Necrológicas

-Hugo Julio Gallardo Valdebenito

Centenario del periódico “El Esfuerzo”

Lunes 29 de Julio del 2024

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Desde hace algún tiempo, se viene hablando y escribiendo con frecuencia sobre la historia del movimiento obrero en la Patagonia y, en nuestra región en particular. Creemos, sin temor a equivocarnos, que el hito fundacional en esta problemática, fue sin lugar a dudas, la publicación en agosto de 1996, de la primera edición del libro de investigación del periodista Carlos Vega Delgado, “La masacre en la Federación Obrera de Magallanes”.   

Antes del libro de Vega Delgado sólo unos pocos eruditos y algunas personas informadas sobre el tema, conocían pormenores acerca de la conformación de esta poderosa mancomunal de trabajadores con su ideario anarco sindicalista. Algunos textos, como “La Patagonia trágica” de José María Borrero y los cuatro tomos de la “La Patagonia rebelde” de Osvaldo Bayer, eran en último término, obras escritas por autores argentinos que se referían a Magallanes sólo de soslayo; la acción transcurría irremediablemente en la provincia de Santa Cruz en torno a las figuras de los principales líderes del movimiento, entre ellos, el gallego Antonio Soto Canalejo y Facón Grande, y los más de mil muertos (en su mayoría trabajadores chilenos-chilotes) perdidos en las jornadas de aniquilamiento de fines de 1921 llevadas a cabo por el 10° de caballería al mando del coronel Héctor Benigno Varela. 

En cambio, Vega Delgado nos demostró con su investigación que el movimiento obrero patagónico nació aquí en el austro, en las primeras décadas del siglo XX, en los campos, en las estancias, en la estepa magallánica y se consolidó posteriormente, cuando los distintos gremios de trabajadores se unificaron en la Federación Obrera de Magallanes (FOM) que tuvo un período de auge entre 1911 y 1920, -al menos en Punta Arenas-, donde las huelgas del 21 en Santa Cruz representan la proyección en suelo argentino, de las ideas y de las praxis incubadas en nuestro territorio. A contar de entonces, -de agosto del 96 nos referimos-se han escrito nuevos libros sobre el tema; se han producido documentales y obras cinematográficas. “La masacre en la Federación Obrera de Magallanes” alcanza ya, a seis ediciones.

Sin embargo, parece que Vega Delgado dejara inconclusa su investigación, luego del incendio y asalto al local de la FOM en Punta Arenas, el 27 de julio de 1920. Sin duda, después de esta tragedia se produjo un punto de quiebre en el movimiento. La pregunta que todos nos hacemos, es ¿qué pasó posteriormente con los trabajadores? ¿Qué derrotero tomó la FOM luego del duro golpe recibido?

Periodismo obrero

Una característica de la mancomunal fue su organización. A la semana de constituida la FOM, el 24 de junio de 1911 salió a circulación el primer número de “El Trabajo”, medio de información escrito y de propaganda, quincenal, impreso por un solo lado con cuatro columnas donde en su artículo central “A los carneadores, esquiladores y trabajadores de campo”, se hacía un llamado a la formación del colosal edificio de la unificación y solidaridad de los obreros de Magallanes, según consta en el relato del periodista Gregorio Iriarte, en “La organización obrera en Magallanes”, texto de 1915.

En la lectura de las páginas de “El Trabajo”, uno puede hacerse una idea de los principales hitos de la FOM, de su evolución y declive, lo que puede constatarse luego de ocurridos los hechos de sangre del 27 de julio de 1920. Al respecto, Alberto Harambour en la página 196 de su tesis para optar al grado de licenciatura en historia por la Pontificia Universidad Católica de Chile, “El movimiento obrero y la violencia política en el territorio de Magallanes”, (1999) nos asegura que para febrero de 1922, “El Trabajo” describía a la FOM como “una sombra triste de lo que fuéramos dos años atrás”, una opinión similar expresada por el dirigente Roberto Monteoscuro, el 24 de septiembre de aquel año, quien declaraba en ese periódico: “La organización de Magallanes, ha atravesado de un tiempo a esta parte, por una situación escabrosa y de inactividad manifiesta, y que al igual que la propaganda y acción revolucionaria es escasa y pobre”.

