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– Daniel Eduardo Vásquez Mascareño

Antártica y los lazos Argentina-EE.UU.

Por La Prensa Austral Domingo 14 de Abril del 2024

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Presentado como un proyecto que busca reafirmar la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas, Georgias, Sándwich del Sur y toda dicha zona marítima, el reciente anuncio del Presidente argentino sobre la intención de instalar una base antártica en colaboración con Estados Unidos en Ushuaia ha generado un importante debate en la región y plantea diversas implicaciones para las relaciones bilaterales con Chile.

Este anuncio no se puede seguir con ingenuidad ni respecto de los intereses de Washington y su posicionamiento en el extremo austral ni de Buenos Aires y su arremetida de claros ribetes geopolíticos.

Entre el manifiesto intento por neutralizar los avances de los chinos y realizar el “primer paso para empezar a pensar la recuperación de Malvinas”, los acercamientos de Milei con EE.UU. tocan directa e indirectamente a Chile y sus intereses y, en particular, a Magallanes, región de la cual depende administrativamente el Territorio Antártico Chileno.

Nadie puede hoy desconocer el valor estratégico de la Antártica y la importancia de su preservación y uso sostenible. Es un territorio único en el mundo, con un papel fundamental en la investigación científica, la conservación ambiental y la cooperación internacional.

En el caso específico de Chile, el referido anuncio por sí mismo debe encender alertas y generar tensiones, al reflotar disputas sobre las proyecciones territoriales y aspiraciones soberanas en el extremo austral y el control de los recursos antárticos, especialmente en áreas de interés común.

Frente a esto, la Cancillería se ha mantenido fiel respecto de mantener una posición no controversial y tendiente a entrar en conflicto con el vecino país.

Pero, es fundamental que Chile adopte una postura firme frente a este anuncio, ya que plantea una cuestión inmediata respecto de desplazar a Punta Arenas como puerta de entrada a la Antártica y, más allá de esgrimir diplomáticamente los principios del Tratado Antártico, que establece la Antártica como una zona dedicada a la paz y la ciencia, subyace precisamente la estrategia respecto de la plataforma continental y las proyecciones hacia el continente blanco.