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Parque Marino Islas Diego Ramírez-Paso Drake: su valor como sumidero de carbono y conservación de la biodiversidad antártica

Jueves 11 de Abril del 2024

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Conocer el estado actual de la comunidad de macroalgas en el recién creado Parque Marino Islas Diego Ramírez y Paso Drake es de suma relevancia, puesto que estas islas podrían no solamente servir como un sumidero de carbono, sino también un reservorio genético de especies de interés comercial”, se remarca en el estudio liderado por la Dra. Johana Marambio que buscó actualizar el catastro de macroalgas existentes dentro del citado parque.

Así, lo primero que se le pregunta a la investigadora Marambio es cuán relevante es para un país y una región, como la nuestra, tener parques marinos. Rápidamente responde: “Primero, su importancia radica en la conservación de estas áreas. Lo que primero se pretende es proteger estas áreas de la actividad humana. Generalmente, estas áreas tienen algún interés. Por ejemplo, especies en peligro de extinción, gran biodiversidad, algún recurso importante como glaciares. Lo segundo es entender y saber. Una vez que se generan estos parques y reservas, lo que se hace es comenzar a estudiar todo lo que ocurre allí dentro”.

Y, si estos parques marinos son únicos en el mundo y/o presentan el grado de pristinidad como el Parque Marino Islas Diego Ramírez y Paso Drake (PMIDR-PD), estamos frente a un haber de inconmensurable valor.

“La importancia de tener parques marinos es la conservación y la información porque, en base a esa información, se hacen políticas públicas y, en el caso de zonas como Diego Ramírez, también se cruzan temas limítrofes. De la declaratoria de parque nace eso, es la base para abordar las diferentes aristas que pueda tener el parque, en general”, explica.

Luego, surge una segunda pregunta para contextualizar el trabajo que lideró sobre las poblaciones de macroalgas en el citado parque marino: ¿Cuál es la importancia de proteger los bosques de macroalgas?

Entonces, la Dra. en Recursos Naturales, académica de la Universidad de Magallanes (Umag) y post doctorante del Centro Internacional Cabo de Hornos (Chic, en su sigla en inglés), hace ver que, en general, Magallanes tiene bosques de algas, de Kelps, en un estado de conservación bastante alto, siendo zonas prácticamente prístinas. 

“Hay pocas zonas que han sido afectadas por la actividad antropogénica”, aclara y pone como ejemplo aquellas áreas cerca de caletas de pescadores, puertos o de centros de cultivo. “Pero, son muy puntuales y, en general, los bosques de  Macrocystis pyrifera y de Kelps están bien conservados y, sobre todo, una de las carácterísticas de los que están en la zona de Diego Ramírez es que son bosques prístinos totalmente. Hay estudios que demuestran que en esas áreas no hay prácticamente contaminación y que esos bosques se encuentren en tal condición es clave para que podamos generar estudios a largo plazo y también para analizar la respuesta de estos bosques al cambio climático. Actúan, finalmente, como centinelas del cambio climático”.

– ¿Esto es relevante a la hora de hablar de carbono azul? 

– “Hoy en día está muy en boga todo lo que tiene que ver con el carbono azul, con la protección. No obstante, el carbono azul es una mirada que se les da a estos bosques, pero estas poblaciones en sí tienen un valor intrínseco gigante, ecológico, social, pues muchos organismos de interés comercial habitan en estas zonas.

En el caso del parque -prosigue-, la condición de prístino y que puedan actuar como centinelas, es algo clave y único de esta zona”.

Como carbono azul se entiende el carbono capturado por los ecosistemas oceánicos costeros del mundo, jugando en esto las macroalgas un papel importante.

Siete nuevos
registros de macroalgas

Desde 2020, la Dra. Marambio ha estado investigando los bosques de algas en la zona del Parque Marino Islas Diego Ramírez y Paso Drake y también ha participado en el plan de acción de esta reserva. 

“Cuando tomé este trabajo, nos dimos cuenta que había una falta de información gigante porque todo el esfuerzo de muestreo en la región se da en el estrecho de Magallanes. Entonces, cuando uno va a la base de datos, se da cuenta que toda la información es de ahí y también de la zona del canal Beagle, principalmente por las expediciones de 1800, inglesas, francesas, que hicieron catálogos hermosos de la zona de Cabo de Horno y de los canales de aquí de la región. Pero, cuando uno se va a buscar información de Diego Ramírez y de todo ese borde que da justo a esta zona de transición, que es parte de la Corriente Circumpolar Antártica, aguas que vienen con alta cantidad de nutrientes desde el fondo, se da cuenta que está muy poco estudiada”, comenta.

