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Priscilla

Domingo 31 de Diciembre del 2023

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Por Guillermo Muñoz Mieres
Periodista

“Chacal de los chicles, rey de los jampers” dice el estribillo del tema “Profanador de cunas” que popularizó la banda valdiviana Sexual Democracia a inicios de los 90 y que hoy día quizás no suena igual porque los tiempos han cambiado y lo qué ayer era chiste quizás hoy ya no lo es tanto. Y esto qué le pasa a la música igual le pasa al cine, porque los espectadores cambian y su forma de ver las películas también.

Algo de esto hay en “Priscilla”, el estreno que cierra el año 2023 en los cines, y que aborda la historia de Priscilla Beaulieu, una adolescente de 14 años que vive junto a sus padres en una base militar en Alemania donde conoce a un conscripto que no tiene nada de raso porque es Elvis Presley que vuelve locas a las mujeres con sus movimientos de cadera, pero extrañamente la elegida es ella y entonces debe luchar primero con la resistencia familiar y luego con la fama de su amado que apenas logra entender y de la cual sólo se entera por las portadas en las revistas de farándula.

La película está dirigida por Sofía Coppola, también una princesa del cine, porque su padre, Francis Ford Coppola, dirigió dos armatostes como son la saga de “El Padrino” (1972) y “Apocalipsis Ahora” (1979), pero ella, a diferencia de él, filma siempre hacia adentro, en espacios cerrados, sea el dormitorio de un grupo de adolescentes como en “Vírgenes suicidas” (1999) o de una reina como en “María Antonieta” (2006), mujeres secuestradas por la tragedia y demasiados jóvenes para morir. 

Ahora en “Priscilla” el palacio real se llamará Graceland, repleto de sirvientes, un padre enojón, una abuela tierna y una patota de amigos que no se sabe cómo se llaman ni qué hacen al lado del rey Elvis, pero parecen bufones, le ríen los chistes, lo adulan y parten con él a la gira como los buenos muchachos, mientras Priscilla se queda en tierra, viendo partir el bus y donde la frase que más se repite es “Te extraño” sin recibir algo parecido como respuesta. Y Sofía Coppola lo filma con un tono extraño donde se resalta el tamaño y la diferencia de ambos, ella pequeña y él un gigante egoísta, que apenas canta, llega de vez en cuando, no consuma el deseo porque es creyente y espera que ella termine la escuela y reciba licencia de mujer mayor.

“Priscilla” tiene algo de historia oficial porque está basada en la novela autobiográfica de la propia Priscilla Presley quien a su vez es productora de la película, como  también lo es Sofía Coppola, así que la película va mitad y mitad y por eso tiene algo extraño y ambiguo, como que quiere o no quiere la cosa, algo de “Barbie”, pero también de la película “Vértigo” de Hitchcock, porque Elvis, como el detective que interpreta James Stewart, tiene algo de profanador y por eso construye a Priscilla  a su imagen y semejanza.

“Priscilla” en definitiva se trata de una película menor sobre una princesa adolescente custodiada por la guardia de un rey en una burbuja de cristal pero que también puede ser la cárcel de una condenada y que, igual a la escena inicial, avanza a pies descalzos por una alfombra peluda para hablar de las luces y más de las sombras de un ídolo que, como dice la banda chilena “Los Prisioneros”, se debe estar sacudiendo en su cripta.