Estado + Isapres: el gran portonazo
Arturo M. Castillo Cabezas
Empezar a escribir este artículo ha sido igual que tratar de agarrar un palo de gallinero: por donde uno toque queda untado, así es que mejor iré separando por los nudos del colihue.
Los fallos
En 2010, mediante sentencia N° 1.710, el Tribunal Constitucional (TC) sentenció no sólo que la “Tabla de factores” que aplicaban era ilegal, sino derechamente inconstitucional y derogó toda norma que vulnerara la Constitución. Por su parte, casi trece años después (noviembre de 2022), la Corte Suprema -como si el TC fuera algo pichiruche al que nadie pesca- debió ratificar su sentencia, porque no la estaba cumpliendo nadie. ¿Qué sentenció la máxima instancia del poder independiente encargado de la justicia del Estado? Que a los afiliados se les habría cobrado en exceso desde la sentencia del TC, y que el Poder Ejecutivo debería verificar caso a caso si ello había ocurrido, y en caso de haber diferencias a favor del cliente, determinar su monto para devolución. Pasado más de un año, no sólo no se ha devuelto “un puto peso”, sino que los otros dos poderes del Estado se han coludido para sacarle más plata a los clientes de las Isapres.
La plata
Los primeros cálculos que se hicieron respecto de lo adeudado, anduvieron por unos 1.300 millones de dólares, o sea para ponerlo en imágenes, unos dos puentes sobre el mar, de más de dos kilómetros de largo como el del canal de Chacao. Claro que eso fue al comienzo, porque gracias a los de siempre, la cosa se parece cada vez más al chiste de Bombo Fica, en que la incautación de droga que parte en varios kilos, termina en un papelillo, de modo que ahora, si es que llegan a pagar algo, será lo que les parezca a todos los intervinientes, menos los perjudicados.
El algoritmo se puede hacer hasta en una planilla de cálculo, en que -en términos simples- bastaría poner cuánto pagó el afiliado cada mes, cuánto debería haber pagado sin el agregado de la tabla de factores, y sacar la diferencia. Los datos están, y si no lo saben hacer en la Superintendencia, me los envían y yo se los hago a un mínimo costo unitario. Si se quiere ser igual de justo que cuando uno se atrasa en el pago a la Isapre, es cosa de pasar el cálculo a UF y agregar el interés penal, asunto que por supuesto, no ha sido tema.
La exacción
Define la Rae en su segunda acepción a la exacción como un cobro injusto y violento, a mí me parece que bien puede ser y/o violento, pero para el caso se entiende que, si nuestro sistema judicial determinó que constitucional y legalmente era un cobro improcedente, está claro que es injusto. No quiero arriesgar una querella aduciendo que además podría tratarse de una apropiación indebida, pero sin duda constituye un enriquecimiento injustificado, materia sobre la cual hay suficiente jurisprudencia nacional y extranjera, que establece la obligación del causante, de resarcir el daño patrimonial causado. ¿Qué hacen al respecto nuestras autoridades de los otros dos poderes del Estado? Le dicen al facineroso que no se preocupe, que ellos le van a arreglar el pastel, para que no paguen nada o sino, mucho menos.
¿Qué hace el Estado cuando se da cuenta que le cobró impuestos de más? Se los devuelve ¿no?, pero nuestra clase política está confabulada para que eso no opere en este caso. ¿Y qué pasa si me quedo con la plata del Iva? Puedo terminar preso.
La expropiación
La Constitución vigente, establece en el numerando 24 de su artículo 19: “El derecho de propiedad en sus diversas especies sobre toda clase de bienes corporales o incorporales. (…) Nadie puede, en caso alguno, ser privado de su propiedad, del bien sobre que recae o de alguno de los atributos o facultades esenciales del dominio, sino en virtud de ley general o especial que autorice la expropiación por causa de utilidad pública o de interés nacional, calificada por el legislador. El expropiado podrá reclamar de la legalidad del acto expropiatorio ante los tribunales ordinarios y tendrá siempre derecho a indemnización por el daño patrimonial efectivamente causado”
O yo no entiendo lo que leo, o nuestros legisladores ni siquiera se toman el trabajo de leer -ni hablar de entender- pero sucede que el dinero es la esencia de los bienes inmateriales, a que puede ser traducido todo otro bien, ya sea corporal o incorporal, y si los órganos del Estado deciden quitármelo, están haciendo una expropiación de un bien que me pertenece, y debe compensarme, pero peor aún, se están metiendo como veremos a continuación, donde no deben.
