Trump: tan cerca y tan lejos
Desde cerca, no parecía posible que Donald Trump, después de la asonada contra el Congreso hace tres años, pudiera pensar siquiera en volver a la Casa Blanca. Desde lejos, en cambio, muchos observadores encontraron que un nuevo intento era posible y, quizás, inevitable.
De hecho, ya lo es. Los resultados en Iowa, indican que el candidato republicano ya está en campaña. La semana pasada, tras la euforia por ese éxito, pidió a la Corte Suprema que se pronunciara en su favor, revocando un fallo que lo excluye de las elecciones primarias en Colorado: “El tribunal debería poner fin rápido y decisivo a estos esfuerzos… que amenazan con privar de sus derechos a decenas de millones de estadounidenses y que prometen desatar el caos si otros tribunales y funcionarios estatales siguen el ejemplo de Colorado y excluyen al probable candidato presidencial republicano de sus boletas”.
Esta insistencia responde obviamente a su ADN político. Es lo que cree David Axelrod, un ex asesor de Barack Obama: “Muy pocos demócratas -aparte de los que son muy paranoicos o intuitivos- habrían dicho que Trump iba a volver a ser el candidato republicano en 2024… Una vez más, se subestimó su genio salvaje para perfilar una historia de victimismo y comandar a su base”.
El resultado en los “caucus” (asambleas locales) de Iowa fue aplastante: aseguró que se siente “enormemente honrado… Tenemos que recuperar nuestro país, que ha pasado por muchas cosas malas en los últimos tres años”, declaró a Fox News.
El efecto psicológico es indiscutible. Pero no todos los republicanos están de acuerdo con el estilo de Trump. Un análisis de Sarah Longwell, en The New York Times, profundizó en el duro rechazo expresado por 17 ex funcionarios (activistas, militares en retiro y personas de su confianza), que lo criticaron durante su gobierno o después de los incidentes en el Capitolio:
En la historia de los gabinetes presidenciales, el del expresidente Donald Trump destaca por dos cualidades: rotación y disenso. Trump revocó a los nombrados a nivel de gabinete tan rápido que por momentos parecía que todavía estaba en una etapa de aprendizaje y tenía que despedir a un funcionario cada semana. Estos designados no comenzaron oponiéndose a Trump. No sólo son personas que Trump eligió (afirmó que contrataría a las “mejores personas”), sino que son personas que pensaban que valía la pena trabajar para Trump. Pero muchos de ellos rápidamente se alarmaron por la personalidad, el temperamento y los objetivos políticos de Trump.
“Esto es importante porque, como lo demuestra su cómoda victoria en las asambleas electorales de Iowa, es casi seguro que Trump será el candidato republicano a la presidencia por tercera vez, cifra récord, y tiene probabilidades de volver a ser presidente. A juzgar únicamente por las palabras de muchos ex funcionarios de alto nivel, un segundo mandato de Trump sería catastrófico para el país. Hubo un sinfín de informes críticos con la administración de Trump. Algunas de estas críticas pueden considerarse poco confiables porque provienen de fuentes anónimas o irremediablemente sesgadas. Pero las personas que trabajaron estrechamente con Trump (en quienes él confiaba, que trabajaron con él todos los días, que lo vieron en privado cuando las cámaras estaban apagadas) no pueden ser descartadas tan fácilmente”.
Los demócratas también están en campaña. La lucha con Trump será dura y a fondo. En sus discursos el Presidente Biden ha subrayado su convicción de que Trump “representa una grave amenaza para la democracia”.
