En la Escuela República Argentina funciona el único internado en Punta Arenas
Son las 16 horas de un martes y algunos alumnos del internado de la Escuela República Argentina revisan sus cuadernos y hacen sus tareas, mientras los supervisan los inspectores Vanessa Mansilla y Sergio Miranda.
Algunos son más pequeños y otros están entrando a la adolescencia. A simple vista se aprecia que el grupo se conoce y que hay confianza entre ellos.
Unos cuentan que les gusta el fútbol, otros que se disfrazarán de Sonic o de un dinosaurio en la próxima celebración de Halloween y otro, medio en broma y medio en serio, comenta que prefiere la Navidad como fecha para conmemorar.
Once son los menores que asisten al internado de la escuela, el único que funciona en Punta Arenas y que atiende a niños que provienen de hogares vulnerables.
Mabel Vera Aguila, orientadora del establecimiento, que se ubica en avenida Frei esquina Manuel Aguilar, señala que los antiguos internados estaban pensados para los hijos de familias que vivían en sectores rurales. Pero en la actualidad éstos atienden a niños y jóvenes que tienen otras realidades y, en su mayoría, presentan carencias afectivas porque provienen de hogares muy disfuncionales.
La directora, Marianela Valderrama Ayán, cuenta que la escuela se fundó en 1988 y que, desde entonces, tiene un internado que acoge a estudiantes en condiciones de vulnerabilidad. El internado partió con una matrícula de 36 estudiantes. En la actualidad hay lista de espera y se cree que en 2024 se incorporen nuevos cupos. Al menos, ya cuentan con la donación de dos camas entregadas por Edelmag que permitirían sumar a otros dos internos al establecimiento.
La educadora dirige la escuela desde 2018 pero se incorporó al recinto en 1989, por lo que cuenta con años de experiencia en un plantel que desde sus inicios se ha preocupado por atender a niños que provienen de hogares carenciados.
Además del internado está el sistema de Medio Pupilo, que corresponde a alumnos que no viven en el internado pero que comparten con los residentes entre las 15,30 y 18,30 horas. En ese periodo reciben once y apoyo pedagógico.
Marianela resalta el aporte que el internado “Patricia Mancilla Dittmar” entrega a sus residentes. Son atendidos por cuatro funcionarios, tres inspectores de día y una de noche. Recalca que son personas con amplia trayectoria en la atención de niños en el internado, ya que han formado a generaciones de internos.
“La mayoría llega cuando ingresan a la enseñanza básica y dejan el internado cuando egresan de octavo año. Ellos vienen derivados desde el Area de Atención al Menor, después de que se evalúan sus condiciones de vida”, complementa.
Los alumnos se internan cada lunes a las 7,30 horas y se van a sus hogares los viernes, a las 15 horas. La directora afirma que el internado se convierte en la casa de los estudiantes. Después de clases, asisten a actividades extracurriculares o a reforzamiento educativo, allí toman once y tienen horarios de estudio y de recreación.
Marianela y Mabel explican que para el financiamiento del internado son apoyados por varias instituciones benefactoras, como la Universidad de Magallanes, colegios particulares, empresas y entidades rotarias. Menciona, por ejemplo, que la Umag cubre el servicio de internet para los residentes del internado.
A veces reciben otros aportes como panoramas y excursiones que entretienen a los niños, entre los que figuran idas al cine, visitas a juegos o salidas a terreno que ayudan a romper la cotidianeidad y que son muy esperadas por los alumnos.
“Para nosotros es súper importante que exista este internado, porque debemos pensar que los niños vienen de hogares con problemas familiares, pero eso no quita que el día de mañana se conviertan en grandes personas y grandes profesionales. Nosotros les ayudamos en contención emocional y en la cobertura de sus necesidades básicas y los estimulamos a que puedan salir adelante”, resalta la directora.
Agrega que, al egresar, “ellos se van muy agradecidos de todo el trabajo que realizan los inspectores del internado que están preocupados de su salud, de que su ropa esté limpia o si necesitan requerimientos específicos. El internado es un sello de la escuela, que atiende a una población vulnerable que aspira a avanzar y a crecer”.