Necrológicas
Bienes Nacionales fiscalizó esta concesión de uso gratuito de 405 hectáreas en Isla Navarino

Datos capturados en el Parque Etnobotánico Omora permiten que la humanidad pueda reaccionar de mejor manera frente al calentamiento global

Lunes 25 de Diciembre del 2023

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A pesar de que estos datos se comparten internacionalmente para entender el comportamiento de estos ecosistemas, sus seres vivos y su respuesta al cambio climático, no siempre se valora su existencia.

El grupo de fiscalización junto a los representantes del Parque Omora. El seremi Reres destacó que estos territorios fiscales son parte de la Ecorregión Subantártica de Magallanes, Sitio Prioritario de Conservación de la Biodiversidad y Reserva de la Biosfera Unesco desde 2005.

En uno de los posteos de las redes sociales del Centro Internacional Cabo de Hornos, el Dr. Ricardo Rozzi, fundador del Parque Etnobotánico Omora hace 23 años, señaló que “si Chile es conocido por el norte, por su astronomía, es Isla Navarino su referente por el sur. Un laboratorio natural de vanguardia para su sustentabilidad ambiental, económica y social”.

Consecuente con ello, el Ministerio de Bienes Nacionales, representado por el secretario regional Sergio Reyes; la jefa de la unidad de BB.NN., Marlys Guzmán; y el fiscalizador Sergio Vargas, fiscalizaron este ecosistema de 405 hectáreas como lugar estratégico para el monitoreo del Cambio Climático a nivel internacional.

Fue Camilo Quidel, Gerente de Operaciones del Centro Internacional Cabo de Hornos, junto a un grupo de especialistas residentes en la isla, quien condujo a la comitiva hasta los modernos equipos que miden actualmente la respiración atmosférica de estos bosques subantárticos. Datos que, a su vez, son compartidos y aplicados a nivel nacional e internacional para medir el impacto de las alzas de temperatura que caracterizan el efecto invernadero.

“Esta es una Estación Eddy Covariance -dice Quidel- un sistema de medición científica que usa sensores sobre la línea arbórea para medir la respiración y el intercambio gaseoso de estos bosques con la atmósfera”. Destaca que hay una estación más en el parque, que mide específicamente los niveles de metano que brotan desde la turba. “Ellas tienen en común el monitoreo de aspectos básicos como la temperatura o la velocidad del viento, pero también un anemómetro 3D que mide flujos gaseosos ascendentes y descendentes”.

Sin embargo, el científico advierte que no es fácil generar conciencia acerca de su importancia. “A pesar de que estos datos se comparten internacionalmente para entender el comportamiento de estos ecosistemas, sus seres vivos y su respuesta al cambio climático, no siempre se valora su existencia. Pero hay cada vez más consenso en que vivimos una emergencia y esta labor de monitoreo debe hacerse sí o sí”. Enfatizó.

El seremi de Bienes Nacionales, Sergio Reyes, valoró la concesión vigente para la fundación Omora (que data desde 2009). “Esta administración está enriquecida, tanto por la belleza de naturaleza, así como también por sus adelantos tecnológicos, formación de profesionales, publicaciones y estudios, los que aportan de manera notable al país para estudiar, entre otros ámbitos, el cambio climático. Por eso, como Gobierno de Chile sabemos que aquí también hay una respuesta para el mundo entero”.

El seremi destacó finalmente que estos territorios fiscales son parte de la Ecorregión
Subantártica de Magallanes, Sitio Prioritario de Conservación de la Biodiversidad y Reserva de la Biosfera Unesco desde 2005. “Además, siendo un Bien Nacional Protegido o BNP permite la conservación y protección de los recursos naturales, de la flora, fauna e historia de isla Navarino”.

Un Fio que no es Fiu

Al finalizar la visita al parque, el académico de la Universidad de Magallanes, Juan Rivero, a cargo del monitoreo de aves en Omora, señaló la importancia de la observación y seguimiento a sus rutas migratorias. Entre las especies que se han investigado destaca el Fio Fio, de diminutos 15 centímetros, que por su nombre podría ser confundida con la mascota de los juegos Panamericanos y Panapanamericanos.

“Pero el Fiu, señala Rivero, es una pequeña ave chilena llamada de los Siete Colores. Aquí tenemos al Fio Fio, de sólo 15 gramos de peso, cuyo nombre es onomatopéyico por el sonido de su canto. Un animal increíble porque, mediante dispositivos geolocalizadores, hemos comprobado que es capaz de volar hasta la Guayana francesa y volver. ¡Es una travesía de 12 mil kilómetros en viaje de ida y regreso desde el norte de Brasil!”.