Guerra Civil
Por Guillermo Muñoz Mieres,
periodista
Estados Unidos, Gran Bretaña, 2024
Director: Alex Garland
Protagonistas: Kirsten Dunst, Wagner Moura, Stephen McKinley Henderson, Cailee Spaeny
En cines de Punta Arenas
“¿Podré fotografiar mi propia muerte?” se pregunta la joven e inexperta fotógrafa que recorre Estados Unidos junto a un equipo periodístico de la agencia Reuters que ya vienen de vuelta y que ahora marchan rumbo a Washington para lograr una imagen que de seguro dará la vuelta al mundo. Esa imagen es la del Presidente de Estados Unidos capturado y derrotado en la Casa Blanca tras una sangrienta guerra civil desatada por la rebelión de los Estados de Texas y California que avanzan como un solo frente-el occidental- dejando a su paso una estela de cadáveres y una banda sonora donde el cruce de balas es una sinfonía interminable.
“Guerra Civil” es un relato que bordea los géneros del cine bélico, el político y por allí un poco de ciencia ficción, pero para ser más claro es de aquellas películas llamadas “distópicas” porque hablan de un futuro donde la utopía de un mundo feliz “se fue a las pailas”. Quizás el origen de todo es la rebelión del ex Presidente Donald Trump y sus seguidores cuando asediaron el edificio del Capitolio hace unos años, o capaz nada de eso, y fue porque se le ocurrió nomás. Quién sabe. Pero entre tantos cruces de identidad, la película utiliza la excusa narrativa del “road movie”- o “películas de carretera”- donde los protagonistas deciden cruzar el territorio, detenerse de vez en cuando, conocer nueva gente, pasar algún mal rato, pero en el recuento final saber que ya no son los mismos que eran cuando partieron.
Por eso el ambiente es apocalíptico, algo recuerda a la serie “The Walking Dead” con el grupo de sobrevivientes que recorre Estados Unidos mientras los zombies acechan, pero también a un armatoste del cine como “Apocalipsis Ahora” (1979), donde una patrulla de soldados debe cruzar los ríos torrentosos del Vietnam para internarse en las entrañas del infierno y las tinieblas.
La patrulla son ahora estos 4 fotoperiodistas, un oficio donde la imagen manda por sobre las palabras, y donde Lee Smith es una mujer de amplia trayectoria en el rubro, admirada por sus colegas, pero que luce cansada porque a través del lente de su cámara ha visto demasiado y tiene ahora el triste privilegio de caminar con demasiada autoridad entre los muertos. En ese trayecto pueden ver todo o casi todo porque nadie sabe que hay más allá, a veces es un enfrentamiento con francotiradores, en otras con balas que van y vienen y donde lo que importa es tener la imagen del caído y en otras es el rostro de la barbarie, pero también del fascismo que lo que menos le preocupa es si viste de civil o militar.
La película flaquea en anunciar con cierta saturación de los planos que cierta tragedia acontecerá en el minuto final, pero también en proteger en exceso a los protagonistas para desquitarse con los más débiles, sea por su nacionalidad o porque están un poco más excedidos de peso. También algo hay en el oficio de fotografíar, se ve demasiado pulcro para tanta sangre derramada.
Pero termina siendo un detalle porque la propuesta del guión es interesante al extender los límites de la imaginación en un escenario político e histórico que, aunque reconocible, todavía se ve difícil de acontecer. Aunque para el cine juegue donde juegue ya nada es imposible.