De acuerdo con el análisis que realiza Harambour, para 1924 la situación de la FOM era crítica. Para celebrar el cumpleaños N°13 de la organización, ni siquiera se convocó a manifestación alguna y para el 27 de julio, que señalaba el cuarto año del incendio perpetrado en su local, los obreros no se animaron ni a salir a las calles o a reunirse en la plaza.

Recordemos que se vivía en Chile durante el primer gobierno de Arturo Alessandri Palma, quien llegó al poder con el apoyo de la clase media y trabajadora, pero que, sofocaba a sangre y fuego cualquier movimiento o huelga masiva de obreros, como quedó demostrado en los hechos de la oficina salitrera de San Gregorio, en las inmediaciones de Antofagasta, el 3 de febrero de 1921, con un saldo de al menos, 60 trabajadores asesinados y un centenar de heridos. Sorprende entonces la postura blanda de la FOM ante el silencio del gobierno de Alessandri frente a los cientos de chilenos muertos en las huelgas patagónicas si consideramos, además, un hecho extraordinariamente grave, como fue permitirle el paso a una división del ejército argentino por suelo chileno, para que después de internarse en el territorio de Santa Cruz atacara por la retaguardia y redujera al movimiento de los trabajadores en la estancia “La Anita” en diciembre de 1921. 

Por otra parte, se sabía que el Presidente Alessandri había despachado una serie de iniciativas legales tendientes a regular las relaciones laborales: ley de contrato de trabajo; del seguro obrero; sobre empleados particulares y acerca de la formación de los sindicatos industriales y profesionales, leyes que dormitaban en el Congreso y que sólo fueron aprobadas luego de la intervención militar de septiembre de 1924 -el llamado ruido de sables- que implicó la salida de Alessandri por seis meses del país y su vuelta al poder en marzo de 1925. 

En este escenario global, se produjo la reactivación del movimiento obrero en Ultima Esperanza, lo que no debía extrañar si consideramos las actividades que desplegaban los frigoríficos Bories y Natales y de los campesinos diseminados en las distintas estancias de la zona. Por lo demás, siempre había existido una seccional en Natales de la FOM y aún estaban frescos en la memoria, las huelgas de 1912, la de 1915 y los sucesos de Puerto Bories del 23 de enero de 1919. 

Una de las primeras medidas adoptadas fue, la conformación de una comisión integrada por los trabajadores Eusebio Gómez, Florindo Zúñiga, Enrique Paredes y Miguel Angel León, para gestionar la compra de una imprenta con el objeto de editar un periódico que se llamaría “El Esfuerzo”, cuyo primer número apareció, un 27 de julio de 1924, precisamente, como una forma de homenajear a los caídos en Punta Arenas, cuatro años antes. 

Como bien señalan los docentes José Ampuero Pena, Edgardo Cea Oyarzún y Pedro Cid Santos en la página 165 del tomo I de la muy completa obra “Natales cien años de historias 1911-2011”, los trabajadores instalaron su propia imprenta en calle Bulnes donde se reproducía “El Esfuerzo”, el cual, tuvo una primera época que transcurrió desde el 27-VII-1924 hasta el N°132 del 13-II de 1927. Llevaba siempre los epígrafes, “La más grande y noble de las virtudes es la solidaridad”; “La organización obrera es una roca contra la cual se estrellan los enemigos del proletariado”; “Entre capital y trabajo no existirá la armonía”. El financiamiento del periódico corría por cuenta de los afiliados de la seccional Natales de la FOM. Se colocaba énfasis en la siguiente leyenda: “A los socios del campo se reparte gratis”.

