Necrológicas

Hidrógeno verde: un nuevo motor de desarrollo

Por La Prensa Austral Sábado 20 de Enero del 2024

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Desde la antigua Declaración de Santiago el 2010, el 1° informe de Diagnóstico presentado en Nueva York el 2015, la voz de nuestro país no ha estado ajena en la discusión e impulso como un actor de influencia en la agenda internacional. Correlato del valor de la sostenibilidad a nivel país, fue el acuerdo suscrito con empresas dueñas de centrales de generación eléctrica a base de carbón para su retiro el 2040 y los distintos instrumentos de política pública, entre ellos la Estrategia Climática de Largo Plazo 2019 (ECLP), que estableció una ruta para la neutralidad de emisiones con la meta de lograr que al menos un 20% de nuestra matriz de combustible esté constituida por hidrógeno verde o derivados. En años siguientes, la promulgación de la Ley Marco de Cambio Climático -y su meta de carbono neutralidad para el 2050- junto a la actualización de la Política Energética Nacional, fortalecieron estas bases que afortunadamente han trascendido a las distintas administraciones de gobierno.

En este marco, el Plan de Acción de Hidrógeno Verde 2023-2030 surge en un momento clave para aportar desde el ámbito público al esfuerzo articulado llevado a cabo entre distintas políticas a nivel  nacional y regional, promoviendo acciones concretas y orientadas por ejemplo para la habilitación de la promoción del mercado; infraestructura habilitante; participación información y educación; sistema de permisos; sustentabilidad de la industria; despliegue territorial; desarrollo de capacidades, conocimientos y habilidades, y el posicionamiento internacional, todas acciones que de ser bien coordinadas y ejecutadas permitirían facilitar el despegue de la industria de hidrógeno verde, como nuevo motor de desarrollo.

Sin desconocer el aporte de este instrumento en sus líneas de acción, como son: el fortalecimiento institucional, regulación, suscripción de acuerdos voluntarios, enfoque de género y estándares, el desafío siguiente será poder generar un sistema de gobernanza dedicado que sea capaz de coordinar, monitorear y asistir a los distintos entes estatales que participan del plan y -en atención a que estamos contra el tiempo- la participación de entidades gremiales de hidrógeno renovable no sólo en instancias consultivas sino también en aquellas de alcance estratégico. Por cierto, será interesante saber -ex-post proceso de consulta pública- cómo este “Plan de Acción” incorporará los elementos atendidos en el proyecto de ley que modifica el sistema de tramitación de permisos sectoriales y tal vez lo más relevante: ¿Cómo estas 111 medidas se articulan, priorizan y gestionan para acelerar el desarrollo de los proyectos en Magallanes y hacer competitiva nuestra industria?

Más allá de todo lo que resta por hacer en el marco de las reformas tendientes a perfeccionar los procedimientos actuales, el esfuerzo para avanzar en Chile hacia un Estado más sólido y moderno siempre será positivo, cuando indiscutidamente lo que está en juego son asuntos de interés colectivo. 

El hidrógeno verde y sus derivados se nos presenta no sólo como una oportunidad virtuosa para aportar a la descarbonización de la economía nacional y contributivamente al planeta, esta industria también jugará un rol clave para transitar hacia una necesaria reconversión productiva que nos permita salir de una vez del estancamiento económico de estas últimas décadas, generando empleos y desarrollo local. Si como país nos determinamos para dar los pasos en esta dirección, avanzaremos de manera pionera hacia una nueva identidad productiva para Chile y la nueva economía.

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