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Comunicar no es figurar

Por Diego Benavente Viernes 2 de Agosto del 2024

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En la cultura televisiva nacional y ahora también en algunos podcast vía YouTube, es posible apreciar algunos perfiles de periodistas y conductores gesteros o gesticuladores que, abusan de esta característica, son muy pinturitas y acaparadores de cámara o de tiros de cámara. A ellos la abuelita Milagro, que hace pan de la nada, les recomendaría ir a estos baños de barro antiguos o a las termas de antaño a darse unos baños de naturalidad y posteriormente aplicarse la crema facial “Se Tú y no otro”. Esto sin lugar a dudas, les podría permitir generar más espontaneidad y empatía con sus televidentes y seguidores. Así con mayor conexión con las audiencias y con la gente, les será posible transmitir lo que realmente se debiera transmitir y no rellenar espacio buscando el protagonismo excesivo, abusando de la sobreexposición de la imagen personal, lo que por general tiende primero a cansar a la audiencia y luego a aburrir.

Antes de llegar a aspirar a ser rostro, debieran primero aprender la disciplina de la calma, la reflexión y a valorar la calidez de la voz en off. En esto se echan de menos esas voces cálidas de programas emblemáticos que acompañaban escondidas detrás de las cámaras, a las imágenes y a los protagonistas, pero sí haciéndose oír y sin robar protagonismo a quienes sí lo ameritaban, simplemente complementando con el contenido estrictamente necesario.

Una buena norma bien podría ser, el privilegiar el que los rostros dejen de ser solamente rostros y sean más personas. Que el protagonismo lo tengan las imágenes, y/o los invitados y tampoco se abuse de las carcajadas desnaturalizadas de quien conduce por ejemplo. Sería interesante conocer cuales son las políticas que tienen los canales nacionales, en esta materia, si es que las tienen y también saber si dentro de la legislación para otorgarles el uso de las frecuencias, se les solicita algunos mínimos civilizatorios, que permitan por ejemplo, dar señales positivas a las audiencias e ir construyendo una sociedad con valores superiores, que sea menos estridente y más reflexiva.

Otra mala costumbre de ciertos programas, es el abuso de los comentarios autorreferentes, opiniones positivas referidas al mismo programa por turistas, actores locales etc. Estas no constituyen más que un culto al ego del conductor o al del programa mismo. Los canales con esto validan y construyen estos mitos agrandándolos, permitiendo así que en sus propias barbas, es decir sus programas y frecuencia, se levante el culto a determinados rostros, a las personas e iniciativas que, incluso bien podrían no ser institucionalmente coadyudantes a la causa mayor o línea editorial, propósito y valores, a los cuales adhiere un canal y su misión, en dos palabras, de lo que debiera significar un medio de comunicación, para su comunidad.

Muy por el contrario se echan de menos programas entrañables como al Sur del Mundo de los hermanos Gedda o la Tierra en que Vivimos, así como grandes programas de señales internacionales como el National Geographic, la BBC o la Deutsche Welle. Así como referentes de las comunicaciones con su voz tan característica como lo eran Sergio Silva, Raúl Matas o Patricio Bañados. Experiencias señeras todas, que bien podrían servir y ser magníficos referentes a ser imitados por nuestros canales, productores y conductores nacionales. Ya que comunicar no es sólo figurar.