Pinochet quiso gobernar Chile desde Magallanes y borrar todo recuerdo del Puntarenazo
Exactamente un año después de la histórica protesta en nuestra región, el dictador llegó acompañado por 18 ministros, cinco subsecretarios y una agenda extensa que abarcaba ocho días.
El 26 de febrero de 1985, estaba agendado que el dictador Augusto Pinochet Ugarte entregara un conjunto de viviendas en la población Eusebio Lillo y otra en El Ovejero, en las cercanías de Las Vertientes. La visita, confirmada por el entonces Intendente, mayor general Luis Danús, delineaba una atípica y prolongada agenda de ocho días. Este itinerario incluía reuniones con empresarios, trabajadores, visitas a distintas localidades de la región y diversas ceremonias de premiación, además de cortes de cintas y un homenaje especial en San Gregorio. Aunque el arribo se pospuso, finalmente llegó el 2 de marzo, acompañado de 15 ministros, cinco subsecretarios y la primera dama de la nación, Lucía Hiriarte “de Pinochet”, subrayando así el enfoque de propiedad distintivo de la narrativa castrense.
La expectación entre la población fue palpable, pero también se instauró cierta inquietud. Las autoridades locales, recordando el pasado “Puntarenazo”, temían revivir tal episodio. En tanto, la estrategia de la dictadura apuntaba a promover el regionalismo y borrar cualquier vestigio de la histórica afrenta que Pinochet había sufrido en la plaza principal de la ciudad austral.
El temor de un “segundo Puntarenazo” condujo a medidas extremas de seguridad y allanamientos en distintos lugares de la ciudad. Pablo Gálvez fue detenido por poseer literatura subversiva, y el Intendente militar expresaba su preocupación en los medios de prensa. Finalmente, llegó el día y las páginas de La Prensa Austral se llenaron de saludos pagados para dar la bienvenida al dictador y su comitiva. El titular de portada, “Pinochet gobierna desde Magallanes”, destacaba los ocho días de actividades programadas y la inusual presencia de ministros y subsecretarios. Era la primera vez en la historia de Chile que un gabinete casi completo visitaba la región austral durante un periodo tan prolongado.
Cientos de magallánicos recibieron a Pinochet con entusiasmo, una imagen notablemente diferente a la del 26 de febrero de 1984, durante el primer “Puntarenazo”. La gira estratégicamente planificada comenzó con una visita a la frontera en San Sebastián y una emotiva ceremonia en San Gregorio. La actividad del primer día concluyó con una cena y reuniones donde el dictador escuchó las diversas expresiones de la comunidad.
Al día siguiente, el 3 de marzo, un terremoto de magnitud ocho sacudió diversas regiones del país. El desastre afectó a Coquimbo, Valparaíso, O’Higgins y la Región Metropolitana, causando la muerte de 177 personas, 2.575 heridos y casi un millón de damnificados con 142.489 viviendas destruidas. La comitiva completa regresó a la capital debido al desastre natural. En esta ocasión, el “Puntarenazo” llegó de la mano de la naturaleza.
Pinochet y el ministro de Vivienda no pudieron inaugurar la población Eusebio Lillo. Aunque se prometió volver en un mes para cumplir con la entrega de títulos de dominio, esto nunca ocurrió. Finalmente, en la inauguración participaron el Intendente Luis Danús y el seremi subrogante de Vivienda y Urbanismo, Ramón Morales. Eugenia Álvarez, en representación de los vecinos, pronunció un emotivo discurso agradeciendo las gestiones y elogiando el esfuerzo de los pobladores por obtener una casa propia. Así se llevó a cabo la tan anunciada inauguración.
Los 80, la década de las movilizaciones
En la década de los ochenta, el país experimentó un notable incremento en las manifestaciones, un fenómeno que no pasó desapercibido en la región de Magallanes.Estas fotografías ofrecen un vívido testimonio del crecimiento de las movilizaciones durante ese periodo, reflejando la efervescencia social y el surgimiento de diversas expresiones de protesta en la comunidad magallánica. Las imágenes de La Prensa Austral se convierten así en un valioso archivo visual que documenta y contextualiza el auge de las manifestaciones en la década de los ochenta, proporcionando una ventana única hacia el clima sociopolítico de la época en la región.
La Prensa Austral, invaluable testigo de la historia
La Prensa Austral emerge como un invaluable testigo de la historia al detallar y desarrollar la noticia del Puntarenazo, un episodio trascendental que dejó una marca indeleble en la memoria colectiva. Las imágenes capturadas por este medio no sólo documentaron el acontecimiento local, sino que trascendieron fronteras, recorriendo el mundo y llevando consigo la crónica visual de la resistencia magallánica ante la dictadura.
Hoy, estas páginas se erigen como un preciado archivo que atestigua los momentos cruciales de nuestra historia reciente. Son más que fotografías y diarios que constituyen un testimonio tangible de la valentía y determinación de aquellos que desafiaron el yugo autoritario. Este patrimonio periodístico, meticulosamente conservado a lo largo de los años, se pone hoy a disposición de la comunidad para conmemorar los 40 años del Puntarenazo.
Al compartir estas imágenes, abrimos una ventana al pasado, ofreciendo la oportunidad de reflexionar sobre el coraje de quienes, hace cuatro décadas, alzaron su voz por la libertad y la democracia. En este acto de preservación y difusión, La Prensa Austral contribuye a mantener viva la memoria histórica, recordándonos la importancia de aprender de nuestro pasado para construir un futuro más justo y democrático.