Fenómeno OVNI: ¿de la ficción a la realidad científica?
Eduardo Pino A.
Psicólogo
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Más allá del triste e indignante panorama que nos ofrece nuestro sistema político en el país, quisiera referirme a una noticia que no ha presentado mucha difusión, pero con el tiempo puede llegar a convertirse en un hito relevante de una temática que si bien es conocida hace mucho tiempo, en la actualidad avanza a pasos agigantados para legitimarse como un fenómeno científico y dejar su status de ficción y socarrona incredulidad: el tema UFO (u ovni en nuestro idioma).
El miércoles de esta semana han declarado tres testigos de experiencias con objetos no identificados ante la Subcomisión de Seguridad Nacional, Frontera y Asuntos Exteriores del Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes del Congreso de los EEUU. Hay varios aspectos que llaman la atención de este acontecimiento, pues legisladores de los tradicionales partidos se han unido para presionar al Pentágono una mayor apertura en la información de este tema hacia la comunidad, considerando el hermetismo que históricamente han acompañado las versiones oficiales de fenómenos inexplicables en todo el mundo. Ante innumerables testimonios presentados por una gran cantidad de personas de características heterogéneas, desde individuos comunes y corrientes hasta experimentados pilotos de aviación y científicos con vasto conocimiento en el tema, la actitud se enfocaba directamente a desestimar la veracidad o autenticidad de los relatos, atribuyendo en los casos más benignos a confusiones o en otros directamente a cuestionar la salud mental de los supuestos testigos.
Esta vez estamos ante un escenario distinto: a los tres expositores ante el Congreso se les ha denominado “los valientes”, pues en honor a la verdad, como ellos mismos lo expresaron, no han dudado en compartir sus testimonios de valiosa información debido a la experticia que les han posibilitado sus cargos estratégicos, como un oficial de Inteligencia de la Fuerza Aérea (David Grusch), un comandante retirado de la Marina (David Fravor) o un expiloto de la Armada (Ryan Graves). Grusch impactó a la opinión pública cuando aseguró que el Pentágono tenía en su poder no sólo partes de un artefacto extraterrestre, sino además restos no humanos de lo que sería un alienígena, conociendo incluso el lugar donde se encuentran custodiados. Las declaraciones resultan muy interesantes al asegurarse que los avistamientos son mucho más cotidianos y habituales de lo que imaginamos, además de detalladas experiencias entregadas por expertos de dinámicas de vuelo efectuadas por estos ovnis que desafían las leyes de la Física que conocemos, por lo que sería imposible lograrlas con la actual tecnología desarrollada por el ser humano.
Los ciudadanos comunes aún no sabemos como reaccionar ante este tema, pues dificultosamente podríamos dimensionar los alcances de abordar este fenómeno como mucho más real de lo que hasta ahora se ha admitido. Sería probablemente el cambio de paradigma más relevante de la historia de nuestra civilización, cuestionando todo lo que conocemos y en lo que creemos. La representación mental que la mayoría de la gente tiene acerca de la vida fuera de nuestro planeta proviene del cine, para imaginarnos encuentros del tercer tipo con seres amistosos y juguetones (E.T. (1982) o Mi amigo Mac (1988)) u hostiles y sanguinarios (El Día de la Independencia (1996) o La Guerra de los Mundos (2005)). Desde los más optimistas que ven la llegada de estos visitantes como una luz de esperanza que mejore nuestra convivencia y bienestar, hasta los más catastrofistas que lo relacionan con la extinción de nuestra especie. Más allá de estas fascinantes elucubraciones que hasta hace un tiempo sonaban a pura fantasía, es altamente probable que estos visitantes habrían desarrollado una tecnología muy superior a la nuestra, lo que provoca la incertidumbre de los poderosos de nuestro planeta, abriendo la ambición de atesorar para sí estos avances a fin de lograr lo que valoran más que nada: el Poder, obedeciendo a nuestra impredecible naturaleza humana.
Lo de este miércoles para muchos no tiene nada de nuevo, basta con revisar la historia de nuestra especie para encontrar una interminable lista de evidencias que no encuentran una explicación lógica limitándose sólo a nuestro planeta, como las monumentales obras arquitectónicas de la antigüedad en tiempos de precario conocimiento y tecnología. Pero su valor radica en la predisposición y apertura para develar oficialmente información que puede cambiar la forma de concebir nuestra existencia. Como decía Mafalda: ¡paren el mundo que me quiero bajar!