Diplomacia y las cuestiones del hito 1, la plataforma continental y el control compartido del estrecho
La diplomacia es un arte, un arte de la negociación, de la construcción de relaciones utilizando tacto y respeto mutuo. Como en muchos ámbitos, sobre todo del poder, se acota rápidamente que sólo un grupo de entendidos -los diplomáticos- manejan tanto las formas como el lenguaje que se requieren.
Otra condición asociada a la diplomacia es la reserva.
Pero, todo aquello aleja la diplomacia y su eficacia -en caso de tenerla- del hombre y de la mujer que viven en zonas donde las comunidades que están a un lado y otro de la frontera desarrollan relaciones verdaderas de vecindad, mantienen un contacto familiar, amical y laboral cotidiano. Eso sucede en la Región de Magallanes y de la Antártica Chilena respecto de las colindantes provincias argentinas de Santa Cruz y Tierra del Fuego.
A eso se agrega que la tecnología permite dar cuenta de noticias y problemas en forma casi inmediata y que, cuanto éstos tienen cierta connotación, se convierten en incidentes. Aquí, la diplomacia como arte, que usa la reserva y que maneja un lenguaje arcano parece ser sólo una aspiración de deseo.
Un ejemplo claro de esto fue el hoy llamado incidente por el hito 1, que se refiere a la construcción del puesto de vigilancia y control marítimo que tiene Argentina en la zona fueguina de la boca oriental del estrecho de Magallanes, donde paneles solares se instalaron tres metros al interior de territorio magallánico.
Si en negociaciones internacionales técnicas aún es posible mantener reserva, es claro que en ámbitos como el de las relaciones vecinales eso ya no es posible y, ante el silencio o la falta de buenas explicaciones, las comunidades regionales resienten ser poco consideradas o, sencillamente, sienten que la Cancillería no las comprende.
Nuevamente -como en demasiados casos-, la reacción más común de la institucionalidad es negar lo que parece obvio, en la búsqueda desenfrenada por sofocar cualquier incidente so pretexto que éste no pase a mayores. Ante las informaciones de prensa, se termina culpando a los medios de ser exagerados y no comprender que se están usando los canales diplomáticos, donde la reserva y el trato correcto y educado se contraponen a la “alharaca periodística”.
Sin embargo, lo sucedido en torno al hito 1 dejó las cosas claras. Había un hecho que debía ser corregido y que era posible de ser enmendado en forma rápida y oportuna, no en el verano, como fue la primera postura asumida por el embajador argentino en Santiago.
Hace tiempo que en Magallanes se siente que nuestros diplomáticos parecen no poner atención a lo que está pasando en la zona austral ni sopesar suficientemente las proyecciones que algunos temas -viejos o nuevos- tienen y tendrán en la relación con Argentina, tanto al norte y al sur del estrecho de Magallanes. Por años, la prensa regional ha puesto el tema de la plataforma continental magallánica en el tapete; el incidente del “audio” y del “buque inglés” confirmaron que no se entiende a nuestra región.
El desafío es contar con un mecanismo de diálogo e información que, en lo fundamental, refuerce la comprensión material de los problemas australes en nuestra política exterior. Insistir en que la política exterior la maneja el Presidente y que no se puede ni debe debilitar el interés regional ni nacional.
Por ello, la advertencia de Boric: “O lo sacan ellos o lo sacamos nosotros”, hizo tanto sentido en Magallanes. Sí, porque como lo aseguró el Mandatario, con las fronteras no se puede tener ambigüedades.