Fraternidad Cuartos Barrera se prepara para su VII Junte Liceano 2023
La Fraternidad Cuartos Barrera se proyecta como una de las más grandes en Chile, con más de 270 integrantes activos en distintas partes de Chile y el mundo, quienes se reúnen para esta especial fecha, viajando miles de kilómetros para poder contar con su asistencia.
La VII edición del Junte Liceano -se realiza cada dos años- contempla tres días de actividades sociales, culturales, deportivas, académicas y de reencuentro, que tendrán su inicio formal mañana viernes con un acto de inauguración en el salón de actos “Fulvio Molteni Torres” del Liceo Bicentenario Luis Alberto Barrera.
Sergio Etcheverry Arentsen, administrador de la Fraternidad a partir de 2021, señala que es su primer junte. “Hace 12 años se creó la Fraternidad, un grupo de alumnos de la generación del 75’. Tuvo tan buenos resultados que se empezó a masificar e involucrar con el paso de los años a todos los ex alumnos del Liceo Luis Alberto Barrera, incluyendo a profesores y profesionales de la educación”.
Para entregar mayores antecedentes sobre la formación de este grupo ya consolidado, se refirió Erinson Paredes, uno de sus fundadores. “La historia nace un 29 de abril del año 2009, lo tengo grabado a fuego. En esa época se comunican dos compañeros míos de la generación del 75, uno médico y otro químico farmacéutico en Punta Arenas, me llaman para que coordine un encuentro del curso nuestro, de la época. De esa manera nace la primera idea de reunirnos, pero al pasar el tiempo nos dimos cuenta de que era un sentimiento general”.
Ulises Fernández Barría, tesorero, fue parte de la generación del 75, sin embargo por motivos de trabajo no pudo participar del primer junte. “A los dos años, gracias a la gran acogida, se siguió haciendo el junte con el mismo grupo y a partir del tercer junte se empezaron a unir más generaciones y de a poco se fue formando este grupo que es de todas las personas que quieran participar”.
Entre las actividades a las que se aboca la Fraternidad figuran eventos sociales que dicen relación con necesidades que pueda tener algún integrante de su grupo. En la pandemia realizaron recopilación de canastas familiares para personas que estuvieran con complicaciones. También velan por apoyar a su mismo liceo del cual egresaron frente a requerimientos puntuales, como lo fueron la entrega de microondas y hornos eléctricos en su momento. En las Jornadas por la Rehabilitación de Magallanes también se han hecho presente, recolectando el año pasado $2.700.000.
Cuando tienen sus reuniones también buscan vinculación con los actuales estudiantes del establecimiento para ofrecer orientaciones vocacionales, dadas las distintas áreas en las que se
desempeñan los integrantes de la Fraternidad, que van desde el teatro, la medicina o la ingeniería, entre muchas otras. “Un poco para entregar la experiencia que nosotros hemos tenido, los diferentes integrantes, y traspasársela a los chiquillos para abrir un poco los ojos”, comenta Sergio Etcheverry.
Pertenencia y
lugares comunes
“Hubo un caso de un fraterno que venía de Argentina, atravesando 1.500 kilómetros para venir a la Fraternidad. Lamentablemente falleció. Y él le contaba a sus hijos de que él quería mucho a la Fraternidad. Ellos nos llamaron y sus cenizas las fueron a dejar en la parte de la playa que está el liceo, yo los acompañé cuando vinieron a dejar las cenizas”, cuenta Ulises Fernández.
Ahora, ¿por qué Colón, donde está el monumento a Prat, en la playa? “Pasaba que antiguamente en el liceo, como típico colegio de hombres, de repente uno se agarraba a coscachos. Siempre habían peleas, entonces cuando se armaba algo así, a la playa a pelear. Y todos salían del liceo y a la playa a pelear. Se armaban tremendas mochas. Yo estuve alguna vez rosqueándome en la playa”, recuerda entre risas Sergio Etcheverry.
Otra anécdota que recuerdan con cariño, es el pan con ají. “Donde está el café Inmigrante (Quillota esquina Mejicana), ahí estaba don Ivo Ivanovic, y él vendía “canapés”. Era tradicional que, en los recreos, alguien se descolgaba de las ventanas hacia la calle, partía para allá para comprar canapés, porque se hacía una cucha, llegaba con el canapé y se repartía entre los que habían hecho la cucha”, cuenta Etcheverry. “Alguna vez me tocó a mí ir a comprar, le pedí dos canapés y me queda mirando raro como “¿te los vas a comer?”, y yo le respondí que sí. Y saca una tremenda marraqueta, la empieza a partir por la mitad, le echa ají y mortadela. ¿Oiga y eso qué es?, le pregunto. Este es un canapé, me responde. “Ah ya, deme uno nomás” le digo, porque eran tremendas cuestiones”.
Ex profesora del liceo
Teresa Lizondo Loncomilla fue profesora del liceo, su primera experiencia como profesional docente (1968-1978). “Para mí lo más importante es que fue mi primer colegio, yo era cabrita. Pertenecí más al Comercial y esos cabros se privan porque estuve casi la mitad de mi vida. Pero comencé allá. Mi corazón está dividido, son amores distintos. Siempre voy a rescatar también las labores sociales que se generan desde acá. Recuerdo que una vez un joven, que su papá estaba grave y había un fraterno médico que estaba en Talca, y desde allá le mandaban las indicaciones para ayudarlo”.
Patricia Vera Naguelquín trabaja actualmente en el liceo y es parte también de la Fraternidad. “Yo trato de mantener el contacto y ser el nexo entre los fraternos con la información que necesiten dentro del liceo, como ex profesores, para ubicarlos o hacerles conocer de alguna necesidad o situación de salud”. Para explicar lo que significa esta Fraternidad, Patricia mostró un sinnúmero de fotografías de ex alumnos de distintas generaciones y décadas, todos quienes visitan las dependencias de su liceo en sus pasos por Punta Arenas y cuenta que, sin excepción, salen con lágrimas.
Para Erinson Paredes, el juntarse cada cierto tiempo y reencontrarse significa “un cúmulo de sentimientos y recuerdos, es algo del corazón. Imagina que en estos momentos viaja nuestro compañero fraterno más antiguo, porque como falleció Luis Alarcón que era del 46’, ahora la posta la toma César Saavedra que es del 56’. El viene de Alemania, de Frankfurt. Y él no tiene compañeros de su generación, pero se lleva con nosotros. Es algo inexplicable, pero son sentimientos”.