Centro de Excelencia en Biomedicina de Magallanes
En 2015, el Consejo Regional aprobó los recursos para financiar un proyecto inédito en nuestra región: el Centro Asistencial Docente e Investigación de la Universidad de Magallanes (Cadi-Umag), asignando un monto de casi 16 mil millones de pesos en el marco del Plan de Mejoramiento de Zonas Extremas.
Inserto en este proyecto estuvo el Centro de Excelencia en Biomedicina de Magallanes (Cebima), nacido de un convenio de colaboración entre la Pontificia Universidad Católica de Chile a través del Centro Basal de Excelencia en Envejecimiento y Regeneración (Care-Chile-UC), diirigido por el Dr. Nibaldo Inestrosa, y la Umag.
De esta forma y casi sin que la ciudadanía se haya dado cuenta, nuestra región comenzó a vestirse con pantalones largos, estableciendo alianzas con las más importantes universidades y centros de investigción del país.
Hoy, cada peso invertido en el Cadi-Umag y en el Cebima ha quedado plenamente justificado, siendo inobjetable sólo el aporte que hicieron en medio de la crisis sanitaria.
En nuestra edición dominical, en el suplemento Ciencias, destacamos el reconocimiento internacional que se otorgó al Dr. Inestrosa como el principal investigador de Chile en biología-bioquímicas y neurociencia.
Se trata de un reconocimiento a sus más de 40 años de investigación científica, cuyos trabajos ha podido divulgar en revistas como Nature, PNAS, Neuron, Cell y Molecular Neurobiology, entre otros medios de primer nivel.
Cabe recordar las primeras incursiones de Inestrosa a nuestra región, buscando socios estratégicos y, principalmente, tratando de involucrar a capitales privados para financiar la operación del Cebima. Pocos lo escucharon o lo hicieron con escepticismo cuando hablaba de neurociencia, de hallar una cura para enfermedades como el Alzheimer y otras patologías neurodegenerativas.
¿Cómo no iba a ser importante contar en Magallanes con un centro de investigación de alto nivel, con profesionales reputados y con capacidad para entregar a nuestros estudiantes un campo propicio y laboratorios para sondear el mundo molecular en busca de una cura para el Alzheimer, cuando se proyecta que afectará a más de 600 mil personas en nuestro país para el año 2050?
¿Cómo no iba a ser relevante insertar a nuestra región en el campo de la biomedicina y buscar respuestas para condiciones como el Espectro Autista?
Podríamos decir que contar hoy con el Cebima es un lujo, pero debemos sostener, más bien, que este centro y todos los destacados investigadores que laboran en él, bajo la impecable conducción de Inestrosa, es una de las tantas inversiones que Magallanes tiene que hacer para estar a la vanguardia en el ámbito de la ciencia, la tecnología y la innovación. Nunca seremos una región realmente desarrollada si no apostamos por este camino.