Los derechos personales
Define (en corto) nuestro Código Civil a los derechos personales como aquellos que sólo pueden reclamarse de ciertas personas por un hecho suyo o por disposición de la ley, y se llaman también “créditos”. En este caso, cada afiliado objeto de la exacción, tiene un crédito contra quien se hizo indebidamente de su dinero, asunto que es más que obvio, si además nuestros TC y Corte Suprema así lo han establecido, es decir, es la esencia de lo que para otras cosas el gobierno dice que no se mete, porque es “un asunto entre privados”.
Efectivamente, lo que yo le deba a una Isapre, o lo que esta me deba a mí, es un asunto estrictamente relativo a un derecho correlativo y personal, NADIE puede meterse a determinar si lo cobro o no lo cobro, y cómo lo hago, como patudamente han hecho nuestros poderes Ejecutivo y Legislativo.
Si no fuera que da rabia, daría pena ver cómo esos mentecatos hacen gárgara por la tele con lo de que la propiedad privada aquí, la propiedad privada allá, pero si se trata de salvar a sus amigotes malandrines, se les olvida todo lo que dicen habitualmente, aderezado con monsergas sobre la moral y las buenas costumbres.
Con mi plata, no
Esos mismos personajes, si se trata de las AFP sufren ataques de nervios si se habla de que una cotización adicional vaya a ir a un fondo colectivo, menos aún si lo maneja el Estado, ese mismo que están usando para quedarse con el dinero nuestro mal habido. Les vienen soponcios y vahídos mientras alegan que el dinero que se ganan los trabajadores es de ellos y de nadie más, y sólo ellos pueden y deben decidir cómo y a adónde va… salvo que se trate de la plata que se guardaron indebidamente las Isapres, ahí parece que ya la plata no se la sacaron del sueldo al trabajador que tanto defienden, sino que sería una especie de Teletón involuntaria, para salvar a estas pobrecitas instituciones. Ahí, ni un problema: ¡Con tu plata, sí!
La “mutualización”
Entre los ingeniosos mecanismos para favorecer a los pillos, además de pretender rebajar una deuda sobre la que no tienen pito que tocar, porque como vimos, es un crédito que usted, y nadie más debería manejar, deciden que lo que resulte del arreglín numérico se “mutualice”, es decir, se haga un fondo común, y si se paga algo, sea en una prorrata, con que todos los acreedores se apoyan mutuamente. Lo curioso y desfachatado, es que eso es lo mismo que alegan que por ningún motivo se puede ni debe hacer en las AFP, ¡No, señor! la plata es de cada uno, cada cual se rasca con sus uñas, las cuentas son individuales, y nada de andar armando fonditos solidarios, propios del comunismo trasnochado. Ahí los tiene, usted los conoce, ¿no?
La insolvencia y el mercado
Hace unos años tuve la amarga experiencia de perder el 65% de mi capital de trabajo, porque el Ministerio de Economía quiso liquidar a una cooperativa de ahorro legal y formal, en que tenía ese dinero. Por gestiones personales, conseguí que se formara una Comisión Investigadora en la Cámara de Diputados, y después de muchas gestiones y peleas, logramos salvar a la Cooperativa, no sin que los más de 5.000 ahorrantes perdiéramos mucha plata. Terminamos sometidos a la Ley de Insolvencia, que establece los mecanismos para poder seguir adelante, y hoy la cooperativa aquella, funciona muy bien.
Si los mismos que juegan a salvavidas de los ricos y poderosos, hacen gárgaras con la economía de mercado, y con eso de que los eficientes sobreviven y los demás, siguiendo el darwinismo económico, mueren, la inconsecuencia es para vilipendiarlos de por vida, a menos claro, que entendamos de una vez por todas que su consecuencia no es con nosotros, la plebe, es con los mandantes y mandamases que financian la política.
Una de las tantas guindas de la torta, la puso la ministra de Salud, que con todo el tupé que da andar con un fonendo estetoscopio, declaró ante los medios, que su problema ahora no era la deuda con los afiliados, sino los flujos futuros de las Isapres, es decir, sin avisarle ni al Presidente, pasó de su cargo a fungir como gerente de finanzas de la Asociación de Isapres ¿Lo hará fuera de sus horas ministeriales?
