Aporte de los evangélicos a la comunidad

El 31 de octubre se instituyó como el Día Nacional de las Iglesias Evangélicas y Protestantes, para valorar el aporte que estas instituciones confesionales realizan diariamente en nuestro país. Sin embargo, el feriado se desplazó para ayer viernes, siguiendo la disposición general de que si cae en martes se corre al viernes anterior.

Esta fecha corresponde al día en que el monje alemán Martin Lutero desafío a la institucionalidad católica, clavando en la iglesia del palacio de Wittenberg las 95 tesis, lo que dio inicio a la Reforma Protestante en 1517.

En Chile, por el crecimiento de las comunidades evangélicas y protestantes y como reconocimiento a la amplia labor que realizan, se presentó un proyecto en la Cámara de Diputados, tendiente a declarar el 31 de octubre como su día nacional. Sin embargo, esta tramitación no estuvo exenta de reparos, entre ellos el alto costo que tendría para el país establecer otro día feriado. Como contraargumento, se expuso que ya existían ocho festividades católicas como feriados nacionales. 

Finalmente, el Ministerio del Interior dispuso la instauración de este nuevo feriado nacional en octubre de 2008, durante el primer gobierno de Michelle Bachelet. Así, este día es comparable en su significado a efemérides establecidas en otras partes del mundo, como el Día de la Reforma, que se celebra tanto en Eslovenia como en cinco estados de Alemania.

En el Censo de 2002, un 15,14% de la población se declaró evangélica y, entre muchas consideraciones, este incremento ha puesto los ojos de las autoridades y de los políticos, en general, sobre este segmento, considerando su importancia a la hora de enfrentar procesos electorales.

En la región, las distintas iglesias de estas denominaciones están representadas en la Confraternidad de Pastores Evangélicos de Punta Arenas, entidad que ha estado muy activa en la contingencia regional, apoyando en los últimos años a candidatos que son fieles y/o que públicamente han abrazado las posturas valóricas y los principios.

El mundo evangélico y protestante está consciente de su importancia y la injerencia que puede tener a la hora de las transformaciones sociales que se impulsan en el país. De hecho, en el último encuentro sostenido este jueves, sus obispos fueron claros en señalar que el trabajo que están desplegando está más latente, más fuerte y más consolidado, buscando con ello defender los valores cristianos.