Drogas y negocios de fachada
El aumento del envío de drogas a través del sistema de encomiendas es una realidad alarmante que requiere una atención inmediata y coordinada. Esto ya lo ha hecho notar el fiscal Manuel Soto, quien, en sus recientes declaraciones a La Prensa Austral, se refirió al notable incremento de locales de recepción de paquetes y todo tipo de mercancías en Punta Arenas, vinculándolo al ingreso de sustancias ilícitas.
Esta proliferación de puntos de entrega tiene que ser observada y fiscalizada, pues, según la inquietud expuesta por el fiscal y algunos hechos noticiosos recientes, está peligrosamente ligada al tráfico de drogas.
La situación se agrava con la aparición de negocios de fachada, particularmente barberías y peluquerías, que operan en horarios inusuales, incluso hasta altas horas de la madrugada, sin una clientela que justifique tal rango de atención. El insólito número y estas irregularidades sugieren que estos establecimientos están siendo utilizados para la comercialización de drogas y el lavado de dinero, actividades ilícitas que socavan la seguridad y el bienestar de la comunidad.
El uso del sistema de encomiendas para el envío de drogas es una táctica que explota las lagunas en la regulación y supervisión de estas operaciones. La facilidad con la que se pueden enviar paquetes a través de estos servicios, junto con la falta de controles efectivos, convierte a este método en una opción atractiva para los traficantes. Este problema plantea un desafío para la seguridad regional y un significativo reto para las agencias nacionales encargadas de la seguridad y el control de fronteras.
La instalación inusual de barberías y peluquerías que operan en horarios atípicos es igualmente preocupante. La falta de regulación y supervisión de estos negocios permite que algunos funcionen como puntos de distribución de drogas y como vehículos para el lavado de dinero. Esta actividad desvirtúa el propósito legítimo de estos establecimientos.
Estamos frente a realidades y escenarios que son más que evidentes y resulta imperativo que las autoridades locales, en colaboración con las fuerzas del orden y las agencias de control de fronteras, adopten medidas decisivas para enfrentar esta amenaza. La implementación de controles más estrictos en los locales de recepción de encomiendas, junto con inspecciones regulares y rigurosas de los negocios que operan en horarios inusuales, son pasos esenciales para desmantelar estas redes de tráfico y lavado de dinero.
Además, la comunidad debe estar alerta y colaborar con las autoridades, reportando cualquier actividad sospechosa.