Más de 9 años esperaron 63 familias para tener su casa propia

Un día histórico fue para 63 familias luego de que este miércoles recibieran las llaves de sus vivienas construidas en la prolongación José Martínez de Aldunate, en la villa Weche Pepiukelen. Se trató de un hito en la vida de muchas de estas personas, quienes se mostraron emocionadas por esta instancia para la que habían esperado años en concretarse.

A modo de bienvenida de las personas a sus viviendas, se realizó una ceremonia ancestral de limpieza, en donde se encendió un fuego y se les entregaron voluntariamente distintas hierbas a los asistentes para que pudieran arrojarlas al fuego, símbolo que representaba el espíritu de las familias. Durante esta ceremonia también se dedicaron palabras y energías para la pequeña estudiante de 11 años que fue atropellada, para que se recupere, ya que será una vecina más de la población. Esta instancia estuvo a cargo de la maestra de ceremonia Teresa Maudier Colivoro.

Detrás de la agrupación de vivienda Weche Pepiukelen, constituida en 2014, está Rodrigo Carrera, quien antes de eso ya había participado con jóvenes de ascendencia indígena para obtener becas y ayuda social. Carrera se identifica como sobreviviente del Sename, donde vivió desde los 5 a los 18 años, por lo que relata que entiende las complicaciones de no tener una casa. Posteriormente para el 2010 participó como dirigente estudiantil en las marchas en pos de conseguir educación gratuita.

“Cuando era dirigente estudiantil viajaba mucho a Chiloé, donde vivía mi abuela en la isla Chuit, y ella me empezó a motivar para que yo forme una agrupación en Punta Arenas para que vaya en ayuda de la gente huilliiche, gente que vino a trabajar y se quedó acá. Ella me insistió mucho y ahí en el mismo movimiento estudiantil empezamos a juntar estudiantes indígenas y acá van a entregar a familias que empezaron con nosotros en ese movimiento”, relata Rodrigo Carrera, presidente de la asociación indígena Weche Pepiukelen, que nace en 2010, previo al proyecto de viviendas.

Las viviendas entregadas tienen una superficie de 57 metros cuadrados, distribuidos en dos pisos, con tres dormitorios, una sala de estar y comedor, aparte de baño y cocina. Incluyen ventanas termopanel y calefacción central mediante caldera y radiadores. El seremi de Vivienda y Urbanismo, Marco Uribe, señaló que “la primera piedra de este conjunto habitacional fue en abril del año 2022, se demoró alrededor de 18 meses en su ejecución y consta de 63 viviendas para familias de la capital regional. De las 63 más del 80% son mujeres jefas de hogar, lo que nos tiene muy contentos”.

El director nacional de Conadi, Luis Penchuleo Morales, también participó de la instancia. “Vamos acortando las brechas que hay en materias de derechos sociales, particularmente a los pueblos originarios que hoy día representamos el 12,7% de la población del país y que permite una presencia en la ciudad, un conjunto habitacional que más del 90% de su composición son indígenas”.

Entre las personas que recibieron llaves, se encuentra Ana Almonacid. “Soy una de las que partimos y fundamos esta agrupación con el presidente, hace más de 10 años, donde después incluimos el comité de vivienda por la necesidad que había de todos esos jóvenes que teníamos una necesidad habitacional. En la actualidad llevamos más de 9 años en la lucha y la espera, con altos y bajos, pero acá estamos recibiendo nuestras casas y para todos es un logro”.

Katiuska Guentelicán Quiroz podrá vivir en su nueva casa con su hijo y señaló que igualmente le tocó esperar “9 años y medio más o menos. Súper feliz y emocionada, nunca pensé que iba a llegar el momento y cuando nos avisaron, la alegría de la familia que me acompaña, la de mis hijos que nos entregarían la casa. Todos lloramos de felicidad”.

Por último, Jubitza Valenzuela, quien se trasladará hasta su nuevo hogar con sus hijos y marido, apuntó que “esto es un sueño cumplido. Ansiosa de empezar con los trabajos necesarios para luego realizar la
 mudanza”.