De la Academia de Ciencias Policiales a la Primera Comisaría de Punta Arenas

“Se nos va un muy buen jefe”, comentó un carabinero al término de la ceremonia donde el mayor Francisco Arévalo entregó ayer el mando de la Primera Comisaría a su sucesor, el capitán Sergio Castellón Aguayo.

Este último debiera ascender próximamente al grado de mayor. Egresó de la Escuela de Oficiales de Carabineros hace 19 años, el 2004.

En su carrera policial estuvo dos años en la Comisaría Nº 31 de San Ramón; otros tres como investigador de drogas en la sección especial OS-7 de Concepción y Valdivia; luego permaneció seis años en la Comisaría Nº 26 de Pudahuel. De ahí fue destinado por 4 años a la Comisaría Nº 23 de Talca. Siguió dos años en la subcomisaría Pudahuel y los últimos dos años estudió en la Academia de Ciencias Policiales, desde donde lo enviaron a Punta Arenas.

Una destinación que la toma como “un tremendo desafío”, pero también dijo sentirse muy feliz de poder llegar a esta zona y continuar con el trabajo que desarrolló el mayor Arévalo, muy elogiado por el mando policial.

“No conocía Punta Arenas. Llegué el día viernes y me dediqué a recorrer la ciudad, que la encontré maravillosa”, comentó el nuevo jefe policial.

El prefecto de Magallanes, coronel Max Soldán, le reconoció al saliente jefe de la Primera Comisaría todo el trabajo, esfuerzo y sacrificio, junto a los funcionarios que lo acompañaron en el año de gestión, reflejado en las estadísticas.

“Los controles preventivos aumentaron un 50 por ciento, además de toda la cantidad de vehículos que se sacaron de circulación, sobre todo en horario nocturno”, dijo Soldán al despedir al ex jefe de la Primera Comisaría.