Necrológicas

Los barcos varados en el estrecho de Magallanes y su potencial turístico como patrimonio náutico

Domingo 4 de Agosto del 2024

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Lucas Ulloa Intveen
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A lo largo de las dos costas del estrecho de Magallanes yacen esqueletos de vapores y veleros de un alto valor patrimonial, que hablan de la importancia geopolítica que tiene el territorio y su historia. Algunos pueden ser visto desde la carretera, otros pueden ser avistados sólo acercándose vía marítima, mientras que otros cuantos se conocen por el relato oral que ha trascendido por generaciones. Y muchos de ellos aún mantienen sus roídas estructuras en pie.

Desde el Instituto de Arqueología Náutica y Subacuática (Ians), los investigadores Pedro Pujante y Christophe Pollet han estudiado el paisaje litoral salpicado de siniestros marítimos, naufragios y varaduras que forman parte del patrimonio náutico de la región. “Un patrimonio que ha quedado al margen del incipiente desarrollo de la arqueología marítima chilena”, postulan en su estudio sobre la materia, publicado el 2019.

En base al análisis de fuentes documentales, estimaron algo más de 140 siniestros marítimos con un resultado de pérdida total ocurrido en estas costas desde el siglo XVI hasta la década del 1960. El 45% se relacionan con hundimientos (66), el 43% a varaduras en la costa o en bajo y arrecifes (64) y el 12% restante se trata de referencias indeterminadas. El inventario permitió prospecciones de los autores para disponer de un catastro preliminar de restos náufragos existentes, que se distribuyen en el sector centro y nororiental del estrecho, entre la bahía San Juan y Punta Dúngeness, incluyendo una porción del litoral fueguino.

Este catastro provisorio comprende preliminarmente dieciocho pecios y otros sitios potenciales sólo en la franja intermareal. Se entiende como sitios los que han sido comprobados y localizados in situ por los autores, así como potenciales aquellos de existencia referida por fuentes escritas y orales, pero que aún no se han comprobado en terreno. Este corpus no tiene equivalente en el resto del país, aún considerando áreas costeras y de puertos históricamente importantes como Iquique, Coquimbo, Valparaíso o Talcahuano.

Entre alguna de las embarcaciones, está el vapor “Santiago”, buque de la mítica Pacific Steam Navegation Company, que se hundió en 1869 en navegación hacia Inglaterra. Estaría a 70 metros de profundidad con toda su carga. También se perdieron en el sector de la bahía de San Gregorio dos embarcaciones de la expedición de Pedro Sarmiento de Gamboa en 1584, la nao “Trinidad” y un buque de carga.

Monumentos sin protección

Hace poco más de 50 años, el 7 de enero de 1974, según Decreto Supremo, se declararon naves y restos de aquellas como Monumentos Históricos: Pontón “Andalucía”, varado en la costa occidental de la isla de Tierra del Fuego; proa y restos del casco velero “Lonsdale”, frente al parque María Behety; los restos de la barca “Ambassador”, en la playa de San Gregorio; y la Proa del Escampavía “Yelcho”, en la calle Jurgensen de la ciudad de Punta Arenas.

Pese a esta protección jurídica con la que cuenta este conjunto de embarcaciones o partes de ellas, esto no ha venido de la mano de otras acciones implementadas en el tiempo para evitar los progresivos deterioros y colapsos de los que fueron significativos representantes de grandes veleros mercantes, como el caso del Ambassador.

El Ambassador fue un tipo de embarcación que tuvo una intensa pero breve participación en el desarrollo de la historia náutica, compuesto de una estructura metálica y forraje externo e interno con tracas de madera. Esta combinación permitía aumentar la capacidad de carga, además de una serie de otras características que las hacían ser mucho más rápidas, rondando entre los 13 y 15 nudos, mucho más de los que daba un vapor de la época. 

Con estas diferenciaciones, en sus casi 70 años de vida, el Ambassador cambió siete veces de propiedad, participó de la carrera del té y recaló en puertos de Europa, Australia, América y el Oriente Asiático, desplazando pasajeros, cabezas de ganado ovino, cargamentos surtidos y el preciado y demandado té. Navegó por los océanos Atlántico, Índico y Pacífico, atravesando el Cabo de Buena Esperanza y el Cabo de Hornos. Terminó siendo utilizado como pontón flotante para el almacenaje de lana por los comerciantes Menéndez y Braun y finalmente fue dado de baja en torno a 1926, siendo varado en la plata de la estancia San Gregorio.

Registros planimétricos
y escaneo láser

A modo de contribuir a la urgencia por preservar estos monumentos históricos, desde 2013 el Instituto de Arqueología Náutica y Subacuática (Ians) ha desarrollado acciones en la materia. Una de éstas fue levantar una primera campaña de registro planimétrico del Ambassador y tratamiento de los datos obtenidos mediante escaneo láser 3D de alta resolución, una de las herramientas más precisas y eficientes para el registro del patrimonio cultural.

El modelo fue generado por medio de 106 estaciones, empleadas para el escaneo llevado a cabo durante la fase de registro, implicando la obtención de 2.490.000.000 puntos tridimensionales que conforman un diagrama de dispersión de vértices a partir del cual se ha ido elaborando la primera planimetría que se tiene del casco.

La fase final del post-proceso, dibujo asistido por computador, ha permitido la obtención de una secuencia completa de planos -generales y de detalle- en planta, secciones y perfiles del casco, que han servido de base a las subsiguientes fases orientadas al diagnóstico de los principales agentes y procesos de alteración, prescripción con la que se pretende diseñar y construir medidas de estabilización de la estructura.

Propuesta turística

En sus estudios, los investigadores Pujante y Pollet exponen distintos emblemáticos casos de patrimonio náutico que han devenido en exitosos modelos de integración en la industria turística, con un interesante impacto público. Si bien el estrecho de Magallanes alberga un importante, cualitativa y cuantitativamente hablando, patrimonio de estas características, pese a no estar insertos en núcleos de población significativa, pueden ser considerados como recursos turísticos. Para aquello apuntan como necesario diseñar e implementar mecanismos para su puesta en valor y para generar los medios necesarios para ponerlo al alcance del visitante.

De esta forma la propuesta presentada a la municipalidad de San Gregorio, busca articular esfuerzos para llevar a cabo una ruta turística de los naufragios, como una alternativa de recurso cultural para desarrollar esta área en la comuna. Desde el punto de vista de su ejecución, esta política necesitaría la aplicación de programas de inversión para convertir este recurso cultural en un atractivo turístico, lo que se traduciría en acciones de recuperación y adecuación del bien y su contexto para garantizar su accesibilidad pública.