Las finanzas
Ya que estamos, un dato para la ministra de finanzas de las Isapres: En una economía como la nuestra, como vimos en mi caso, los socios solventamos la deuda -o quebramos- y para solventar deuda hay muchos mecanismos, uno de ellos al que recurren los afiliados a Isapres cuando les aprieta el zapato para pagar su plan de salud, es pedir préstamos -los famosos “créditos” que se llaman así, porque como vimos, afectan a sólo quienes los contraen- ¿Me va a decir la señora ministra de finanzas que sus asesorados no tienen socios con lucas para poner, ni capacidad de crédito para responder? Curioso, al menos yo, todavía consigo plata en el banco.
Le paso un dato: cuando en 1982 el Sr. Moya salvó a la banca, esta se endeudó con el Estado, la dictadura no dispuso que la cosa les saliera casi gratis. Sólo el Banco Chile generó una deuda subordinada con el Banco Central por UF 36.000.000.- o sea unos US$ 5.000.000.000, es decir, algo así como 4 veces lo que deben TODAS las Isapres, pero estas pobres instituciones de salud, no tienen salud financiera para endeudarse y devolver la plata mal habida.
Los reguladores
Según señala en su sitio web: “La Misión de la Superintendencia de Salud es velar, proteger y promover el cumplimiento igualitario de los derechos de las personas en salud con oportunidad, eficiencia y equidad a través de la supervigilancia y control de las instituciones que son parte del sistema de salud”.
Para ello tiene un superintendente sobre dos Intendencias y tres Departamentos. Quienes están a la cabeza de cada puesto, ganan un sueldo reguleque de alrededor de
$10.000.000.- al mes, y de ahí viene otro lote que tampoco gana mal. Ninguno de quienes han pasado por esas posiciones, ha dado cumplimiento a lo que dicen es su misión, jamás se han preocupado de proteger a las personas, los hechos los muestran como permanentes defensores de sus supervigilados. Desde el fallo del TC en 2010 no se hizo nada hasta 2019, en que recién emitieron una circular o resolución, en que le dicen a las Isapres que lo de la tabla de factores se ve feo. No les hicieron caso, ni ellos lo exigieron, y así llegamos al fallo de la C. Suprema de 2022.
¿Alguien ha exigido las responsabilidades de alguno de los que, si hubieran hecho el trabajo porque se les paga muy bien, nos habrían evitado el actual incordio? NO, nadie, todos siguen felices de la vida y con corbatas de seda.
Too big to fail
Así se llamó un artículo que escribí sobre el tema anteriormente, es decir, las Isapres son demasiado grandes para caer nos dicen ¿qué van a hacer los pobres afiliados si el sistema colapsa? De veras se han puesto a pensar que va a pasar con la Clínica Teutona, la Clínica del Conde, y las demás, si se les cae el sistema de integración vertical, en que todos están enredados con todos y manejan el precio a su amaño ¿Acaso van a cerrar? No señores, lo más probable es que van a tener que negociar con compañías de seguros ajenas o propias, e incluso con Fonasa, para seguir funcionando, obligadas eso sí a que pasen del monopolio de facto que son, a tener que someterse al monopsonio que sería Fonasa, para beneficio de todos.
Haciéndose los locos
Otra gracia del arreglín es que aparte de que ojalá no paguen ni uno, las Isapres alcen sus planes dos veces durante este año. La primera tendrá un tope de 7,4%, porque convenientemente la Super de Salud dejó fuera el patrón Fonasa, sino, no podría haber sido más de un 4%. Y eso, haciéndose los locos en el gobierno y el Congreso, con que el fallo de la Suprema estableció la forma en que debe operar el cobro de planes, que, por supuesto es muy distinta, pero tiene el problema de que beneficia a los clientes, que es además el término correcto, en lugar del eufemismo “afiliado”.
EL PORTONAZO
Y así, sin asco y mientras Moya observa alelado y estupefacto -es decir en su condición habitual de estar lelo y que lo hagan estúpido- se consuma el mayor portonazo de nuestra historia, con la complicidad de dos de los tres poderes del Estado y lo más granado de nuestro empresariado, ese mismo que si no nos vende agua con sal a precio de pollo, si no se colude para vender papel higiénico o medicamentos, si no consigue que el gobierno autorice comisiones truchas para las AFP, en fin, si no nos saca la plata como sea, no es viable.
¡Vivan los adalides de la economía de mercado!




