El valor de la vida, la democracia y la justicia
Es 12 de septiembre. No quiere decir que se haya puesto fin al programa de actividades en torno a los 50 años del golpe de Estado. No. Pero, ciertamente, poco a poco se irá dejando atrás la carga emotiva de esta efeméride.
Más allá de lo que se hubiera esperado, la fecha por sí sola no fue suficiente para, casi como el toque de una varita mágica, cambiar el sentir de los chilenos, restañar heridas, evitar la polarización ni los intentos de negacionismo y mensajes de odio.
A 50 años del quiebre institucional, nuevamente se constató que Chile no está reconciliado. Las causas de aquello son muchas y las explicaciones ya se han teorizado.
¿Qué se puede salvar de lo realizado? El rescate de la memoria, a través de documentos y declaraciones inéditas, performances e instalaciones, reportajes periodísticos y documentales, entre otros.
¿Qué se puede rescatar? Dos declaraciones que, aunque dan cuenta cuánto desune la fecha del 11 de septiembre de 1973, tienen como un punto en común el llamado a cuidar la democracia.
¿Servirá de algo el período de reflexión, análisis y opiniones a destajo que hemos tenido hasta ayer? Siempre la libertad de expresión será bienvenida y, hoy con mayor distancia, debería resultar más fácil llegar a formarse una mejor idea de lo que pasó y por qué sucedió.
El debate con altura de miras siempre aportará y es un ejercicio sano que debemos enseñar a las nuevas generaciones.
Desde La Moneda, Boric apeló a la diversidad y al respeto que debe existir por las opiniones discrepantes. Remarcó que es en la variedad y entre quienes piensan distinto con quienes se debe construir una sociedad mejor.
¿Qué nos dejan estos 50 años? El consenso sobre el valor de la vida, de la democracia y la justicia.
Magallanes se ha sumado a la conmemoración de los 50 años. Parte de su comunidad ha realizado grandes esfuerzos por traer a la memoria colectiva lo sucedido, con mayor información y mayor templanza. El arte y la música han sido tremendos aliados.
¿Qué quedará de estos 50 años? Ojalá, una sociedad más consciente y abierta al dolor de los otros y el rescate de la memoria y del diálogo como herramienta para dirimir diferencias.
Y, mientras retomamos la agenda para recuperar el crecimiento económico y lograr mayor bienestar, igualdad y justicia social, sólo cabe esperar que el Plan Nacional de Búsqueda permita avanzar en verdad y justicia para todas las familias que, tras 50 años, siguen buscando a sus seres queridos, víctimas de la dictadura.