La apremiante necesidad de prevenir el abuso sexual infantil

El 19 de junio como cada año se conmemora la Prevención del Abuso Sexual, con el objetivo de sensibilizar y concientizar a la población mundial de la importancia de acabar con la violencia sexual infantil.

Recientemente Unicef advirtió que Chile mantiene altos niveles de violencia hacia niños, niñas y adolescentes por parte de sus cuidadores principales, por lo que pidió adoptar medidas que disminuyan la violencia en las familias.

La Segunda Encuesta Nacional Polivictimización (estudiantes entre 12 y 17 años) revela que pasamos de un 35% en 2017 a 39% en 2023. El mismo estudio muestra un mayor incremento de la violencia psicológica, manifestada en insultos, aumentando de un 28% en 2017 a 35% en 2023.

La violencia psicológica tiene efectos similares a la violencia física, afectando el derecho que tienen niños y niñas a vivir una vida libre de violencia, así como su salud física y mental, su autoestima y estado de ánimo, y sus procesos de aprendizaje y desarrollo. Asimismo, deteriora la relación con sus padres y madres y con sus pares. La Convención sobre los Derechos del Niño, da un lugar central a los adultos en la vida de niños y niñas, guiando su proceso de desarrollo, lo que implica poner límites y normas, pero nunca con violencia.

Los resultados de otros estudios son alarmantes, como el que aporta la Oficina de Naciones Unidas para la Droga y el Delito (UNODC), donde la tasa de abuso sexual infantil en Chile aumentó de 32,2 en 2006 a 68,5 por cada 100.000 habitantes en 2012. Además, un informe de la Fundación Amparo y Justicia, basado en cifras del Ministerio Público, muestra un incremento de un 289% en las denuncias de abuso sexual infantil entre 2006 y 2022. En 2022, se registraron 39.933 denuncias de delitos sexuales y otros delitos graves contra niños, niñas y adolescentes (NNA), un 42% más que el año anterior.

Frente a estas inquietantes cifras, resulta crucial enfrentar esta crisis mediante un enfoque integral y coordinado entre diversos sectores, sin perder de vista que el 80 por ciento de los casos de abusos sexuales denunciados tiene su origen al interior del grupo familiar, en que los niños abusados por un familiar ven violentada no sólo su integridad física sino que también algo tan preciado como es la confianza en el concepto familia, que, se supone, debe brindarles protección.

Muchas veces se insiste en la necesidad de entregar educación sexual a los niños en el hogar; hablar con ellos, orientarlos y ponerlos en alerta ante situaciones y comportamientos riesgosos. Sin embargo, hoy en día, contrariamente a lo que se piensa o se puede esperar, este predicamento, por distintos motivos, es imposible de llevar a la práctica en muchas familias. Por lo mismo, obligadamente, esta tarea preventiva debe ser asumida también por otros entes sociales, como por ejemplo la escuela. De esta forma, deben estar atentos a las señales de los niños que indiquen que eventualmente podrían ser víctimas de abusos o, peor, ya haberlo sido.