Apunta que había sólo un par de trabajos previos para ese sector. “Realmente, no hay un catastro real y una de las dificultades está dada por las condiciones climáticas. Hay que buscar ventanas de tiempo para ingresar. Es una zona muy compleja. Si hablamos de conocimiento de la zona, éste es muy escaso y debemos generar un esfuerzo de muestreo ahí, para poder proyectar un trabajo a largo plazo, para entender lo que está ocurriendo en la zona también”, acotó.

Esto quedó reportado en la investigación de Marambio que lleva por título “Siete nuevos registros de macroalga para el archipiélago Diego Ramírez: el valor del nuevo parque marino como sumidero de carbono y conservación de la biodiversidad subantártica”, publicado en la revista Anales, del Instituto de la Patagonia.

“Pese al interés biogeográfico de las macroalgas del archipiélago Diego Ramírez, no ha habido nuevos catastros que permitan evaluar si este archipiélago podría representar el extremo norte de distribución de especies antárticas y/o el extremo sur de especies magallánicas. El objetivo de este trabajo es actualizar el catastro de macroalgas del archipiélago con el fin de detectar nuevos taxa que pudieran estar presentes en estas islas, así como contribuir al análisis de las relaciones biogeográficas de su ficoflora”, se argumentó a modo explicativo en tal trabajo.

La Dra. Marambio lideró este estudio que tiene como co-autores a Sebastián Rosenfeld, Juan Pablo Rodríguez, Fabio Méndez, Tamara Contador, Roy Mackenzie, Bernard Goffinet, Ricardo Rozzi y Andrés Mansilla.

Las macroalgas y
los ecosistemas costeros

En biología, un taxón o taxon ​es un grupo de organismos emparentados, ​que en una clasificación dada han sido agrupados, asignándole al grupo un nombre en latín, una descripción si es una especie, y un tipo.

El trabajo apuntó, entonces, a determinar la existencia de nuevas taxa en el PMIDR-PD.

Se partió destacando que las ecorregiones marinas de canales y fiordos del sur de Chile y terrestre subantártica de Magallanes representan el límite extremo de latitud sur para la distribución de numerosos grupos de organismos a nivel de especies, géneros, familias e incluso órdenes y clases. 

Se observó que en los ecosistemas costeros sobresalen los grandes “bosques submarinos” de algas pardas, conocidos internacionalmente como Kelps, que alcanzan enormes extensiones y biomasa ofreciendo un hábitat crítico, proporcionando refugio, lugar de reproducción y/o alimento para muchas especies de invertebrados y vertebrados, incluyendo especies de interés comercial como erizo, centolla, ostión, calamar y peces 

Los grandes bosques de algas pardas pertenecen a los órdenes Laminariales y Fucales, representados en las costas de altas latitudes en ambos hemisferios. 

En el caso del Hemisferio Sur, el punto de distribución más austral de representantes de las formaciones de Kelp se encuentra en el archipiélago Diego Ramírez, donde se registran las especies Lessonia flavicans, Lessonia searlesiana y Macrocystis pyrifera, además de la especie Durvillaea antarctica, un alga parda de gran tamaño. 

Nuevos registros

Para Chile, se han registrado 444 taxa de macroalgas, de los cuales 234 están presentes en la zona de Magallanes y Tierra del Fuego, mientras que la flora marina bentónica de nuestra región presenta el 50% de las macroalgas descritas para el territorio chileno.

Con el estudio liderado por Marambio, el número de taxa registrados para el archipiélago Diego Ramírez aumentó de 79 a 86 taxa, cifra que representa el 37,6% de macroalgas descritas para la región de Magallanes. “Más aún, el 20% de los taxa de macroalgas registrados para Chile se encuentra representado en este pequeño archipiélago del extremo austral del continente americano”, se destacó en la referida investigación.

Con el trabajo de campo realizado por otros investigadores, la Dra. Marambio analizó la información levantada y, de la campaña realizada en la isla Gonzalo, se identificó un total de 19 taxa de macroalgas. 

En términos de riqueza por división, Chlorophyta estuvo representada por 3 especies (16%), Ochrophyta por 7 taxa (37%) y Rhodophyta por 9 taxa, representando el 47% de la flora identificada. “Con estos nuevos registros y los de trabajos previos, nuestro estudio genera un catastro actualizado de macroalgas para el archipiélago que concluye en la presencia de 86 taxa. En general, se pudo observar que las especies registradas durante este estudio y los trabajos previos analizados presentan afinidad subantártica”, se concluyó.