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Lucy Oporto: la apóstata intelectual

Por Eduardo Pino Viernes 31 de Mayo del 2024

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Lucy Oporto está de moda por estos días, en un fenómeno que ella no buscó, ni menos sus detractores que, al “ningunearla”, provocaron el paradójico efecto de llevarla a un plano de mayor visibilidad en los medios. Es que esta mujer de 58 años, doctoranda en Filosofía de la PUCV, escritora, columnista, cinéfila, etc., reúne las condiciones necesarias para catalogarse dentro de los(as) “intelectuales” en nuestro país, aunque no le interesa pertenecer a la “academia” debido al desencanto que le provoca este ambiente.

Oporto se autodeclara como “Allendista”, profundamente “Anti Pinochetista” y de tendencia Izquierdista en sus pensamientos y valores; pero fue una de las escasas personas de ese sector que escribió de manera crítica y en total desacuerdo con el 18 de octubre de 2019, ya que la violencia deslegitimaba las demandas sociales que estaban a la base. Donde los más fervorosos se compraron una épica que instalaba a la “primera línea” como valientes combatientes, al punto de ser recibidos como héroes en el ex Congreso Nacional; ella denominaba a estos encapuchados como “lumpenconsumismo”, refiriéndose a la tiranía de ejercer  violencia y destrucción de lo material que tienen otros. A diferencia de actores políticos de su sector, que evaluaron la destrucción de ciudades y fuentes de trabajo como daños colaterales, pues detrás de la pérdida de esas “cositas” había un bien superior, Lucy Oporto criticó en ese momento la incapacidad de los representantes de sectores alternativos de reconocer la gravedad de los acontecimientos, extremadamente violentos, que arrasaron infraestructura pública que nos servía a todos. Más allá de estar o no de acuerdo con su punto de vista y argumentos, no se puede negar la valentía que esta mujer tuvo ante un escenario radicalizado, afiebrado emocionalmente y convulso socialmente, donde la racionalidad escaseaba y el oportunismo se aprovechó de un fondo de intenciones legítimo y con grandes expectativas, las que parece quedaron en slogans y frases maqueteadas más que en hechos reales que se proyectaran en el tiempo. Por eso no es de extrañar que Lucy quedara en un limbo virtual, al resultar “desterrada” de su grupo de origen que no estaba para disidencias, no importando lo racional de sus argumentos, pues lo relevante estaba en la unidad a cualquier precio.

Los acontecimientos a veces son extraños, pues el domingo 19 de mayo apareció en La Tercera una entrevista titulada “la veleidad y travestismo de Boric es parte de un plan y una forma de manipulación”, ya que ella ha sido especialmente crítica con el actual gobierno. Por esos mismos días, y sin ella saberlo, José Antonio Kast declara en el Encuentro “Europa Viva 24”, en pleno corazón de España, que nuestro presidente es un “travesti político”, referente a sus continuos cambios. Esto provocó una caja de resonancia exponencial a lo dicho por Oporto, al punto que algunos sectores atribuyeron una alianza entre ambas figuras, lo que no puede estar más lejos de la realidad. De ahí que una entrevista, que pudo haber pasado desapercibida, adoptó una inesperada notoriedad, apareciendo algunos cientistas (operadores) políticos descalificando no lo que dijo Lucy Oporto, sino la legitimidad de sus méritos académicos y profesionales.  Javiera Arce Riffo escribió en X “¿alguien me explica por qué tenemos que leer a Lucy Oporto y cuál es su aporte en la academia? Pregunto porque no la cacho ni en pelea de perro (…)”, mientras Alfredo Joignant expresó: “Sinceramente, no entiendo este afán de la prensa en consagrar a Lucy Oporto, quien nadie conoce ni la lee en la academia, como una intelectual interesante: una extravagancia”, y añadió que “(…) hay méritos para existir en el mundo intelectual: Lucy Oporto no los tiene, en la academia se sabe y se mide quién es quién. La prensa consagra irreflexivamente a partir de sus intereses (…) lamento la franqueza”.

Han aparecido figuras apoyando a Oporto ante estas descalificaciones y, más allá de abanderizarse con uno u otro lado, este debate llama la atención por varios motivos: se ataca a la persona y su supuesta falta de méritos intelectuales, en vez de sus expresiones específicas. Si se revisa los productos elaborados por Lucy Oporto, resultan interesantes en diversos ámbitos por el uso riguroso del lenguaje, ideas que profundizan un análisis filosófico aplicado a temáticas actuales, pero sin “casarse” con discursos predominantes ni tratando de agradar a sectores que esperan y promueven la total adhesión a sus postulados. Destaca el pensamiento crítico ante una realidad que presenta inconsistencias, algunas de ellas evidentes.

Por eso, si pretendemos que en este país se pueda llegar a dialogar, de verdad y no sólo para la fotografía, los espacios destinados a la intelectualidad deben abrirse a diferentes vertientes de pensamiento, dentro de un marco de respeto a la ley y a las personas, y no excluir a los que opinen diferente sólo porque no entran en la sintonía que impera según el poder de turno. Si la adhesión incondicional a una ideología será el motor que mueva nuestra convivencia, a pesar de los cambios cuyas consecuencias experimentamos a diario, sin una base argumentativa que nos ayude a comprender los fenómenos; se fomentará una radicalización cada vez mayor, cuyas consecuencias, lamentablemente, no son difíciles de imaginar.