Durante esta primera época, destacaron sus contenidos ácratas o directamente anarquistas, debido a la pluma de su director y editor, Miguel Angel León Rabanales, como se advierte ya, desde el primer número, en que luego de espolear a los elementos de la FOM en Punta Arenas por el abandono en que tienen sumida a la organización, les insta a sumarse a lo que está aconteciendo en Natales: “Trabajadores del Territorio de Magallanes. Basta de bajezas y humillaciones; ¿no son hombres Uds., como los obreros de Ultima Esperanza? Pues bien, a la unión; reconstruir ese formidable block; la Organización Obrera de Magallanes y para hacerlo, limpiad los cimientos bien, de todo elemento impuro y la cizaña clavadora; todos aquellos escombros políticos apartadlo porque es la ponzoña de la discordia”. 

¿Quién fue Miguel
Angel León Rabanales?

Por los antecedentes que recabó el historiador Pedro Cid Santos en 2007, a través de los testimonios de su abuelo, Domingo Santos Arenas, quien le conoció cuando era estudiante en una escuela primaria de Puerto Natales, se puede concluir que León Rabanales nació en 1882 y era capataz en el frigorífico Bories: “Allí se imponía no sólo por su buen trato, sino que también por presencia: era un hombre alto y de contextura corpulenta, pero de ademanes ágiles y resueltos. Gustaba de la conversación distendida con todos, oficinistas y obreros, jóvenes y adultos, en la taberna del Sr. Viano, en el sector playa de Puerto Natales; en donde -además-desafiaba a declamar poesías de memoria, en sana competencia, a quien quisiera acompañarle”. Socio activo de la Cruz Roja de hombres desde el 27 de enero de 1921. En una reciente publicación del autor Víctor Manuel Muñoz Cortés, a propósito de su libro publicado hace algunos meses, “Más afuera 1928. Historia de una fuga” se asegura que estaba casado con Rosa Ruiz Tagle y que se domiciliaba en calle Bulnes s/n en la entonces población Nueva de Puerto Natales. 

Desde el primer ejemplar de “El Esfuerzo”, Miguel Angel León dejó muy en claro la tendencia anarquista del nuevo periódico al definirlo como el “Órgano oficial de la Federación Obrera local”. Dicha organización buscó reagrupar a los trabajadores, acallados y divididos luego del 27 de julio de 1920, tal como afirma Alberto Harambour, cuando señala que en octubre de 1924 los principales dirigentes de la seccional Natales consiguieron unir en Punta Arenas, a panaderos, carpinteros, rasqueteros, metalúrgicos, los que, junto a la gente de campo, de mar y de playa, formaron un nuevo bloque que revivió el movimiento obrero. 

En varias ocasiones, León Rabanales fue detenido por las autoridades acusado de sedición. En el libro “Historia del movimiento obrero en Ultima Esperanza (1911-1973)” del profesor Pedro Cid se nos recuerda que ya en el N°1 de “El Esfuerzo” denunciaba con el título de “Cobarde atentado” los dos intentos por destruir la imprenta del periódico y los destrozos en puertas y ventanas del local que le cobijaba. En el N°22 del 7 de diciembre de 1924 escribió un artículo denominado “A los empleados de comercio”, donde los incitaba para que se unieran como un todo frente a los patrones, lo que, al parecer, sacó roncha, porque tanto León, como Horacio Lara, José Avendaño, Enrique Paredes y Joaquín Rodríguez, fueron tomados presos en Punta Arenas; luego de pasar el verano en la cárcel, León redactó un furibundo artículo defendiendo a sus camaradas obreros y atacando a jueces y dueños de algunas tiendas comerciales. 

En otra ocasión, fue detenido por reproducir un artículo publicado en el norte del país llamado “Historia sucia” en que se denuncia la persecución sufrida por los obreros salitreros. Ante el arresto de León, el consejo administrativo de la seccional Natales, publicó la columna “Protesta” incluida en el N°92 de “El Esfuerzo”.   

