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Como evitar las enfermedades crónicas

Por Ramón Lobos Vásquez Miércoles 6 de Diciembre del 2023

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Hace algunas semanas hablábamos de la hipertensión arterial como factor de riesgo en toda edad, pero que en los mayores dada la acumulación y estructuración de daños es más importante y necesario tenerla controlada en sus cifras.

Es por ello, que hoy queremos refrendar la necesidad que tienen los mayores de hacerle frente en forma activa a muchas enfermedades de curso crónico, que al igual que la hipertensión van acumulando deterioros y de distintas maneras van comprometiendo su calidad de vida. 

Un 30 % de los mayores presenta alguna enfermedad de curso crónico importante. Algo más en hombres que en mujeres. Por lo que pensar que todos los mayores están o son enfermos no es una buena asociación, sólo ocurre en algunos; especialmente en quienes tienen un mal control de esas mismas enfermedades crónicas.  

Vejez no es sinónimo de enfermedad. Pero sí se debe considerar que siempre habrá más personas sanas con limitaciones asociadas al proceso de envejecer, que enfermas. No obstante, no es inevitable el daño que producen las enfermedades en los mayores.  Por eso, la importancia y la necesidad de hacerse cargo de estas enfermedades. Controlarse y tratarse adecuadamente son la base de toda estrategia personal o comunitaria para el cuidado de esa persona mayor. Pero también serán necesarias otras acciones que tienen que ver con estilos de vida saludables.

Es importante entender que la promoción de mayor actividad y participación social en quienes padecen de alguna enfermedad crónica o acumulan alguna mayor carga de enfermedad o condicionantes adversos en salud, debe ser más intensa en sus acciones preventivas,  debe ser más profunda y persistente en el tiempo, más enérgica en activación física y mental.

La dieta y la calidad de lo que consume es también muy importante. Están las restricciones a ciertos alimentos o preparaciones, pero también los cuestionamientos sobre cómo y cuándo consumir algunos alimentos que son de preferencia de los mayores.

Lo ideal es tener una conducta apropiada para cumplir con principios dietéticos y mantener la participación social. Sin restringirse de participar porque debe cuidar una dieta, sino que tender al equilibrio. Tener presente siempre el porqué y para qué se hace. De tal forma que todas las decisiones sean conscientes y forman parte de un programa más general e importante. 

Una enfermedad que afecta a gran número de mayores guarda relación con el deterioro osteomuscular: artrosis y artritis en articulaciones, osteoporosis en huesos, pérdida de masa muscular y el temido sobrepeso. Lo peor obviamente es no hacer nada y dejar que estos deterioros se vayan estructurando y generando finalmente una dificultad de desplazamientos, aislando al mayor en su domicilio y restringiendo su ámbito social.

Justamente acá una buena y adecuada dieta será central junto a una activación física programada y persistente para mantener masa muscular que permita un mejor y adecuado movimiento. Ejercicio que debe ser supervisado por profesionales en rehabilitación para que sea efectivo.

Por eso quienes padecen algunas de estas condicionantes de salud tienen que necesariamente estar conectados a su centro de salud y sus dispositivos rehabilitadores, pero también a los dispositivos sociales, donde con participación comunitaria se promuevan acciones que permitan potenciar las labores de rehabilitación.

Finalmente lo que se logra es una atenuación de los impactos que generan estas enfermedades en ese mayor. Pero es una tarea permanente y continua a realizar. Tanto fuera como dentro de la casa.  Lo que se busca es mantenerlo controlado pero también activo social, física y mentalmente para equilibrar el trabajo y desarrollo para su calidad de vida.

Por eso, el trabajo con mayores debe tener un enfoque generalista, en el sentido de poder abarcar al mayor número de ellos.  Pero también ser capaz de diferenciar los requerimientos particulares de cada uno, para que puedan valorarse los impactos y con ello establecer un programa individual para su desarrollo.  Eso necesariamente significa que los sistemas de salud y especialmente los sistemas sociales deben diversificar la oferta, de tal forma que cada mayor tome de los distintos dispositivos las intervenciones más favorables para sus condicionantes.  Que puedan elegir qué hacer y no terminen realizando los mismos talleres, porque no hay nuevas ofertas que no cubran todos sus requerimientos. 

De ahí la importancia y la necesidad de trabajar coordinadamente.  Al menos localmente en cada territorio comunal, para establecer ofertas a la población adulta mayor del territorio. 

Todo forma parte de un programa mayor, cada acción planificada territorialmente es un eslabón para construir una red de soporte para las necesidades de esos mayores. Por eso, debe ser variada y efectiva. No son actividades porque hay que hacerlas ni porque las piden. Deben ser parte de la solución, de las necesidades que los mayores demandan en cada territorio. Aún falta por integrar y potenciar los esfuerzos que localmente se hacen. Es lo que hoy demandan los mayores en nuestra región.