Duro de matar
Completamente doblado quedó el escobillón de los funcionarios del Samu, utilizado como herramienta de erradicación de plagas para poner fin a la vida de un retrovertido roedor que se había alojado en sus dependencias. En sus retinas, debe permanecer aquella atroz escena, con embates violentos que llegaron a torcer el mango de la otrora herramienta para barrer. Dicen que la dureza del roedor era proporcional a sus habilidades acrobáticas para esquivar ataques, por lo que no se trató de una tarea simple. Precisión y fuerza a la par, además de coordinación en equipo fue lo necesario para terminar con la vida del ratón. Una actividad para reforzar el trabajo en grupo y el espíritu de compañerismo al interior del camarín.