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Piñera: las sombras del empresario

Lunes 12 de Febrero del 2024

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Iván Weissman

 

Sebastián Piñera como empresario fue igual que como político: exitoso, arriesgado y dispuesto a jugar al borde y a veces romper reglas. Fue uno de los hombres más ricos de Chile y parte de la lista Forbes, que lo puso entre los empresarios con mayor fortuna del mundo.

– Como Presidente, Piñera tuvo que gobernar durante el terremoto, el estallido social y la pandemia.No hay muchos ejemplos de un Mandatario teniendo que enfrentar tamaños desafíos. Y con éxito.

– En materia económica, lideró una economía que creció 5,4% en su primer paso por La Moneda y 2,6% en su segundo mandato, durante el cual enfrentó el estallido y la pandemia. También es responsable de que tengamos la Pensión Garantizada Universal (PGU) y empujó para que se aprobara la nueva Ley de Bancos.

– El empresario “pillín”. Es como me lo describió un empresario que hizo negocios con Piñera y que le tenía enorme admiración por su capacidad intelectual y de trabajo, pero no por su manera de hacer negocios. “No era ladrón ni pillo, era pillín,
ventajista”, me dijo.

– Esa forma de hacer negocios es lo que yo llamo las sombras del ex Presidente como hombre de negocios. Y como expliqué en el arranque, son relevantes, y son evidencia de una forma de actuar, en una época y por un grupo de empresarios, que en parte son responsables de la crisis de confianza y legitimidad que enfrenta el modelo hace ya varios años.

– El caso Banco Talca. Corría 1979 y Sebastián Piñera era gerente general. Los controladores eran Miguel Calaf y Alberto Danioni. Piñera armó un esquema para que el banco le prestara plata a sociedades de papel de los controladores y baipasear los límites de préstamos a empresas relacionadas. Sólo la intervención de la exministra de Justicia de Pinochet, Mónica Madariaga, lo salvó de la posibilidad de ir preso.

Los conflictos de intereses cuando era gerente general de Citibank en Chile. Piñera en ese momento armaba, en paralelo y por fuera del Citi, el negocio de traer a Chile las tarjetas de crédito Visa y Mastercard. Y eso a pesar de que el Citi ofrecía la tarjeta Diners.

– Caso Chispas. Uno que marcó un hito y que llevó a varios cambios en la regulación del mercado financiero chileno. Involucra la venta de acciones de las sociedades controladoras de la eléctrica Enersis a Endesa España. El controlador era José Yuraszeck, pero Piñera tenía un paquete importante de acciones. El decidió ir en secreto a negociar la venta de su paquete con los españoles a un mejor precio. En Sanhattan gritaron “foul” y lo acusaron de perjudicar al resto de los accionistas minoritarios.

– Caso LAN. La compra de acciones con información privilegiada le costó una multa de 363 millones de pesos en 2006. En ese entonces, Piñera controlaba más del 20% de la aerolínea. La ley prohíbe a las personas que cuentan con información privilegiada comprar acciones. El periodista Sergio Jara Román lo cuenta en detalle en su libro Piñera y los leones de Sanhattan. Ahí confirma la existencia de grabaciones que revelan las conversaciones entre Piñera y tres operadores de Banchile Corredores de Bolsa, quienes le advirtieron no hacer la operación. Jara explica que Piñera había comprado acciones de Lan, su empresa, “estando en conocimiento de información que nadie más tendría hasta dos días después, cuando se hiciera público el documento que había revisado y aprobado el lunes por la mañana, en la sesión de directorio de la aerolínea“.

– Platas políticas: Penta y SQM. Bancorp, sociedad ligada a Piñera pero gestionada por el ingeniero civil Santiago Valdés –quien fue su administrador electoral en la campaña para su primer paso por La Moneda–, suscribió una serie de contratos que para la Fiscalía y el SII eran fraudulentos. Entre ellos, los suscritos con SQM –que permitieron pagar bonos a ejecutivos de CHV cuando el canal era propiedad de Piñera– y con la sociedad Penta III. En total, entre Penta y Soquimich, se estima que la suma que involucró a Piñera ascendería a 520 millones de pesos entre forwards y boletas ideológicamente falsas. Para la firma, todos estos convenios se realizaron de acuerdo a la ley vigente.

– Caso Exalmar: los negocios de Sebastián Piñera en Perú siendo Presidente y en medio del fallo de La Haya. Mientras era Mandatario, Bancard –la sociedad donde estaban sus hijos y que manejaba Nicolás Noguera, su hombre de mayor confianza a la hora de administrar su fortuna– tenía acciones de la pesquera peruana Exalmar cuando se desarrollaba el juicio de La Haya. El resultado del proceso litigioso es ampliamente conocido: generó un nuevo límite marítimo, en el cual Chile perdió 22.000 km de mar patrimonial, como asimismo un área de pesca fina para empresarios nacionales. Perú, en cambio, logró aumentar su mar patrimonial a costa del chileno y, además, una porción de alta mar. Esto favoreció a empresas peruanas, entre ellas, Exalmar. La inversión no fue parte del fideicomiso ciego.

– Minera Dominga. La historia la contó Ciper, que reveló que las familias Piñera y Délano sellaron la millonaria compraventa de Minera Dominga en las Islas Vírgenes Británicas. Fue un negocio de US$ 152 millones y parte de la operación se llevó a cabo en el mencionado paraíso fiscal. El acuerdo establecía un pago en tres cuotas. El último pago dependía de que no hubiera cambios regulatorios que obstaculizaran la instalación de la mina y su puerto. El conflicto de intereses está en que esos cambios dependían de decisiones del Gobierno de Piñera.

– La revelación de Ciper ocurrió cuatro años después que se supo que en 2009 Piñera, a través de un Fondo de Inversión Privado (Fip), controlaba una parte de Minera Andes Iron, la empresa que entonces buscaba construir el polémico proyecto minero. Todo oscuro y poco transparente.

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