Sin señal en Agua Fresca y en la Ruta 9
La vida moderna ha traído como casi todo en la vida, cosas buenas y cosas malas. Dentro de las cosas positivas de la vida y de los tiempos que nos toca vivir esta la hiper-conectividad en la que nos desenvolvemos y que nos permite inter-actuar con otr@s, independiente del lugar donde se encuentren en la región, país o el mundo. Hoy día podemos comunicarnos a través de un pequeño artefacto celular o desde la comodidad de nuestro hogar y de un teclado, instantáneamente, con casi cualquier lugar del planeta en tiempo real, al segundo, al toque, al tiro diríamos también en Chile.
Esta posibilidad de comunicarnos al segundo ha cambiado nuestros hábitos y ha permeado claramente nuestra cultura, nuestra forma de vivir y relacionarnos. Muchos servicios y servicios públicos o de utilidad pública hoy comienzan aceleradamente a sólo interactuar “online”, como si este derecho estuviera asegurado en todos los rincones. Y no es tan así.
Reconociendo que en Magallanes vivimos en uno de los puntos más alejados del planeta, referenciándonos con los puntos de la tierra donde se registran las mayores densidades de población (y donde por lo tanto en lógica mercantil y moderna, hay más consumidores, o sea más clientes) los esfuerzos por conectar a ésta región del país ha concentrado esfuerzos e inversiones muy cuantiosas.
Al primer cable terrestre que viene desde territorio argentino y que nos conecta a través de la inmensa postación que se aprecia en la Ruta 9 Norte (camino a Natales y a su paso a Dorotea y el Turbio), durante el mandato presidencial de la Presidenta Bachelet, se dio forma a la conexión vía marítima a través de fibra óptica, con el cable submarino que conectó más de 2.000 kilómetros para llegar a Magallanes desde la Región de Los Lagos.
Por ello, para muchos resulta incomprensible el que se mantengan sectores de rezago en nuestra región en materia de conectividad. “Puntos muertos” o precarios en la continuidad del servicio y de la conectividad. Por lo tanto, efectuar un levantamiento real, actualizado de cómo se encuentra funcionando desde los distintos rincones de la comuna y de la región, es fundamental, para otorgar seguridad a los habitantes en cada comuna y sector y, es también seguridad para quienes nos visitan y se internan a las maravillas naturales que tenemos presentes en las distintas comunas de la Región de Magallanes.
Sólo como ejemplo patente, está la disímil e intermitente señal que se puede encontrar en la propia Ruta 9 (nuestra pequeña Panamericana), que une como estructura o esqueleto a las provincias de Ultima Esperanza con la provincia de Magallanes (desde cerro Guido hasta San Juan).
Una región que intenta vender una imagen turística basada en sus paisajes naturales (Torres del Paine, sur de Tierra del Fuego, cabo Froward o isla Navarino), no sólo debe mostrar y lograr acceder a esos atributos, sino que debe tender, con la tecnología que hoy permite esto, tener por seguridad de sus visitantes, sean foráneos o locales, la mayor “conectividad”, pues será otro atributo más que valorará al bien natural del cual hemos sido privilegiadamente dotados por la naturaleza.
No estoy con esto diciendo que deberemos llenar de antenas la región, pero estratégicamente deberemos ver las formas para que por ejemplo, a 30 kilómetros de la ciudad capital de la región (sectores como Agua Fresca, Rinconada Bulnes y San Juan) no suceda lo que sucede y se tenga una conexión adecuada y continua. Cada vez hay más habitantes en este sector, en primera vivienda.
Por otra parte, el esqueleto principal de transporte de la región, es decir los caminos ya reseñados y otros tantos poblados de nuestra región, debieran ser acreditados en su conectividad, por las autoridades regionales y nacionales de la subsecretaría de Transportes y Telecomunicaciones y buscar remediar, dado su contacto y contratos con los operadores de telecomunicaciones (empresas por todos conocidas) operar en ellas, valga la redundancia.
El gobierno recientemente ha firmado con Google la materialización del cable Humboldt, para conectar todo el hemisferio sur, es decir Chile con Oceanía y Asia. Claramente una adecuada política de Estado, pero que choca con estos puntos muertos o ciegos del Chile rural que pareciera que se queda en el siglo XX y que hemos preliminarmente indicado en esta columna.