A menudo en sus artículos, incitaba a los obreros a dejar el vicio del alcohol, a buscar la instrucción, aunque a veces, se enredaba en ácidas polémicas con los directores de otros medios escritos como “El Natales” o “La Unión” de Punta Arenas, ambos de tendencia conservadora vinculados a la iglesia católica. Firmaba sus crónicas con el anagrama RLAM. El 13 de febrero de 1927, León Rabanales publicó su última columna titulada, “A mi coronel”, en donde narra el encuentro que tuvo en compañía de los dirigentes Joaquín Rodríguez, Florindo Zúñiga y Luis Romo, con el entonces gobernador del territorio, Javier Palacios Hurtado quien les habría dicho: 

“En mi carácter de comandante general de armas y juez militar os he llamado para deciros que Uds., como cabecillas o dirigentes de los obreros son los que alteran el orden de este pueblo. Esto lo he obtenido de personas muy serias y de mi íntima confianza, y yo como juez militar quiero cortar esto de una vez, haciéndolos responsables de todo lo que pueda pasar en lo sucesivo a Uds., y a la menor cosa que suceda, Uds., responderán con sus vidas, les haré meter una bala a cada uno, dedicado la primera bala para el señor Romo”. A lo que el director de “El Esfuerzo” respondió:

“Coronel, tome nota: El conocimiento real de la vida ha formado la idiosincrasia de las ideas predominantes a todo salvajismo y por esta razón, su despotismo antagónico, conseguirá saciar su apetito de matar hombres cultos y honrados, pero jamás la idea; ¡por más que intente expresarse con toda dureza ante los conscientes de sus deberes y conocedores de sus derechos, no conseguirá el temor, ni la humillación! Ud., en un pueblo libre no puede predicar la regresión de una tiranía caduca por más susceptibles que crea que son sus habitantes”. 

La repercusión que trajo esta publicación fue lapidaria. Testimonios de testigos, plasmados en algunos libros y crónicas históricas, indican que Miguel Angel León Rabanales fue detenido nuevamente, el domingo 20 de febrero de 1927. El vecino, Alfredo Rivera Valdés, quien en ese momento contaba once años, (nacido el 19 de septiembre de 1916) relató lo sucedido al antiguo dirigente Rodemil Bitterlich Vásquez, quien lo incorporó en su libro “Rostros inolvidables” editado por la imprenta Atelí en 1995:

“Recuerdo bien el empastelamiento de la imprenta “El Esfuerzo”, que estaba aquí en calle Bulnes, entre Baquedano y Blanco Encalada. Fue un domingo a plena luz del día, cerca de las 14.30 horas. En los carros de Juan Félix Morales -empresa de aseo de Puerto Natales-, llegó un piquete de carabineros que lo hizo. Retiraron todos los bienes de la imprenta, tipos, archivos y muebles, junto con detener al director, Miguel Angel León, ante una concurrencia de más de 500 personas, que observaron con mucha amargura e impotencia, guardando profundo silencio, ante lo que hacía el piquete armado de carabineros. A León lo llevaron en mangas de camisa acompañado de dos carabineros, uno a cada lado. Y de él sólo se supo que lo llevaron al norte y por informaciones de diversa índole que empezaron a circular se supo que trató de huir de la lancha que lo llevaba a la isla de Más Afuera”. 

Inmediatamente, se decretó la clausura y la incautación de la imprenta de “El Esfuerzo”. El profesor Cid consigna que, además, de los trabajos de León Ravanales, se publicaron en el periódico artículos de destacados pensadores anarquistas como: “Necesidad de la Asociación”, de José Prat (2-XI-1924), “Definición de la Anarquía”, (25-IV-1926), de Ricardo Mella, español que escribió en la revista “Sinopsis social” en Sevilla a fines del siglo XIX; “Anarquismo y Sindicalismo” (28-III-1926) del italiano Armando Borghi; “¿Me expulsarán del país?” (27-VI-1926) de Juan Dimarchi, primer mentor de Salvador Allende en Valparaíso; “La propiedad de la tierra”, (22-VIII-1926) de León Tolstoi; “La educación” (5-IX-1926) del catalán Pi y Margall; “Medios de lucha” (3-X-1926) del argentino Emilio López Arango; “La verdadera figura del anarquista. ¿Quiénes somos?” serie de artículos del francés Sebastián Faure.

 

     

 

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