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Como ayudar a los cuidadores

Por Ramón Lobos Vásquez Miércoles 28 de Febrero del 2024

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En columnas anteriores nos hemos referido y comentado sobre las consecuencias que tiene para una persona mayor el deterioro cognitivo, el cómo se manifiesta o cómo hacerle frente en el trabajo para con ellas; así como las distintas aristas que esta enfermedad conlleva en la vida de un mayor. Pero también hay un aspecto social importante y muy necesario de abordar.  

Idealmente cada mayor debe contar con alguna red de apoyo en lo social, la que está conformada por su familia directa en primera instancia o sus amistades más cercanas que van viviendo día a día este deterioro. Ojalá cada adulto pudiera contar con una red amplia, variada y funcional, capaz de contenerle y protegerle. Lamentablemente son pocos los que pueden contar con esta red que facilita enormemente su cuidado y protección. Para muchos es inexistente y por ello deben recurrir a otras instancias comunitarias, para poder seguir adelante; esto complejiza su atención y los cuidados que requieren, sobrecargando los sistemas de salud o sociales planificados con este fin. 

La gran mayoría puede contar con una red más pequeña. Habitualmente conformada por la pareja, que resulta ser de una edad y problemática similar al mayor afectado o bien por alguna hija que hace de cuidadora principal y acomete tales tareas. Eso es lo más frecuente de encontrar como red de apoyo para los mayores que se encuentran en comunidad. De ahí que se tan importante toda acción de protección y cuidado de esos familiares, que son los cuidadores principales.

A mayor deterioro se hace cada vez más complejo el cuidado y el mantenerse en esta tarea. Ya que una vez iniciado este camino de deterioro siempre será sin retorno, es decir, progresivo e inevitable. Por lo tanto, los cuidados serán cada vez mayores y más complejos de proveer por parte de este cuidador.  

Por ejemplo, cuando se ha estructurado una demencia la tarea se hará mucho más compleja y necesariamente implicará una mayor carga y alguna repercusión psicológica sobre ese cuidador. Siendo la ansiedad una de las manifestaciones más frecuente de observar, dado el progresivo deterioro del adulto y la incertidumbre que significa este diagnóstico y cómo lo vivirá el mayor a su cuidado. Por eso, es importante que el cuidador siempre reciba información, capacitación y sea conectado con grupos de apoyo en la comunidad; para su contención. Una tarea social pendiente en nuestra región, ya que aún no hay grupos de ayuda para familiares y cuidadores de mayores demenciados.  

Es muy necesaria la creación de este tipo de grupos, ya que es importante el encuentro entre quienes viven una situación similar. Nadie mejor que alguien que vive o ha vivido esta situación puede entender los problemas que deberá enfrentar una familia que inicia este camino y puede aportar estrategias de contención y otros abordajes que sirvan de apoyo a quienes se inician en este cuidado. Siempre la socialización y el compartir son efectivos mecanismos de contención, para quienes deben afrontar tales tareas. Los hace sentir importantes, acompañados, protegidos y cuidados.

Por eso, es esencial que en nuestra región surjan y se validen  estos grupos de autoayuda. Que quienes cuidan  tengan tiempo también para ellos, ya que esto favorece el poder estar diariamente en esta importante tarea. Los cuidadores necesitan ser acompañados, aconsejados y compartir experiencias de ayuda y protección para vivir las distintas etapas y necesidades de una persona mayor con demencia. Atravesar esta etapa en soledad o aislado es angustiante y demasiado compleja para cualquier cuidador. Se requiere compartir experiencias, vivencias o solamente tener el espacio para plantear sus angustias y pesares. Entre iguales se entiende la carga y la sobrecarga que implica cuidar a mayores demenciados.   

Una vez iniciado este camino, este mismo transitar significará cansancio y agotamiento. Por eso, es fundamental tener estos espacios de respiro para los cuidadores. Ya que nadie como ellos, puede entender los sentimientos que les van agobiando en el progresivo deterioro de quien cuidan. En etapas avanzadas la frustración por no alcanzar logros o por no poder hacerlo mejor, es un sentimiento importante y frecuente de observar. Nuevamente el poder compartir y acompañarse, especialmente por quienes también viven lo mismo es muy necesario. 

En nuestras comunidades no se ha avanzado en trabajar con los cuidadores. Todavía seguimos viendo caso a caso y no se ha trabajado con el gran grupo -en crecimiento- que son los que cuidan. Está claro que ellos cuidan, pero como sociedad debemos cuidarlos y protegerlos, porque su tarea es irremplazable y no es posible crear una red social capaz de atender y cuidar a todos los mayores demenciados de nuestra sociedad.

El trabajo y esfuerzo de quienes cuidan no tiene precio y por eso es un grupo al que hay que “cuidar y ayudar”también. Una tarea pendiente es lograr su asociatividad y crear grupos de ayuda entre ellos. Tarea impostergable en nuestra región hoy. La mejor manera de ayudarles es darle el espacio para que se ayuden entre ellos.