Fentanilo, la amenaza que ya es una realidad en nuestro país
Los decomisos de Fentanilo en las últimas semanas han encendido las alarmas, aunque parece que no tanto considerando los devastadores efectos que tiene la denominada “droga zombie”. Y es que, desgraciadamente, parece que nuestros umbrales de asombro como sociedad ante hechos negativos han ido aumentando, lo que adormece no sólo nuestra sensibilidad ante fenómenos que hace un tiempo observábamos de lejos o se registraban en esporádicas ocasiones, ya que además se relacionaría con consecuencias más graves como la toma de decisiones remediales ineficaces, tardías o poco coordinadas por parte de quienes deben enfrentar estos complejos problemas.
Algunos expertos, como el ex director de Senda Carlos Charme, advierten de los innegables daños que esta droga provoca en Estados Unidos, pues sólo el año pasado de las más de 100.000 muertes atribuibles a sobredosis de drogas, el 70% estaba relacionada al Fentanilo. Y es que este opioide sintético creado en los 60s para administrarse como potente sedante en el ejercicio médico contra el dolor, pasó de los quirófanos a la calle para experimentar mezclas con otras drogas como la cocaína o la heroína, donde una vez más la estupidez y ambición inmoral de algunos individuos transforma algo que fue creado con buenos propósitos en instrumentos peligrosos y destructivos. Y es que los efectos de esta droga, 100 veces más potente que la Morfina y 50 veces más fuerte que la Heroína, debe administrarse en casos clínicamente justificados y con responsabilidad médica en sus dosis, pues basta con 2 milígramos (equivalente a 10 granos de sal) para matar a una persona. Osea, su comercialización en la calle puede resultar tan catastrófica para sus consumidores como lucrativa para sus distribuidores. Pero más allá de la alta mortalidad que provoca, los daños al Sistema Nervioso son profundos y complejos de recuperar. Por eso en el país del norte se han realizado campañas masivas advirtiendo sus peligros, mostrando los terribles efectos que provoca especialmente en los adolescentes y jóvenes. De ahí que la preocupación de Charme es que estos decomisos evidencian que ya se dejó atrás el consumo esporádico específico descubierto en algunos individuos en años anteriores, para darnos cuenta que el tráfico incluso mutó de la forma inyectable (la más común como presentación, pero que en Chile no es ocupada masivamente) a la forma sólida de pastillas, lo que complejiza mucho más el panorama pues resulta más vendible y mucho más fácil de transportar al traficarla.
Nuestro país en pocos años ha pasado de una relativa tranquilidad en la temática de drogas a ser catalogado incluso como un país narco en varios medios. Y es que más allá de las bandas delictivas que han venido a instalar su lucrativo negocio, hipotecando la tranquilidad y seguridad de los ciudadanos, debemos reconocer que todo comercio ilegal crece y se desarrolla cuando hay consumidores que dan sentido al sistema de transacciones. La ecuación resulta tan simple como efectiva en la teoría: si nadie se interesara en adquirir drogas, el narco y su estela de fatalidad no tendrían razón de ser. Pero en la intrincada ecuación que lleva al comportamiento humano, la funcionalidad del razonamiento no logra establecer líneas de acción claras en las motivaciones que llevan a las personas a considerar el bienestar propio y de sus semejantes. Con esto se deja claro, una vez más, la tendencia autodestructiva de muchos individuos que por diversas razones caen en dinámicas negativas, perjudicando sus propias vidas y las de otros, donde la educación y el control restrictivo legal fallaron en influenciar una respuesta favorable y constructiva.
La llegada de esta nueva droga parece ser una amenaza más de las muchas que nos afectan desde hace un tiempo, por lo que resulta tentador desconocerla y seguir pensando que si no difundimos las malas noticias, éstas no existen, creyendo ilusamente que al abordar las amenazas, las desgracias se potenciarán. Esperemos que en una cultura con tendencia en ocasiones a “bajarle el perfil” a fenómenos relevantes, mientras en otras superficialidades se destinan grandes recursos, esta alarma temprana despierte acciones que se encuentren a la altura.