compañía, procediéndose a ocupar las instalaciones de esta última.
Con el paso de los meses se resolvió mantener el nombre de la “Primera” y a mantener como cuartel el de la “Segunda”, procediéndose a vender el inmueble que ocupó durante año la unidad decana.
Respecto de los hechos vinculados a la quema de uniformes, el único antecedente que podría estar relacionado data de la misma fecha cuando uno de los entonces nuevos voluntarios sustrajo parte del vestuario y procedió a ofrecerlos sin éxito entre cercanos de Tierra del Fuego. Finalmente, terminó quemándolos. El hecho fue denunciado e investigado.