Necrológicas

“Criptoestafas”

Domingo 14 de Enero del 2024

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“Desde que era niño siempre quise ser delincuente” dice Ray Trapani, el protagonista del documental “Criptoestafas” que como buena noticia y pan amasado recién salido del horno es estreno absoluto 2024 de Netflix.

Y la frase recuerda a la del protagonista de la clásica cinta “Los buenos muchachos” (1990) cuando inicia su relato asegurando que siempre quiso ser un gángster, una categoría mayor quizás en la jerarquía de estar al margen de la ley, pero que no esconde la admiración del documental, el realizador y hasta del propio Trapani por la obra fílmica del director norteamericano Martin Scorsese. Allí aparecen de forma similar el ritmo vertiginoso del relato, las voces en off de los protagonistas, el auge y caída de un imperio criminal y sobre todo e inevitablemente vuelve a la memoria en versión documental otra obra cumbre del octogenario realizador como es “El lobo de Wall Street” (2013) con una estafa a gran escala, falsas identidades, tecnología web entre medio, pero unidas por el sueño americano de ganar millones sin apenas moverse de un escritorio.

“Criptoestafas” es una radiografía precisa y hasta cínica sobre una estafa iniciada en 2017 con Centra Tech, la empresa fundada por Ray Trapani junto a otros dos socios para acaparar el entusiasmo por el mercado de los bitcoins y criptomonedas con tarjetas de débito falsamente firmadas por Visa porque son tantas que a quién quizás le podría importar.

Quizás sólo al humorista chileno Bombo Fica con su clásico chiste de la Master Plop! le podría hacer sentido, pero también al periodista Nathaniel Popper del New York Times, porque vio demasiado camino al éxito, títulos universitarios y fotos corporativas sospechosas con risas triunfadoras y hasta el aval del boxeador Floyd Mayweather Jr., hijo del ex campeón mundial de box, que les presta ropa, recibe algo de la torta y, como Iván Zamorano con el Transantiago, se convierte en uno de sus rostros.

“Criptoestafas” está contada con gran dinamismo, entrevistas e imágenes recreadas y su gran valor radica en hacer dudar si estamos presentes ante un falso documental, un engaño sobre el engaño, con actores construyendo a estafadores, madres, cómplices y víctimas. Pero no es así, se trata de un material que utiliza el ritmo de la ficción con testimonios de carne y hueso basado en un principio casi filosófico del propio lenguaje del cine: una mentira que busca contar una verdad.

Y esa verdad es la de Ray Trapani, un personaje real que desde niño quiso ser delincuente, ganar millones y que después de ver y tocar el sueño americano- su sueño por supuesto- cae, como casi todos los personajes de la filmografía de Scorsese, decide contarlo todo y sin guardarse nada porque desde adolescente sabe de colaboraciones con la policía y reconoce que es mejor eso que arriesgar la condena de un siglo en la cárcel. Y también quizás porque intuye que si el ladrón no le ha robado  precisamente al ladrón difícilmente podrá tener 100 años de perdón.