La montaña olvidada
Prof. Alfredo Soto Ortega
Gaia Antártica Umag
A raíz de la buena noticia de parte del gobernador Jorge Flies, que destaca la ampliación de exploración y actividad científica más allá de los límites soberanos de la Antártica Chilena, especialmente entre los meridianos 93º y los 116º longitud Oeste, es también como decir, ampliar la exploración y estudios fuera de los deslindes de nuestra región en el antártico, región considerada la más antártica del mundo y con una vocación más que contundente. Entre ellas, quiero mencionar lo que permite agregar como respaldo histórico a los antecedentes que maneje el gobernador, que después de 25 años, a un pasado desconocido o quizás perdido y que espero comience a ser considerada de aquí en el futuro.
La actividad a la que me refiero, en esta columna, nunca fue motivo de exaltación periodística y que dicho hito perdurara en el tiempo como una hazaña netamente magallánica. Mi primera impresión, es que esta expedición, fue ensombrecida por la gran expectación que provocó el accidente de un fuerte equipo de militares franceses que se encontraban en la misma área de la Antártica.
En 1997 se organizó una expedición Exploratoria Científica y Deportiva al interior de la Antártica por parte de la Universidad de Magallanes, en lo que se denomina como la Antártica Profunda, la acción deportiva se materializa, considerando que la actividad implicaba alcanzar la montaña más alta de la Antártica, ubicada en los montes Ellsworth y cordillera Centinela. El monte Vinson de 4.897 metros, hoy es, y desde hace mucho tiempo apetecida por quienes quieren o van al alcance de las montañas más altas de los continentes, las “Seven Summits”. El Vinson y su cordillera que la cobija, fue explorada en 1966 por el alpinista estadounidense Nicholas Clinch y todo su equipo. El macizo tiene unos 21 kilómetros de largo y 13 kilómetros de ancho. Se encuentra en un sector que, hasta la fecha, sólo ha sido reclamado por Chile como parte del Territorio Antártico Chileno.
Esta actividad debió crear un impacto en la comunidad de la Región de Magallanes y Antártica Chilena, como así también a nivel nacional e internacional, considerando que dicha exploración con estas características y por sus complejas maniobras logísticas, requirió del apoyo fundamental de varias empresas e instituciones, entre ellas la más importante, la Fuerza Aérea de Chile. La expedición en esa época, pasaría a ser finalmente la IIª Expedición Chilena después de la de Mauricio Purto (1989), absoluta, sin contar que el explorador Alejo Contreras, lo había ascendido, conformando un equipo internacional en 1981, y en el caso nuestro agregar que fue la Iª de magallánicos y IIIª Expedición Latinoamericana, con un equipo multidisciplinario en donde participaron deportistas, educadores, científicos, miembros de la Fuerzas Armadas y exploradores. Esta primera “odisea polar”, le permitió a la Umag, posicionarse como una pionera en este tipo de actividades exploratorias en el continente blanco ante sus pares. La aventura fue bautizada con el nombre de “Trilogía del hielo”, ya que era el inicio de tres viajes extremos, porque al monte Vinson le siguieron los Campos de Hielo Patagónico Sur y, finalmente, los Campos de Hielo de la cordillera Darwin. Todas zonas altamente cotizadas por exploradores del mundo, permitiendo el conocimiento del territorio antártico y subantártico tan importante para la ciencia y la investigación global y que forma parte de nuestra Región de Magallanes y Antártica Chilena.




