Paralelos
Diego Benavente Millán
Ingeniero Civil Regionalista
En nuestra política siempre se aparecen distintos paralelismos, los que permiten contrastar a distintos presidentes, por ejemplo Allende ya se quejaba del “poder legislativo por disputarle sus prerrogativas e instalar un parlamentarismo de facto”, según lo expresa Cristian Valdivieso. Por su parte Boric también lo ha estado sufriendo en reiteradas ocasiones al igual que Piñera que lo reinauguró después del estallido. El que, en dos palabras, fue como una especie de focus group revolucionario a la vena y donde la institucionalidad, que si bien se vio muy vapuleada, pudo soportarlo a duras penas y la sociedad posteriormente sin duda, asimiló el chancacazo y se despercudió de lo que significó, mediante dos contundentes resultados electorales como el 4S y el 7M, incluso inclinando de frentón la balanza hacia el otro extremo. Pero ojo, el sustrato que contribuyó a producirlo, no se ha esfumado, por lo tanto la preocupación de los actores políticos necesariamente debe poner atención en esto.
Por otra parte, una gestión de camas críticas, como la de la última crisis, no se soluciona asistiendo a un recital de Caetano Veloso, ni tampoco se enfrenta un estallido asistiendo con los nietos a una pizzería en medio del inicio del conflicto. Esperemos que se aprendan estas lecciones presidenciales y otras como las de evitar perfiles gubernamentales sin calle, sin conocimiento de regiones o sin curva de aprendizaje.
Los centros de poder varían a lo largo del tiempo en la sociedad. Del Chile donde marcaban pauta las universidades tradicionales como la Universidad de Chile y la Universidad Católica, pasamos por la época turbulenta en que El Mercurio buscó ejercer como centro de poder definiendo los bordes que debía tener la sociedad, en lo político y económico. Hoy en día las universidades privadas con sus institutos han ido tomando protagonismo y relevancia cada vez con mayor fuerza, tal es así como ha surgido una pléyade de investigadores como Daniel Mansuy, Hugo Herrera, Pablo Ortúzar, Noam Titelman, etc.
A Boric con sus dos coaliciones, le ha correspondido emular a Allende en sus indecisiones y movimientos para poder dejar contentos a uno y otro lado. El discurso de la cuenta no partió en esta, sino con su declaración en Brasil frente a Lula y su crítica a la narrativa sobre Maduro al cuestionarla. Siguió con el discurso más largo de la historia y todo esto con el fin de agradar a todos y así evitar la atención sobre los resultados de un gobierno que no lo ha pasado bien ni le ha ido bien.
En su reciente libro sobre Allende, Daniel Mansuy menciona que el presidente de la UP, “no logra liderar a su coalición y conducirla, porque no es respetado como autoridad ni como líder: la admiración de la izquierda por Allende es póstuma”. Citando a Moulián, menciona que este «le reprocha a Salvador Allende haber elegido la unidad de la alianza por sobre la conducción del país,… no fue tanto jefe de gobierno, si no coordinador de la UP- ni siquiera fue su cabeza efectiva- “.Como conclusión, “la crisis era tan profunda que requería de un liderazgo claro, pero Allende nunca se decidió a pagar los costos asociados.” Es de esperar que Boric pueda tener a la vista esta experiencia y esta vez se pueda superar esa valla. Un presidente como lo expresa Daniel Matamala, “cuya narrativa sintoniza con las demandas ciudadanas, pero que genera frustración al no mostrar una gestión al nivel del discurso; al no poner los hechos a la altura de las palabras”.