Femicida que mató a madre de tres hijos recibe la primera cadena perpetua calificada en la historia de Magallanes
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La víctima, Raquel Díaz Jiménez, fue golpeada en la cabeza con un elemento contundente y sufrió al menos 10 heridas corto punzantes.
Cuando Carlos Elías Muñoz Cárcamo cumpla 77 años de edad, recién podrá postular a un beneficio extracarcelario. Ahora tiene 37 años.
Este lunes la justicia lo condenó a presidio perpetuo calificado por el asesinato de su entonces pareja Raquel Díaz Jiménez. Esto significa que antes de 40 años no podrá optar a la libertad condicional.
Una pena que dejó muy conforme a la fiscal de la causa, Wendoline Acuña Aliaga; y a las querellantes Natacha Oyarzún Oyarzún y Claudia Guerrero Almonacid.
Es la primera cadena perpetua calificada que se dicta en la historia judicial en Magallanes.
Entre la noche del viernes 12 y madrugada del 13 de mayo de 2023, Carlos Muñoz mató a su entonces polola al interior de la casa Nº15 de la Agrupación Lobos de Guairabo, sector de Agua Fresca, sector sur de Punta Arenas.
Empleó un elemento contundente (hacha) y al menos dos armas corto punzantes (una lanza de fabricación artesanal y un cuchillo) con las que golpeó en la cabeza a la víctima, provocándole un “traumatismo facio craneoencefálico grave”, y con ello “el deceso asociado a una lesión cortopunzante y compromiso vascular severo con una trayectoria de 12 centímetros de longitud en el muslo izquierdo que le ocasionó una anemia aguda severa; además, de 10 heridas cortopunzantes y penetrantes en cavidad abdominal, 5 de ellas con compromiso visceral”, según el fallo de las juezas de la sala del Tribunal Oral en lo Penal, Adriana Knopel Jaramillo, Constanza Sutter Lagarejos y Palmira Muñoz Leiva, que condenaron al autor por el delito de “femicidio íntimo”.
“Esta brutal agresión contra una mujer no pudo ser repelida por Raquel, pues pese a las maniobras defensivas y desesperadas, que se registraron en la cara anterior de mano derecha, una herida cortante en cara anterior de mano izquierda, cuatro heridas cortantes en región palmar, no fueron suficientes para detener las múltiples agresiones que sufrió en vida y que le provocaron múltiples equimosis, escoriaciones y erosiones en región facial y múltiples equimosis, escoriaciones y erosiones a nivel de tronco y extremidades”.
Todas las lesiones fueron ocasionadas mientras Raquel se encontraba con vida, “aumentando deliberada e inhumanamente su dolor, no existiendo causal de justificación alguna a dicha conducta. Es decir, cometió el delito mediando ensañamiento, debiendo soportar mucho dolor entre un espacio de tiempo no inferior a 30 ni superior a 90 minutos”.
Esto a partir de los peritajes y fotografías exhibidas en el juicio, del cuerpo de la víctima encontrado en un canal, semidesnudo. No obstante que las lesiones fueron causadas mientras ella estaba vestida, “siendo depositada en ese lugar de difícil acceso y con mayores posibilidades de descomposición para ocultar toda evidencia”.
De acuerdo al informe de autopsia del Servicio Médico Legal, el homicida le asestó más de 10 estocadas cortopunzantes y penetrantes a la víctima, lesiones que le provocaron la muerte.
Previo al crimen
Ambos concurrieron ese 11 de mayo a la modesta vivienda del sector Guairabo la tarde del 11 de mayo, saliendo del domicilio de la víctima, en el vehículo de su propiedad, un Rexton, marca Ssangyong, “para compartir como pareja, en el marco de la relación de confianza y cariño que supuestamente existía entre ellos”.
Sin embargo sucedió todo lo contrario. La mató y luego introdujo el cuerpo de la mujer en sacos y lo fue a dejar a la Reserva de Magallanes, donde lo arrojó a una quebrada, quedando en un pequeño canal de agua. Ahí cubrió el cuerpo con frazadas, ramas y un refrigerador.
El cuerpo de Raquel fue encontrado el 15 de mayo de 2023, en horas de la tarde. Gracias a unas personas que vieron a Carlos Muñoz dejando algo en el sector. Al día siguiente cuando empezó a hablarse del desaparecimiento de una mujer, mencionaron este antecedente a Carabineros.
Esto los llevó a encontrar el cadáver de la víctima. Y a unos 70 metros, ocultas, estaban parte de las vestimentas, como unas calzas y una chaqueta, con vestigios de sangre.
Raquel, una mujer de baja estatura, y con una cierta discapacidad física, “debió soportar una tortura antes de morir”, concluye el fallo en una de sus 120 páginas.