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El despertar del león chino

Por Abraham Santibáñez Domingo 26 de Mayo del 2024

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Napoleón creía que China era un gigante dormido al que había que temer. Ahora ya despertó. Y lo está haciendo de manera impresionante. 

Estados Unidos -como buena parte del mundo- la ve como una amenaza. Aunque no en los términos napoleónicos. Podría ser la lección de la reunión de la semana pasada de Xi Jinping y Vladímir Putin en Beijing. es el primer viaje fuera de su país del presidente ruso desde que asumió el cargo  por quinta vez..

El líder chino fue enfático al señalar que ambos países apuntan a profundizar la “coordinación estratégica, expandir la cooperación mutuamente beneficiosa y continuar la tendencia histórica de multipolaridad en el mundo y la globalización económica”. Putin usó el mismo tono al asegurar que China es “el principal socio” de Rusia “en la esfera comercial y económica”. Lo que no reconocieron en público es que China se ha convertido en un apoyo fundamental para Rusia.

Es una situación que difícilmente se podía imaginar al final de la Segunda Guerra Mundial, cuando la Unión Soviética emergió como gran potencia, y como único rival de Estados Unidos en el mundo. Por años, aunque en teoría compartía el marxismo-leninismo, Mao Zedong y José Stalin no estaban de acuerdo. Ambos países tenían intereses nacionales en pugna, pero, sobre todo, interpretaban de distinta manera su ideología oficial: el “maoísmo” creía necesaria una actitud beligerante frente a los países capitalistas mientras que los soviéticos se orientaban inicialmente hacia la coexistencia pacífica, incluso en lo que más tarde se denominó la “Guerra Fría”. 

Mao y el Partido Comunista consideraban que la URSS incurría en el pecado de “revisionismo”. Su ruptura facilitó, paradojalmente, el establecimiento de relaciones entre EE. UU. y la República Popular China, en la década de los 70.

Esta historia es lo que hace ahora tan llamativo lo que ocurre. China es una gran potencia y su sistema económico está generando problemas en todo el mundo, pero especialmente en Estados Unidos. El presidente Biden se ha visto obligado a decretar fuertes medidas de protección en favor de la industria norteamericana. Según un boletín de la Casa Blanca “el plan económico del presidente Biden respalda las inversiones y crea buenos empleos en sectores clave que son vitales para el futuro económico y la seguridad nacional de Estados Unidos. Las prácticas comerciales desleales de China en materia de transferencia de tecnología, propiedad intelectual e innovación están amenazando a las empresas y a los trabajadores estadounidenses. China también está inundando los mercados globales con exportaciones a precios artificialmente bajos. En respuesta… el presidente Biden está ordenando a su Representante Comercial que aumente los aranceles en virtud de la Sección 301 de la Ley de Comercio de 1974 sobre 18 mil millones de dólares en importaciones procedentes de China para proteger a los trabajadores y empresas estadounidenses”.

Es también una respuesta al viejo temor de Napoleón. 

El propio Xi Jingpin en marzo de 2014 se hizo cargo de esta eventual preocupación durante una visita a Francia: “Napoleón dijo que China es un león dormido, y cuando despierte, el mundo va a temblar. El león ya se ha despertado, pero es un león pacífico, simpático y civilizado”.

Putin cree que sí. Biden, evidentemente, no está de acuerdo.

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